Yo conocía a Rafael Azcona como guionista de cine, nada más, no sabía nada de su etapa de escritor en la mítica revista La Codorniz, ni de sus novelas de humor en las que dio vida al "repelente niño Vicente", al que tanto nombraba mi abuela cuando se encontraba con algún niño sabiondo y redicho. Así que, cuando me encontré con este libro suyo sobre uno de sus guiones de cine, me dije que ya era hora de cambiar de tercio y leer algo divertido y ligero.
Como guionista, este escritor fue el responsable de algunas de las mejores películas del cine español, como El pisito o El Verdugo, caracterizadas por su maravilloso humor negro, utilizado para hacer crítica social en un momento en el que no se podía, demostrando mucha inteligencia y habilidad para decir lo que no se podía decir. Así que pensé que esto sería lo que me encontrase en esta pequeña novela de bolsillo. Y así ha sido, efectivamente.
Aunque escrita a partir del 58 como parte de la trilogía Estrafalario, no se publicó hasta los años noventa, recreando la España de esos años de posguerra, con sus prejuicios, sus obsoletas costumbres sociales y, en este caso, los defectos provincianos de una pequeña ciudad donde las apariencias son siempre más importantes que los hechos. A través del humor, Rafael Azcona nos retrata los defectos y pecados de los personajes de la novela y critica sus prejuicios y su moral hipócrita y puritana.
Todo empieza con los últimos momentos de vida del ilustre Don Fabián Bígaro Perlé (tela el nombrecito), Jefe de Administración Municipal (lo que hará que su hijo se pase el velatorio pendiente de la posible visita del excelentísimo señor alcalde, que tanto honor les haría a todos), que no se moría ni a la de tres y que tenía a su condolida familia un poco harta ya de tanta indecisión, en lo que pensaban que era, además, una falta de formalidad, ya que les podía estropear la comunión de la niña. Pero Don Fabián consideraba una ordinariez morirse en primavera, cuando todo florece y renace; lo suyo era morirse en otoño o en invierno. A partir de aquí, todo es una cadena de despropósitos desde que, por fin, el bisabuelo nonagenario abandona este mundo y su familia se dispone a organizar el funeral con todos los signos que merece su honaribilísima familia.

Desde este momento, vemos desfilar por la casa toda una serie de personajes a cual más esperpéntico, que protagonizan las escenas más surrealistas que podamos imaginar, empezando por don Idelfonso de la Barca, amigo del difunto, que en su silla de ruedas se recorre toda la casa buscando cómo meter mano a la criada y cómo ponerse hasta las cejas de comida durante la noche del velatorio; o el mendigo Menéndez Pelayo, ahí es nada, que aprovecha estas ocasiones para dormir a cubierto y comer algo caliente, fingiendo ser el mendigo preferido del difunto en cuestión; o el industrial de los altos hornos de Bilbao, Don Iñaqui María, que sin olerlo ni catarlo, y sin tener ninguna relación con la familia, se ve prisionero en la casa sin que haya forma de escapar. Y así nos vamos encontrando con toda una serie de despropósitos que, entre risa y risa, nos presenta los defectos de una época, y nos hace un excelente retrato de sus ambientes y personajes que, a veces parecen irreales. Y para muestra un botón:
"(...) cuando le dije a la señora que el señor me palpaba (...), me denunció a la policía por hurto de ganado.
--¿Qué ganado?
-- El gato. Se ve que el pobrecillo me había tomado cariño y cuando me vio haciendo la maleta se metió dentro".
¿No os parece una escena genial?
Pero como todo no puede ser perfecto en este mundo, este libro también tiene un pequeño fallo, a mi entender, claro está, y es el abuso de las escenas de sexo, que a veces resultan un poco vulgares y que parecen buscar la risa facilona. Sin embargo, el espíritu de esta novela no es otro que divertirnos y eso lo consigue, al menos en mi caso, al mismo tiempo que aprovecha para hacernos el retrato social de una época.
En fin, que si tenéis un ratito entre ida y venida, entre autobús y metro, entre una cosa y otra, y queréis "echaros unas risas", este pequeño libro ligero y ameno puede ser una buena posibilidad. Ya me contaréis.
Este guion fue llevado al cine en 2011.