Dicen que el saber no ocupa lugar, pero sí lo hace, ya lo creo. Y si no, que se lo digan al Museo Arqueológico Nacional que ha tenido que reorganizarse, de arriba abajo, para ordenar el lugar en donde guardaba el saber, sobre todo, si el saber tiene el tamaño del monumento funerario ibérico de Pozo Moro.
Gran parte de nuestra memoria, de lo que éramos y de lo que somos, estaba encerrado en este edificio de 1867 con bastante buen criterio, pero con los obstáculos propios de otras épocas y de otras formas de pensar. Ahora, en el siglo XXI, el museo que nos enseña de dónde venimos debía hacerlo de una forma más actual, más interactiva, más didáctica. Y es lo que ha hecho. Ahora, es un museo total y absolutamente educativo.
Gran parte de nuestra memoria, de lo que éramos y de lo que somos, estaba encerrado en este edificio de 1867 con bastante buen criterio, pero con los obstáculos propios de otras épocas y de otras formas de pensar. Ahora, en el siglo XXI, el museo que nos enseña de dónde venimos debía hacerlo de una forma más actual, más interactiva, más didáctica. Y es lo que ha hecho. Ahora, es un museo total y absolutamente educativo.
Fotos cedidas por Ángeles Blanco |
Como dicen algunos de sus paneles explicativos, un museo no puede limitarse a mostrarnos una serie de "artilugios" más o menos interesantes, guardados en vitrinas; un museo tiene que servir para que aprendamos porqué somos lo que somos, ya que no somos así de majos y de listos por ciencia infusa, sino como consecuencia de lo que otros han hecho y han sido mucho tiempo antes. Y eso, en el MAN, está perfectamente conseguido.
Nada más entrar, nos recibe la modernidad de las instalaciones y el impacto audiovisual de las nuevas tecnologías que chocan con el Paleolítico del comienzo de la visita. Nuestra historia está ordenada cronológicamente y también por temáticas. Vamos subiendo los distintos peldaños de esa historia al mismo tiempo que subimos los de las escaleras que nos llevan de planta en planta y que se abren a unos patios en los que la luz ilumina otros tantos objetos de nuestra memoria y en dónde podemos sentarnos unos momentos a descansar, leer nuestro folleto de rigor o contemplar tranquilamente lo que hay delante de nosotros (también se puede optar por los ascensores, pero la imagen es menos gráfica). Los objetos, los restos humanos, los textos escritos, todo se va alternando con carteles explicativos, pinturas y pequeñas pantallas de televisión que nos enseñan para qué servían, cómo eran y de qué manera se utilizaba todo eso que tenemos delante de nuestros ojos, en definitiva, para que aprendamos.
Por eso, algunos padres tenían que tirar de sus hijos cuando se quedaban pegados al monitor de un televisor que les enseñaba cómo cazaba el Homo Sapiens. Por eso, un grupo de personas se agolpaba delante de la reproducción de una antigua cabaña que guardaba en sus cimientos la tumba de su anterior habitante. Por eso, también, algunos intentábamos encontrar un hueco para ver el enorme mapa que nos mostraba los yacimientos que habían guardado lo que ahora estaba en el museo. Todos queríamos saber más sobre lo que veíamos.
Pero (y este "pero" es totalmente personal) la entrada principal estaba cerrada. Ya no se accede por la escalinata que te lleva a esas grandes puertas de hierro y cristal. Los antiguos usuarios del "Arqueológico", los que quedábamos en el vestíbulo con los colegas de clase para ir a la biblioteca, ya no podremos subir por la escalera de mármol que salía de este vestíbulo y que nos llevaba por los distintos pasillos llenos de solera, de huellas de estudiosos de otras épocas que pisaron por allí antes que nosotros. Entonces sentí un pellizco de nostalgia, me vino a la mente algún recuerdo de otros tiempos y pensé que, al menos, una sala debía haber guardado algo de lo que era el anterior museo, porque creo que eso es tan parte de nuestra memoria y nuestra historia como los objetos que contiene. Claro, que yo soy una romántica empedernida.
Lo que sí agradecí al MAN, de todo corazón, fue la ausencia de maravillosas libretas de diferentes tamaños y motivos decorativos que siempre hay en todas las tiendas de los museos y que hacen que me deje una pasta gansa en ellas. Ahora, a disfrutar del contenido en mis próximas visitas, porque pienso volver, sin duda.
