Después de tantos años de bregar por estos mundos de los libros, ya debería saber que comprar literatura al peso no ofrece demasiadas garantías; ninguna, diría yo. Pero yo soy débil, muy débil, cuando veo estanterías llenas de libros en oferta, bien encuadernados, medianamente bien editados y..., el cebo más eficaz de todos, de novela histórica. En ese instante, las chiribitas de mis ojos se convierten en faros que llegan a todos y cada uno de los rincones de esas estanterías, puestas frente a mí para que pique. ¡Y vaya si piqué! Así fue como cayeron en mis manos dos de las tres novelas que no hace mucho leí o "sufrí", podéis elegir lo que más os plazca.
El rey Argantonio, más viejo que Matusalén según la leyenda y excéntrico un rato largo, envía un grupo de hombres expertos a recuperar el tesoro de una tumba expoliada. En el camino de esos hombres se mezclan otros muchos personajes que tratan de contarnos las costumbres y forma de vida de las colonias de la península, los ritos y creencias, las otras tribus que pululaban por allí, etc. Otra cosa es que lo consigan.
Siento ser tan dura, porque el autor parece honesto en su prólogo, y con muy buenas intenciones a la hora de desarrollar una historia creíble y bien documentada, pero no lo consigue, porque el argumento está cogido por los pelos y la información sobre Tartessos es muy escasa y con bastantes hipótesis en su origen. Sin embargo, es cierto que una novela debe dar rienda suelta a la imaginación, a la probabilidades, pero tienen que ser verosímiles.
Algo descorazonada con mi primera adquisición, me lancé en brazos de Kate para pasar con ella noviembre, como bien sabéis por mi entrada anterior. Volví a recuperar el sentido del gusto y me vine arriba. Así que fui derechita a por el segundo libro al peso, y nunca mejor dicho.
Rex. La fundación de Roma, de Dafne Amati, contaba nada menos que con 457 páginas; sí, vale, de letra "gorda" y con un generoso interlineado, pero el peso era el peso. En el tren, en el metro, por la calle, se hacía sentir la vida de Rómulo y Remo. Una leyenda, más que una historia novelada, mitos y realidades entremezclados que me prometían trayectos muy entretenidos.
¡Qué poco dura la alegría en la casa del pobre!.- decía mi abuela. No había llegado ni a la mitad del libro y las pinceladas de mitología, fantasía y leyenda se habían convertido en brochazos gruesos para conseguir un "voy a avanzar como sea", o un "a ver si con esto justifico lo que sigue". En fin, otra decepción. Pero yo seguía avanzando no sé muy bien por qué, ya que, a veces, cuando me pongo cabezona con algo, llego hasta el final, aunque no merezca la pena; una manera inútil de desaprovechar otras lecturas, pero así es el ser humano, o al menos, esta ser humana, impredecible.
Como estarían mis neuronas lectoras, que necesité desintoxicarme con una historia fantástica de verdad, con brujas, sanadoras, guerreros y magia. Una historia sencilla pero honesta, sin pretensiones de ser El señor de los anillos, pero con calidad suficiente para hacerme pasar un buen rato, despertando el lado infantil que, de vez en cuando, me gusta sacar. Y con Leyendas de la Tierra Límite. Las Tierras blancas, de Ana González Duque, me lamí las heridas y pasé momentos entretenidos.
Como de todo se aprende, espero que estas dos experiencias de "libros al peso" me sirvan para ser más exquisita la próxima vez, o más cauta, o más sensata o más paciente para ojear y hojear mejor los libros que se me presentan. También me ha servido para elegir una nueva lectura, siguiendo las recomendaciones de dos blogueras a las que admiro, y para mirar de reojillo el tercer libro al peso de aquella compra "inolvidable", cada vez que paso por delante de la estantería del salón.
Bueno, por lo menos la frialdad que te provocó te ayudó a refrescar un poco, jeje. En fin, que yo con estos ni lo intento, tiene que ser una genialidad lo histórico para que me embarque. Ya de mano con estos, por temática no lo hubiera ni intentado. Entiendo que te dé penita del autor, cuando un libro no nos gusta no estamos cuestionando la labor del autor ni su esfuerzo, solo que no nos ha gustado y punto.
ResponderEliminarHabrá más suerte en otras ocasiones. No te preocupes.
Abrazos
Pues sí, esto es cosa de suerte la mayoría de las veces. En fin, ya os contaré mis próximas incursiones. Abrazos.
EliminarExcelente tu artículo. Honesto y muy bien escrito. Por el resto, bueno, echad un manto de piedad, que vendrán libros mejores. Beso
ResponderEliminarEso espero Adriana. ABrazos.
EliminarNo siempre se puede acertar. Yo ahora mismo estoy con un libro que aun habiéndolo escogido de forma muy consciente no me está convenciendo en absoluto y creo que tiene todas las papeletas para ser mi siguiente abandono.
ResponderEliminarBesos.
No, si ya sé que no siempre se puede acertar, pero tres de tres es un buen pleno. Creo que voy a colar un clásico, que siempre me levantan el espíritu. Abrazos.
