Una de las parejas más famosas de la literatura, una de las relaciones de amistad más auténticas y fieles que jamás hayan existido, eso es lo que nace en este capítulo. Don Quijote "recluta" al que será su fiel escudero, prometiéndole el gobierno de una ínsula, ahí es nada. Decidme qué amistad resiste una trola como esta.
Para empezar, don Quijote se levanta un buen día "molido y quebrantado", pero decidido a continuar con sus lecturas, y descubre que "un malvado encantador" se ha llevado, no solo sus libros, sino incluso la habitación entera. Pero a nuestro héroe no se le altera el flequillo, se pasa "quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer secundar sus
primeros devaneos". Ja, a la chita callando nuestro buen señor se ha dedicado a comerle el tarro al pobre e ingenuo de Sancho Panza, "hombre de bien (si es que ese título
se puede dar al que es pobre), pero de muy poca sal en la mollera".
Después, vendrán las promesas y los regateos con el premio final y el inicio de lo que serán, posiblemente, las mejores conversaciones de la historia de la literatura:
"(...) mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido, que yo la sabré gobernar por grande que sea. A lo cual le respondió Don Quijote: (...) si tú vives y yo vivo, bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes, que viniesen de molde para coronarte por rey de uno de ellos. (...) De esa manera, respondió Sancho Panza, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos Juana Gutiérrez, mi oislo, vendría a ser reina y mis hijos infantes. ¿Pues quién lo duda? respondión Don Quijote. Yo lo dudo, respondió Sancho Panza, porque tengo para mí que aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez. Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aún Dios y ayuda".
Y así es como una relación que se basa en la locura de un viejo hidalgo y en la ignorancia de un pobre labrador se convertirá, a lo largo de esta novela, en una unión perfecta, en la que se mezclará lo absurdo y ridículo con la sensatez y la coherencia.
¡Qué ganas tenía de que apareciera Sancho Panza! Ahora estoy ansiosa porque que lleguen a los molinos.
ResponderEliminarBesos.
Ya queda meeeenoooos. ;D. Abrazos.
EliminarMira Quijote qué listo, reclutando personal para su causa mientras piensan que está tranquilo y olvidado de andaduras caballerescas.
ResponderEliminarAis, si es que se van a juntar el hambre con las ganas de comer, pobrecicos.
Un besín.
Nuestro héroe estaba loco pero nada tonto, ;D. Abrazos.
EliminarMe encanta Sancho; es uno de mis personajes literarios preferidos. No puedo concebir a don Quijote sin él y viceversa. Para mí, a partir de este capítulo el libro fue ganando más y más interés.
ResponderEliminarBesos.
Creo que hay pocas parejas literarias como esta, sobre todo porque no son personajes, son seres de carne y hueso y por eso evolucionan y actúan de forma diferente según las circunstancias. Abrazos.
EliminarDesde luego menuda pareja forman!
ResponderEliminarBesitos
De las buenas. Abrazos.
EliminarEstaba deseando ver junta a esta pareja.
ResponderEliminarBesos.
Je,je,je. Y yo también. Abrazos.
EliminarEsperando nuevas aventuras ahora que el equipo está listo! 1beso!
ResponderEliminarEstán en la línea de salida, ;D. Abrazos.
EliminarYa tenemos al caballero y al escudero juntos. ¿Y quién se imagina al uno sin el otro? Desde luego, Cervantes supo crear a una pareja de amigos de lo más entrañable.
ResponderEliminarBesos:)
Y tan auténtica. Abrazos.
Eliminar¡Por fin Pedro! Ahora sí que si, empieza lo bueno
ResponderEliminarBesos
Jejejeje... Tiembla España, estos dos van a recorrerte. Prepárate. ;D. Abrazos.
EliminarSancho siempre mi favorito!!! tan entrañable y tan leal ... a pesar de que, de la pareja, es el único que tiene los pies en el suelo (ja, ja,,,) su ingenuidad y su bondad hacen que crea a su caballero y lo siga hasta el fin del mundo... si hace falta... No sé si se puede encontrar en la literatura un personaje tan leal como el bueno de Sancho.
ResponderEliminarich
Eso es lo que mueve su mundo: la lealtad, pero también la admiración. Según avanza la novela, te das cuenta de cómo cambia el servilismo del principio por la admiración total. Cada vez lo disfruto más, ;D. Abrazos.
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