sábado, 17 de septiembre de 2022

La tan nombrada "rentrèe"


Después del "todo vale" veraniego, septiembre parece poner cada cosa en su sitio. La ilusión de improvisación, de rutina rota, de normas olvidadas, de dietas sanas y de lecturas "ligeras" empieza a desvanecerse y comenzamos con los planes para un nuevo curso, llenos de "altos y bellos" propósitos que seguramente, al menos yo, abandonaremos al girar la esquina. 

   En esta vuelta que tan elegantemente llamamos rentrèe, para que en francés nos resulte más llevadera, yo he preparado mi propia lista de "elevados objetivos" que poner en marcha lo antes posible. El primero es conseguir volver al blog; el segundo, recuperar antiguos autores que se quedaron olvidados en mi memoria personal. Así que, plumero en mano, me puse a desempolvar esa memoria literaria que suele perdérseme tan a menudo, y busqué mi próxima lectura.

   Conocí a Camen Laforet hace tanto tiempo que casi tuve que presentarme de nuevo, como si fuera la primera vez. Desde  Nada, no había vuelto a tener contacto con ella, hasta que llegó a mis ojos una antigua noticia del centenario de su nacimiento. Una cosa llevó a la otra y decidí volver a conocerla, pero en otra obra, sin recuerdos ni ideas preconcebidas. Me di de bruces con La isla y los demonios y no me lo pensé dos veces. Me la llevé a casa y le hinqué la vista nada más entrar por la puerta.

   Una adolescente de la isla de Gran Canaria, Marta Camino, esperaba en el muelle del puerto de Las Palmas la llegada de unos parientes de la península que pondrían su vida patas arriba. Era noviembre de 1938. A partir de aquí, con un ritmo tranquilo que parecía seguir los latidos de la propia isla, se fue desarrollando la historia, sin prisas, presentando a los distintos personajes, sus vidas, sus pensamientos, sus miserias. Poco a poco, ese ritmo fue cogiendo impulso, tal y como lo hacían las vidas de los protagonistas, y todo empezó a tomar fuerza.


   Comenzaron a asomar los auténticos sentimientos de los protagonistas, las encorsetadas normas sociales en las que vivían, las rancias costumbres y las falsas apariencias de una sociedad en decadencia a punto de salir de una guerra civil. En ese ritmo lento tan real, algo hace tambalear todos esos principios y, de forma inconsciente y casi inocente, se empiezan a descubrir las miserias que hay debajo de ese falso barniz brillante, y los miedos y angustias de los personajes, mientras un paisaje de leyenda lo envuelve todo formando parte de la historia como un personaje más. Es como si los sentimientos y reacciones de todos ellos se explicaran en parte por la gravilla de la lava, el caluroso viento de levante o las montañas donde habita el dios Alcorah. 

   Estos fuertes sentimientos son la auténtica sustancia de la historia; esas fuertes pasiones son las que dan origen a todo lo que sucede. Todo presentado sin alarmismo, sin dramas exagerados ni ruidosos. Ni siquiera en la desbordada Pino resultan estruendosas sus exageradas histerias. Es como si todo siguiera el compás marcado por el ritmo de la isla.


   Cuántas veces he buscado fuera, en literaturas lejanas, la grandeza que ya tenía en casa y que desconocía. Esta historia me ha vuelto a descubrir a una gran escritora que había olvidado injustamente. Gracias a ella, he reencontrado esa forma de contar que tanto me gusta, porque parece sencilla, cotidiana y cercana, pero que está llena de riqueza, de imágenes poéticas, de sinceridad y de belleza. 

   Cruzo los dedos para que el resto de propósitos de esta vuelta al cole empiecen con tan buen pie como estos dos que he conseguido cumplir.

miércoles, 13 de abril de 2022

Cómo explicar la muerte con inteligencia


No es la primera vez que Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga se unen para explicar la vida o, en este caso, la muerte. Pero sí ha sido la primera vez que yo me asomo a sus conversaciones. En La muerte contada por un sapiens a un neardental se entrelazan las reflexiones, conversaciones y puntos de vista de estos dos autores, cada uno con su personalidad, sus modos de actuar y afrontar el fin de la vida en la Naturaleza, ¿o más bien la transformación? 

   La literatura de Millás pone los sentimientos y las sensaciones, la descripción de ambientes y de personajes, las diferentes actitudes ante el hecho de la muerte. La ciencia de Arsuaga pone el análisis, el estudio, la observación, las deducciones. Los dos se complementan y disfrutan peleando verbalmente, retándose, midiéndose el uno al otro, compitiendo a veces y divirtiéndonos mientras nos enseñan.

