Desde hace un tiempo, me resulta cada vez más difícil escribir sobre los los libros que leo. Cuando me planto ante la página en blanco para contaros mi experiencia con la última lectura, mis dedos son incapaces de trasladar lo que todavía tengo en mi mente, y en mi espíritu. Yo lo achacaba a la falta de tiempo, a las prisas, a las miles de cosas que se agolpan siempre en mi cabeza esperando su turno para coger protagonismo. Pero justo ayer, leí la entrada de mi admirada Ángeles, en su blog Juguetes del viento, sobre los problemas de algunas personas para leer o para encontrar lecturas que les apasionen. Con su permiso, os pongo aquí el enlace para que lo leáis; no tiene desperdicio: Yo leo, ¿tú lees?
Pues bien, me empecé a plantear que ese podría ser mi problema. Últimamente, "engullía" lecturas de tal forma que casi no las procesaba. Las disfrutaba, me gustaban más o menos, pero me entretenían. Todas me acompañaban mis momentos perdidos, pero ninguna me marcaba tanto como para poder hablaros de ella sin esfuerzo. También podía tener que ver con algo tan sencillo como mi poca capacidad de expresión. Pero, hasta ahora, y con riesgo de pecar de inmodestia, no se me había dado tan mal.
Eran varios ya los libros que se iban quedando en el tintero porque era incapaz de transmitiros mis impresiones, y justo eso era lo que me estaba pasando con el recién terminado Herbarium. Las flores de Gideon. Para ser sincera, los motivos por los que me decidí a leerlo fueron un pelín superficiales: su portada y la mención de Jane Eyre como parte de su argumento. Sin embargo, he disfrutado de su lectura y, en general, creo que está bien escrita y con buenos elementos para enganchar al lector. ¿Por qué, entonces, soy incapaz de escribir sobre ella?
Cada vez que he tratado de desgranar la historia, de contaros cómo estaba narrada, de hablaros de los personajes, etc., he borrado más de lo que he escrito. De hecho, esta es la tercera vez que empiezo esta entrada. ¿Por qué? El argumento es entretenido: hay misterio, romance, dos líneas temporales bien compaginadas. Los hechos están bien enlazados, la tensión y el suspense bien conseguidos, el lenguaje utilizado es correcto y los personajes, en general, bien armados. Si esto lo tenía claro, ¿dónde estaba el problema? Era evidente, en mí.
Cada vez que empezaba a escribir me enredaba y se me amontaban los datos. Si trataba de contaros el argumento, espachurraba la trama; si intentaba hablaros de los personajes, los presentaba demasiado planos (no es que fueran muy profundos, pero lo suficiente para ser creíbles); si probaba suerte con la forma de narrar la historia, tan solo era capaz de plasmar la extrañeza que me había causado que los dos protagonistas narraran los hechos siempre en presente, como si les estuviéramos leyendo el pensamiento.
He repasado varias veces las notas que tomé mientras la leía, pero solo soy capaz de hacer un listado con ellas: la asombrosa madurez de Sara, la protagonista, con tan solo 23 añitos, y una vida tan intensa como una mujer de 40; los textos en cursiva, contados por un narrador omnisciente, sobre la vida de Gideon y Sara, y que de repente desaparecen a mitad de la novela; algunas escenas y reacciones que me han parecido muy manidas; algunos momentos de tensión bien conseguidos; un giro erótico hacía el final que no me cuadraba con el tono del resto de la novela, pero que daba una "nota de color"; y así sucesivamente. Retazos sueltos que he sido incapaz de hilvanar.
Quiero pensar que se debe a esta racha de lecturas, correctas pero poco profundas, con las que me he encontrado últimamente, al menos para mí, claro está. Así que os pido disculpas si, lo más seguro, es que no podáis tener una idea clara sobre qué va este libro, y mucho menos, de sus virtudes o defectos, aunque fuesen totalmente subjetivos. Además, no me parece justo para su autora, ya que no os doy unos argumentos serios sobre mis impresiones. Por eso, os dejo a continuación la síntesis de la novela, para que tengáis una referencia mínima, y espero hacerlo mejor la próxima vez.
Herbarium. Las flores de Gideon.Un oscuro secreto familiar hizo que Sarah se marchara de Oxford a los dieciocho años. En su huída a Brasil dejó atrás una vida. Pero cinco años después, tras la muerte de su padre, se ve obligada a regresar. Quiere ver a su abuela Sylvia, la mujer que la crió de niña y que ahora sufre Alzheimer.Sarah cree que estará solo unos días, pero cuando va a la Universidad donde su padre era profesor de química descubre que él se ha pasado los últimos años estudiando a Jane Eyre y buscando los dibujos de unas misteriosas flores, las flores de Gideon.¿Quién es Gideon? ¿Qué significan esas ilustraciones? ¿Qué tiene que ver Jane Eyre en todo esto? Aunque su abuela parece conocer las repuestas, no puede ayudarla. Lo más paradójico es que el único que puede hacerlo es Liam Soto, profesor estrella de la Universidad de Oxford, el mayor experto en Jane Eyre de Inglaterra y él ni quiere ni puede estar cerca de Sarah. A través de las flores de Gideon, Sarah descubrirá el pasado de su abuela y una gran historia de amor que tal vez la ayude a recuperar su vida y le dé las fuerzas necesarias para desenterrar lo que de verdad se esconde en su corazón.