Porque no creo que haya teatro más clásico que el de la Grecia clásica, he titulado así esta entrada. Obras como Edipo, Electra, Antígona, se llevan representando durante siglos. Es curioso como se enlazan los pensamientos. Mientras leía el periódico buscando alguna noticia "librera" que llevarme a la boca, me choqué con una entrevista a Concha Velasco por su último trabajo en el teatro: Hécuba. De repente, los engranajes de mi cerebro empezaron a funcionar por libre y me puse a pensar en el tiempo que hacía que no veía una obra de teatro; de aquí pasé a recordar la última obra que me gustó de verdad, luego a la última que leí y, finalmente, a que nunca había leído Hécuba, cerrándose así este círculo un poco extraño.
En realidad, no he leído ni Hécuba ni ninguna otra obra de teatro griego. Sí he visto alguna que otra representación, pero he sido incapaz de seguir el argumento en un libro. ¿Por qué? A mí me gusta leer teatro, nunca he tenido problemas para hacerlo. Como si quisiera consolarme, me decía a mí misma que el teatro clásico griego no tiene mucho que ver con el teatro que conocemos: los coros que acompañan al actor, repitiendo partes del texto, las máscaras y disfraces que usaban los actores, la exageración en la interpretación. Todo esto es difícil de sobrellevar cuando lees una obra de este tipo. Y con esto me quedaba más tranquila.
Entonces, trato de imaginarme cómo sería una representación en aquella época: el diálogo entre los actores (no más de tres) interrumpido varias veces por los cantos del coro, los propios actores cantando algunas partes de su texto, el mismo coro bailando en determinados momentos de la obra. ¿No os parece que tiene algo de magia? Cómo si se invocara alguna fuerza o espíritu externo. En esa época, no se trataba, como ahora, de representar escenas de la vida real o de contar historias que reflejasen la sociedad en la que se escribía. No, el teatro de aquella época trataba de impactar, de impresionar todos los sentidos, de sobrecoger o de divertir hasta la hilaridad. Las obras, divididas en comedias o tragedias tenían, sobre todo, una "moralina" final, una lección que dar al espectador, una especie de "liberación" de los sentimientos y actitudes del ser humano.
Por eso, creo que no deberíamos dejar pasar la oportunidad de ver una obra de este tipo, de intentar ponernos en la piel de un antiguo griego, de tratar de entender la magia y la fuerza de aquellas representaciones, de conocer otra manera de ver la vida. Eso nunca está mal, ¿no creéis?
La verdad es que no soy muy aficionada al teatro clásico aunque de vez en cuando no viene mal ver una de estas obras.
ResponderEliminarYo creo que, aunque solo sea por curiosidad, habría que asistir a alguna. Abrazos.
EliminarYo vi alguna que otra obra clásica hace años en Itálica, aunque es una ciudad romana, pero se sabe que los griegos estuvieron antes por allí, y los romanos también tienen su aquel. El caso es que la representación no me entusiasmó. No sé si es que era demasiado joven para apreciarla o simplemente es que es un tipo de teatro que no va conmigo. Desde entonces no he vuelto a repetir, ni con representaciones ni con textos impresos, ni de griegos ni de romanos, aunque estar en un teatro clásico y pensar en las personas que pasaron por allí cuando estaba en todo su esplendor impresiona mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo estuve una vez en Mérida, en una representación a la luz de las velas. Creo que esa fue la magia que sentí al ver la obra, ver la "teatralidad" de los ropajes y los actores, oír los coros en mitad de los actos. Fue todo un poco. Abrazos.
EliminarEstoy pendiente de ver Hécuba, pero, por desgracia, no será en Grecia, ni en Roma, ni siquiera en Mérida. Por cierto, hace unos meses visité esa "clásica" ciudad y me quedé asombrada con su teatro. La sola idea de imaginar una representación en ese teatro me pone los pelos de punta.
ResponderEliminarYo sí he leído alguna obra de teatro griega porque eran de lectura obligada en el insti ( para los de letras puras), y he visto una representación (no muy buena, por cierto) en las ruinas romanas de Segóbriga, provincia de Cuenca.
A ver si es posible ver Hécuba. Ya te contaré.
Besos.
Yo también vi una representación "regulín" en Segóbriga, aunque lo importante era disfrutar del yacimiento. Lo de Mérida ya fueron palabras mayores. Yo vivo cerquita de Madrid, podría ir al teatro más a menudo, pero ahora es el bolsillo el que me lo impide. Pero ya se me ocurrirá algo. Abrazos.
EliminarYo no soy muy aficionada al teatro clásico, fui a ver algunas obras con el instituto y alguna más por mi cuenta hace ya algunos años; me gustó, pero la verdad es que no he vuelto y mira que lo tengo cerquita, cerquita...espero no darte envidia pero has puesto una foto de mi ciudad, jeje, :D
ResponderEliminarIncluso una vez "participé" en una obra ayudando con parte del decorado en medio de la obra, fue divertido, jajaja.