   Los diálogos son ingeniosos, en ocasiones, juveniles y frescos, muchas veces llenos de humor negro, un poco absurdo, y siempre refrescantes. Arsuaga hace de sabio que va guiando a su pupilo en los descubrimientos. Millás hace de aprendiz que va siguiendo el hilo conductor que le tiende el maestro. Y al tiempo que descubre, se descubre también a sí mismo y nos descubrimos un poco los lectores al plantearnos las cuestiones que van surgiendo en el camino. 

   Esta lectura se me ha presentado como un baile perfecto donde he aprendido de lo que supone la muerte desde un punto de vista científico al ritmo en que he aprendido de lo que supone la vida, a la vez que sabía algo más de la personalidad de los autores. 

Imagen encontrada en Goglee

   ¿Y cómo hablar de la muerte sin hacerlo también de la inmortalidad, el después, el por qué? A través de distintas experiencias que Arsuaga prepara para su compañero de viaje, se habla de la longevidad, de si existe la vejez o no en la Naturaleza, de prioridades. El "sapiens" hace un recorrido por diferentes entornos y especies animales y vegetales para hablarnos de cuánto tiempo viven, de cómo mueren, de cómo se adaptan a esa fecha de caducidad. Acompaña al "neardental" por distintos lugares, incluso a través del tiempo, para ejemplarizar sus reflexiones y ponerlo en situación. Le presenta a varias personas que por su profesión o por su forma de entender la vida, afrontan de diferente manera la muerte.

   Cuánto me gusta que me sorprendan. Qué agradable es aprender y encontrar lecturas que pueden hablar de un tema peliagudo de manera entretenida, original, a veces hasta divertida, interesante, reveladora y muy muy inteligente.

domingo, 27 de marzo de 2022

Lo que yo encontré bajo este sofá


¡Qué manera de sacudirme por dentro! Lo que encontré bajo el sofá, de Eloy Moreno, me ha zarandeado, me ha apretado las entrañas y me ha hecho retirar la vista en algún que otro párrafo. Me ha dejado, en ocasiones, al borde del abandono, pero me he visto incapaz de dejar de leer. Su forma de contar me agarraba y me sujetaba tan fuerte que me impedía marcharme.

   Al terminar la novela, me doy cuenta de que no hay palabras grandilocuentes, ni gramática rebuscada, ni giros con efecto. No, hay un vocabulario conocido, utilizado cada día, increíblemente fuerte cuando sabes enlazar adecuadamente las palabras, tanto que te impacta de lleno, en el pecho, en las tripas... y que, a mí, me ha removido por dentro. Y, sin embargo, lo hace suavemente, con calma, como si una lengua de miel se fuera extendiendo poco a poco.

   Apenas hay capítulos como tales, sino pequeñas historias como reflexiones sueltas que se agrupan en bloques. Pueden ser del autor o de los personajes, y parecen escritas a vuela pluma y recogidas en una misma encuadernación. Pero no es verdad; al final, te das cuenta de cuánto tienen en común.

   De este autor, había leído Tierra, que me pareció original, y Diferente, que me arrancó lágrimas como puños, así que tenía que seguir conociéndole y descubriéndole. Y así llegué a esta novela, que me he puesto el corazón del revés al comprobar, una vez más, cómo puede cambiar una vida en un momento, con una decisión o con no tomarla.

   En estos últimos años, todos hemos experimentado cómo pueden cambiar las cosas de repente, o nuestra perspectiva de ellas, o nuestras prioridades. Alicia, la protagonista, también lo experimenta y nos lo cuenta paso a paso, al mismo tiempo que ella misma lo va viviendo y comprendiendo. No lo hace sola, por supuesto, hay mucha gente alrededor que la completa, y sobre todo, es la ciudad de Toledo la que le echa una mano. Todos los que la acompañan tienen sus decisiones escondidas, camufladas o ignoradas, y como cuentas de un rosario, van apareciendo a lo largo de la novela para darnos las pistas que lo explican todo.


   Publicada por primera vez en 2013, me ha asustado bastante ver que es totalmente actual. ¿Tan poco hemos avanzado? No he encontrado ni una sola línea que no pueda aplicarse a la sociedad de hoy. Las miserias humanas, las necesidades de justicia, las cobardías y el coraje están en el mismo lugar. Es verdad que algunos personajes se deciden a actuar, a impartir justicia a su manera. Y aunque, moralmente, sabía que ese no debería ser el camino, confieso que mi fuero interno ha sentido cierto placer al ver en el papel lo que yo he deseado hacer muchas veces.

   Son muchas las sensaciones que me ha despertado este libro, muchas cuestiones las que me ha planteado, hasta el punto de traerme de vuelta por estos lares, tan abandonados. Que me ha hecho pensar y sentir, es evidente. Que me va a hacer actuar, ojalá. En cualquier caso, a partir de ahora, me plantearé más a menudo la conveniencia o no de buscar debajo de mi  propio sofá.

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