El verano siempre es diferente. Nuestro ritmo de vida también. Por mucho que queramos, no es fácil mantener la rutina que seguimos el resto del año. Pero esto es una de las mejores cosas del verano, ¿no?, romper con lo que venimos haciendo: salir a pasear temprano con el fresquito, tomarnos una cervecita en una terraza a las diez de la noche, mientras se pone el sol, irnos a comer a la piscina cuando salimos del trabajo, o poder desayunar todos juntos, aunque sólo sean unos días.
Así que, dándole vueltas a mi cabecita, que normalmente no para, he pensado cambiar la dinámica del blog los próximos días de verano. Aunque siga con mis lecturas y otras cosillas, quisiera redactar una especie de diario veraniego en donde cuente lo que me rodea día a día (o eso espero), lo que veo y lo que me ronda, las cosas que me harán romper mi rutina invernal. Me gustaría que fuesen post cortitos a modo de pinceladas, nada muy sesudo, simplemente impresiones personales.
En fin, deseadme suerte a ver que tal resulta todo. Y así queda inaugurada la sección temporal veraniega llamada Relatos de verano. Espero que contribuyáis con vuestras propias experiencias. Hasta mañana.
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