Este libro se cruzó conmigo varias veces a lo largo del invierno. Me lo encontré reseñado en varios blogs y me hablaron de él algunos amigos. Sabía que tarde o temprano terminaría poniéndole las manos encima, pero, como ya he dicho muchas veces, creo que son los libros los que me eligen a mí y no al revés, aunque en ocasiones parezca lo contrario. Así que, solamente cuando él quiso, se me presentó la oportunidad de hacerme con él, casi sin poder evitarlo, pero esa es otra historia.
A estas alturas, seguro que la mayoría de vosotros ya conoce la historia del pequeño Thupten, de lo que le sucede a su familia y a su hermano Chögyam, la manera en la que se queda completamente solo y cómo debe hacer frente al tiempo pasado con el proscrito Wangchuk; cómo su vida se cruza con la del lama Lobsang y el monje Dorjee, cuando estos van en busca de la reencarnación del último karmapa, fallecido ya hace seis años.
A estas alturas, seguro que la mayoría de vosotros ya conoce la historia del pequeño Thupten, de lo que le sucede a su familia y a su hermano Chögyam, la manera en la que se queda completamente solo y cómo debe hacer frente al tiempo pasado con el proscrito Wangchuk; cómo su vida se cruza con la del lama Lobsang y el monje Dorjee, cuando estos van en busca de la reencarnación del último karmapa, fallecido ya hace seis años.
Empecé a leer la novela con ganas. El último karmapa estaba a punto de dejar este mundo y se despedía de sus fieles. Este comienzo ya me enseñaba cosas desconocidas para mí sobre el budismo, con el mismo ritmo pausado y tranquilo que yo relacionaba con esta religión y con un lenguaje claro y ligero. De repente, la historia cambiaba de escenario, me llevaba a una pequeña aldea, a una humilde familia, a un desfiladero, y esa tranquilidad y esa calma daban un vuelco enorme y todo se transformaba en una escena impactante que me dejaba el corazón en un puño. ¿Qué les pasaría a sus protagonistas? ¿Habría esperanza para ellos? Después, otro salto más, en el ritmo y en la historia. Llegué a la paz de un monasterio de la mano de su abad, quien regresaba después de muchos meses de predicar y extender la doctrina budista. Gracias a él empecé a conocer muchos de los principios que rigen esta religión, muchas de sus normas, de sus leyes. Y así he pasado el resto de la novela, saltando de momentos tensos y difíciles a otros de enseñanzas, de explicaciones, de conocimiento.
No solo los escenarios son diferentes, lo son también sus protagonistas. Unos tienen que luchar por sobrevivir a cualquier precio. Otros tienen que enfrentarse a los problemas de una comunidad religiosa en la que también hay rencillas y corazones oscuros (y es que en todas partes cuecen habas) y en dónde hay que tratar de mantener firmes los principios de toda una filosofía de vida. La historia de la búsqueda del nuevo karmapa se cruzará con las vivencias de dos pequeños tibetanos que han perdido a su familia. Cuando estos personajes se encuentran es cuando toma sentido el título de esta novela y es cuando la esperanza de todo lo que se encierra en el Tibet y en sus gentes se pone en marcha para hacer frente a los obstáculos que tendrán que vencer los protagonistas.
El paisaje del Tibet, las costumbres de sus pobladores, los principios y normas del budismo son la base de esta historia, sus cimientos, lo que da sentido a lo que se narra. Por eso he echado en falta algo más de pasión, de implicación por parte del autor. A veces, me parecía estar leyendo un reportaje periodístico, objetivo y algo distante. La manera de darnos a conocer las normas y costumbres budistas debería ser más natural: aunque es buena idea que sea a través de las enseñanzas de un maestro a su discípulo, en ocasiones, me resultaba un poco forzada, con más información que sentimientos.
Pero no os engañéis, he estado pegada a sus páginas todo el tiempo; ha habido acción e intriga suficientes para mantener toda mi atención. Quizás por eso el final me ha sabido a poco, me ha parecido algo precipitado. Me hubiera gustado saborearlo algo más, que se detuviera un poco más en los momentos de tensión y también en la felicidad de los protagonistas cuando los superan. Pero, ya sabéis, nunca llueve a gusto de todos. ¿Cuales fueron vuestras impresiones?
Lo descarto porque me gusta que los autora se impliquen en la historia y no estos relatos desapasionados tipo artículo de semanal. Me quedo con El pequeño Buda. Abrazos
ResponderEliminarNo es para nada desapasionado, solo que me ha parecido distante en ocasiones, pero aún así, me ha merecido la pena su lectura. Abrazos.
EliminarA mí fue un libro que me gustó mucho, entretenido y además muy interesante por la información que contiene
ResponderEliminarBesos
A mí también me ha gustado a pesar de esos puntos que comentaba en la entrada. Y sí, la información es completísima y su documentación debe de haber sido bestial. Abrazos.
EliminarParece interesante, sobre todo para conocer un poquito mejor el Tíbet, del que admito que sé más bien poco. Es una pena que tenga esos pequeños fallitos que comentas. Ahora mismo no es lo que más me apetece, pero no lo descarto y quizás en otro momento me ponga con él.
ResponderEliminarBesos.
No lo descartes Seri, a pesar de los pesares. Creo que aprenderás muchísimo sobre el Tíbet. Abrazos.
EliminarLobtengoben el kindle desde que me convencieron en la lectura conjunta que hubo, pero como siempre priorizo el papel...
ResponderEliminarBesos
Sí, lo mismo me pasó a mí. Abrazos.
EliminarLo voy a empezar hoy así que volveré cuando lo termine
ResponderEliminarDeseando conocer tu opinión. Abrazos.
EliminarNo sé, el Tibet siempre es un entorno apetecible, por paisaje, costumbres, historia. Pero creo que le pediría más al libro.
ResponderEliminarBesos
La historia merece la pena y se aprende un montón. Los "peros" se pueden obviar. ;) Abrazos.
EliminarLo tengo en casa esperando ser leído. La verdad que pinta bien ya simplemente la ambientación
ResponderEliminarBesos
El escenario es increíble. Estoy deseando saber qué te ha parecido, :). Abrazos.
EliminarLa verdad es que no me apetece especialmente, raruna que estoy.
ResponderEliminarUn beso.
Ya sabes lo que digo siempre: no hay que darle un disgusto al cuerpo, ;D. Otra vez será. Abrazos.
EliminarEste libro me sorprendió gratamente. Editaba que fuera un poco más árido y terminé disfrutando con su lectura y aprendiendo sobre una cultura y una religión totalmente desconocidas para mí. Besos
ResponderEliminarA mí también me gustó. Solo lo vi flaquear un poco hacia el final, pero el conjunto mereció la pena. Abrazos Manuela.
EliminarGracias por tu reseña y por haberle dado una oportunidad a mi obra :)
ResponderEliminarMe gustado mucho la historia, salvo esos pequeños "peros" que imagino que habrás leído; es que el final me ha sabido a poco :(. Gracias a ti por pasarte por aquí y ya estoy deseando empezar con tu siguiente libro, espero no tardar mucho, :D. Abrazos.
Eliminar