Gracias por compartir este bonito paseo por el MAN.
ResponderEliminarBesos
De nada. Siempre es un placer, ;D. Abrazos.
EliminarMe encantan estas entradas, porque los expertos sabéis transmitir esa emoción. Como ya sabes me gusta mucho la historia. He estado un par de veces en el MAN, pero tengo que volver para ver cómo ha quedado y porque nunca he podido ver la réplica de las cuevas de Altamira. Gracias por la entrada.
ResponderEliminarBesos.
Que más quisiera yo que ser una experta; como mucho una gran aficionada. Apenas recuerdo todo lo que aprendí en la carrera. Pero lo que sí guardo, es el entusiasmo por saber. Abrazos.
EliminarFui antes de la reforma y me gustó, la verdad es que merece la pena la visita. Muy mal lo de las libretas: también perjudican mi bolsillo, pero me encantan estos souvenirs! 1beso!
ResponderEliminarJaja, sí, yo también me quedé un poco desilusionada con lo de las libretas, aunque bastante aliviada, ;D. Abrazos.
EliminarTengo muchísimas ganas de visitarlo de nuevo tras la remodelación y mi peque ni te cuento, a él lo que más le apetece son los talleres tan fantásticos que suelen organizar para los peques de la casa.
ResponderEliminarBesos.
Ellos disfrutan un montón, y tal y como está montado ahora seguro que le encantará. Abrazos.
EliminarTiene muy buena pinta. No me importaría darme una vuelta por allí.
ResponderEliminarPues ánimo, seguro que no te arrepientes. Abrazos.
EliminarY aún debería ocupar más espacio la cultura. Menos bares, que muy poco frecuento, y más museos, salas de arte,... Interesante este que nos traes hoy!
ResponderEliminarBesines,
Yo sí disfruto de los bares, pero todo tiene cabida en esta vida. Y sí, debería haber más cultura, pero desde hace mucho tiempo ya. Abrazos.
EliminarMe gustaría ir, la verdad es que hace mucho que no voy a museos y me gustan esas fotos que has puesto!!
ResponderEliminarBesos
Pues ánimo. Creo que nunca decepcionan. Abrazos.
EliminarGracias por el paseo :) Por qué estupendas rutas me estás llevando últimamente, me encanta. Ahora solo me queda acercarme a verlo por mí misma.
ResponderEliminarBesucos.
Gracias, guapa. Es un placer. Cuando vayas, cuéntame qué te parece. Abrazos.
EliminarQué envidia.
ResponderEliminarA ver si me arrimo este mes
Besos
Arrímate, arrímate, ;D. Abrazos.
EliminarGracias por la reseña. Yo fui en mis tiempos de niña, con mi padre. Aún recuerdo una réplica de la cueva de Altamira en los jardines. Imagino que estos días, que dicen que es gratis, habrá muchísima gente, pero las fotos que has puesto hacen que apetezca ir. Besos.
ResponderEliminarPues hay gente, sí, pero a la hora de comer y entre semana se puede visitar bastante bien. La cuevas de Altamira siguen ahí, ;D. Abrazos.
EliminarYo no he podido verlo nunca en persona, así que me ha encantado conocer el museo a través de tu entrada. No hay duda de que algún día tengo que ir.
ResponderEliminarBesos.
Claro que sí. Si vienes por Madrid, no lo dejes pasar. Abrazos.
EliminarCuánto me queda por ver!! Yo también soy la tonta de las libretas :-D Un beso!
ResponderEliminarEs que las ponen delante de nuestros ojos para que no podamos resistirnos. ;D. Abrazos.
EliminarOstras qué interesante!! Precisamente hoy he publicado una entrevista que tiene que ver con la arqueología. Me interesa mucho el tema aunque soy una ignorante total jejeej. Besos
ResponderEliminar¿Sí? Me paso corriendo a leerla, :D. Abrazos.
EliminarLos únicos museos que de verdad me hacen disfrutar son los de arqueología ^^ Hace poco hicimos una excursión con el instituto y la verdad es que es un tema que a casi todo el mundo le gusta :P
ResponderEliminarBss ^^
Me alegro. Aprovecha entonces cualquier oportunidad. Abrazos.
EliminarGracias por sacarme a dar una vuelta!
ResponderEliminarBesos