Besitos!!
Pues sí, me das mucha envidia, fue aquella representación fue una maravilla, sobre todo por el sitio y la ambientación. Tengo que volver a Mérida como sea, ¡Ays! Qué ganitas. Abrazos.
EliminarEl teatro clásico tampoco es el que más frecuento, y eso que cerca de donde vivo hay un buen festival, y de hecho suelo dejarme caer en alguna obra. Fíjate que casi me es más fácil leerlo que verlo representado. Raruna que soy. Eso sí, poder ver una obra clásica en el momento en que se hizo sería formidable...
ResponderEliminarBesos
Sería una pasada. Lo de viajar en el tiempo sería un sueño para mí. De momento, me las arreglo con la imaginación y la ayuda de los que crean una buena ambientación. Yo prefiero verlo y quizás por eso, no leo tanto teatro como quisiera. En fin, intentaré cambiar eso. Abrazos.
EliminarPues yo tengo que reconocer que no he ido nunca al teatro :( Es una de mis asignaturas pendientes, quizás porque donde vivo no hay demasiadas obras que merezcan la pena
ResponderEliminarBesos
Pues ya lo siento, porque creo que es una experiencia que hay que probar. Quizás luego no te guste, pero hay que vivir esa sensación. A veces no depende tanto de la obra, siempre que no sea un tostón naturalmente. Puede ser una obra de humor y pasar un buen rato. Abrazos.
EliminarYo tuve la suerte de ver Lisistrata en el Teatro de Mérida. Al margen de que el teatro en sí es una maravilla y te transmitían muchísimas emociones verte allí sentada, me lo pasé de lujo. El papel principal lo interpretaba Paco León travestido y no me he reído más en toda mi vida. Besos
ResponderEliminarComo los antiguos actores griegos, que representaban todo tipo de papeles, :). A mí también me sobrecogió el lugar; todo estaba lleno de pequeñas candelas que recorrían las gradas y la escena. ¡Cómo disfruté! Abrazos.
EliminarEste verano tuve la oportunidad de ver una obra en el Teatro Romano de mi ciudad, Prometeo. La experiencia fue muy positiva, luego estuve también en verano en un patio de época viendo Calderón de la Barca, también muy especial. Todo esto viene precisamente a eso, a veces no solo la obra, sino el sumergirte en el contexto en el que "sería la obra" es super interesante. Debo decir también que de leer poco, esa es una de mis lagunas, creo que ya te lo comenté una vez. tengo que mejorar ese punto literario.
ResponderEliminarBesos
Llevas razón, el entorno hace que saborees mejor la representación, que lo vivas de otra manera. Esa es la magia del teatro: es como el ballet, o un buen concierto, lo puedes ver en televisión, pero nunca será como sentirlo en directo. Abrazos.
EliminarLeer teatro no me apasiona pero verlo representado sí y, ahora que lo pienso, nunca he visto ninguna representación de teatro clásico. Tiene que ser impactante y más si es al aire libre como en Mérida. Quizá algún día.
ResponderEliminarUn saludo.
Di que sí. Yo también tengo en mi horizonte volver a Mérida, o ir a Almagro, o volver al María Guerrero y ver el Don Juan, en fin... "qué los sueños, sueños son", como dijo Calderón. ;D. Abrazos.
EliminarMe gusta mucho el teatro clásico y, de hecho, tengo especial adoración por Aristófanes. Leí en su momento varias obras en papel, pero no hay nada como la representación en directo... Qué ganas me has dado de ir al teatro! 1beso!
ResponderEliminarPues nada, ánimo. No lo dejes para más tarde. Por cierto, aconséjame una obra de Aristófanes, a ver si me animo y consigo superar este reto de los clásicos griegos. Abrazos.
EliminarPues nunca he asistido a una representación de teatro clásico pero la verdad es que no termina de llamarme la atención. Besos.
ResponderEliminarBueno, no lo fuerces. Pero si se te cruza la posibilidad, yo te aconsejaría que la aprovecharas; hay que probarlo todo, o casi, ;D. Abrazos.
EliminarVer solo he visto una obra, y me encantaría ver alguna en el teatro de Mérida. Leer sí leí en su día, pero ya ni me acuerdo. Un besote!
ResponderEliminarPues eso mismo me pasa a mí, solo he visto una, en Mérida, y me encantó. Ahora, no es lo mismo con la lectura. Algo pendiente que tengo que resolver. :-). Abrazos.
EliminarNunca he visto una representación de teatro clásico, así que no puedo juzgar.
ResponderEliminarBesos
Pues anímate. Nunca es tarde si la dicha es buena, ;D. Abrazos.
EliminarA mi el teatro me encanta, vengo justo de comentarlo en otro blog. Y el teatro clásico bien lelvado es espectacular.
ResponderEliminarUn gran sugerencia
Besos
Gracias "Mientras". Yo también adoro el teatro, aunque confieso que me cuesta un poco leerlo. Abrazos.
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