Quien más, quien menos se ha hecho nuevos propósitos para el nuevo año. Todos soñamos con ser capaces esta vez de llevar a cabo algún nuevo logro personal. Nuestra blogosfera librera está llena de retos de lectura que nos animan y nos ayudan a descubrir nuevos tesoros, a ampliar nuestra mochila literaria y a abrir nuestra mente. Yo veo con envidia y admiración la capacidad de muchos de llevarlos a cabo, de luchar por cumplirlos, de aprovecharlos. Quisiera ser capaz de comprometerme, aunque sea en la trastienda, con alguno de ellos, intentar llevar su ritmo lector. Pero siempre fracaso.
Hace unas semanas, mientras desmontaba la Navidad y recolocaba la normalidad, apareció un antiguo libro de Antonio Machado que había leído en mi época de instituto, Campos de Castilla. Y ojeando las antiguas notas al margen de aquel entonces, un chispazo en mi cerebro puso en marcha un posible propósito para el nuevo año, un reto absolutamente personal, que me espabilara y sacudiera de mi desidia de los últimos tiempos. Algo que me ilusionara y que no terminara convirtiéndose en una tarea más: intentaría redescubrir a aquellos clásicos con los que tanto había disfrutado y con los que he crecido, sin volver a leer lo que ya leí de ellos, si no rescatando alguna obra suya desconocida para mí.
Lo primero es lo primero, así que cogí mi libreta literaria, el bolígrafo de las reseñas e hice una de las cosas que más me gustan y relajan, una lista. En ella, empecé a escribir los nombres de los escritores que quería recuperar, a los que echaba de menos, los que recordaba con cariño. Este ha sido el resultado:
- Antonio Machado
- García Lorca: La zapatera prodigiosa
- Clarín
- Galdós
- García Márquez
- Ana María Matute
- Jane Austen
- Dickens: Los papeles de Mudfog
- Alejandro Dumas
- Julio Verne
- Italo Calvino
- Zorrilla
- Valle Inclán
- Blasco Ibañez
- Cervantes
- Quevedo
- Emilia Pardo Bazán
Sé que me he dejado muchos en el tintero. Sé que tendré que volver de vez en cuando a aumentar esa lista. Sé que este reto irá despacio, porque no me da la vida para todo lo que se publica, afortunadamente. Pero ya está en marcha el segundo paso. Ya ha empezado el trabajo de investigación, tan emocionante como la propia lectura. Así que, deseadme suerte.
Por supuesto, me encantará recibir vuestras sugerencias.