EliminarTampoco hay que fustigarse, a veces una elige y no da en el clavo, también habrá que probar par dar con algo bueno, nos pasa a todos. Desde luego a mi me has dado la advertencia de dos a los que no creo que me acerque, empezando porque la contrario que a ti, la histórica me cuesta más.
ResponderEliminarBesos
Jajaja, tranquila Marilú que los látigos los guardé hace tiempo. Es solo una pequeña pataleta de desahogo. Y si además sirve para que otros no piquéis, bienvenidos sean, ;D. Abrazos.
EliminarSupongo que entre tantas lecturas es normal que en alguna ocasión no acertemos. Estos no los conocía y por el momento los voy a dejar pasar. Espero que la tercera elección sea más acertada
ResponderEliminarBesos
Sí sí, mejor déjalos que pasen, y de muy largo, ;D. Tengo los dedos cruzados con el tercero. Abrazos.
EliminarYo antes compraba muchos muchos libros por su precio sin pensar en su me gustarían o no. Ahora he aprendido a ser selectiva y seleccionar solo que creo que me puede gustar.
ResponderEliminarMuy sabia, tú, sí señora. A mí es que me pierde la novela histórica y, ¡claro! estos me daban unos gritos... En fin, hay que mojarse para pescar peces, ¿no? Abrazos.
EliminarBueno, Marisa, como dijo el italiano, "se non si va non si vede". Si no hubieras comprado esos libros todavía estarías preguntándote si deberías haberlos comprado. ¿Y se llegas a descubrir dos maravilas? Un poquillo de riesgo literario siempre tiene su gracia :)
ResponderEliminarYa lo creo; ese el principio que me empuja a estas cosas ;D. Abrazos.
EliminarNo siempre se acierta, y a veces guiarnos por los precios te lleva alguna decepción.
ResponderEliminarUn beso ;)
No solo me guié por los precios, sobre todo fue la temática histórica, y si encima está regalada, pues claro, voy y caigo. Abrazos.
EliminarUy, Marisa. No me veo yo comprando al peso. En eso, miro y remiro, porque después me llevo un disgusto de muy padre y señor mío. Menos mal que con el último título que nos presentas te desquitaste. Ni pensar quiero qué hubiera pasado si tampoco te gusta la última novela de la que nos hablas. Abrazos.
ResponderEliminarMe hubiera cortado las venas, Francisco. Nooooo, seguramente estaría muerta de risa, comentando las jugadas más interesantes con mis colegas literarios, ;D. Abrazos.
EliminarChica, pero si no pruebas no sabes y leyendo mucho es lógico que nos pase. Además tu desengrasante fue bien, toda una sorpresa. Pues quédate con eso
ResponderEliminarBesos
Ya, ya, si sé que esto funciona así, si he besado muchos sapos hasta encontrarme con los príncipes, ¡qué me vas a contar! Solamente, que no cabía en mí de gozo por todo lo que me llevaba bajo el brazo, y esto se fue desinflando uuuuuuuffffff, como un globo pinchado. Pero vamos, que yo me recupero enseguida de estas cosas. Abrazos.
EliminarQué curioso lo de comprar al peso. Yo te entiendo perfectamente y sé que picaría igual. En cuanto a las dos lecturas, no me veo yo con ellas. Besos tocaya.
ResponderEliminar¿Comprar al peso? Una expresión más para comprar "a granel", "a ojímetro", "al buen tuntún", etc. Pero, ¡vamos!, que son cosas que pasan. ;D. Abrazos.
ResponderEliminarMe ha pasado más de una vez eso de comprar libros cuando veo un precio realmente bueno. No he podido resistirme y luego pasa lo que pasa, muchos aún esperan su turno en la estantería o no han sido lo que esperaba, pero mentiría si dijera que no volveré a picar, jajaja.
ResponderEliminarBesos!!
Es que también podría salir bien, ¿no?, y encontrar un joyita escondida, ;D. Abrazos.
EliminarHay que tener cuidado cuando compras al peso, puede ser oro o paja lo que adquieras.
ResponderEliminarEspero que alguna de las que compraras te satisfaga.
Un saludo
Yo también lo espero, Francisco. Aún me queda una pendiente. Veremos a ver. Abrazos.
Eliminarhola!pobres libros olvidados, tal vez por malitos en fin necesitaban un lugar calido y otra oportunidad y tu se lo diste.sus autores agradecidos, asi tal vez te sientas mejor, igual tu reseña gussstaaa.
ResponderEliminarYo les di esa oportunidad, tranquila, jijiji. En eso mi conciencia está bien tranquila, ;D. Abrazos.
EliminarMenos mal que los leíste en verano porque vaya, que palo de libros! A mí eso me ha pasado muchas veces, por eso cada vez compro menos libros por impulso, aunque eso le quite la magia a visitar una librería... Menos mal que encontraste dos buenos libros con los que desintoxicarte de historias tan insulsas. 1beso!
ResponderEliminarYo pico el anzuelo en Re Read que da gusto, a veces acierto porque tengo referencias o el instinto acierta y otras no. Bueno, me alegro de que al menos con la fantasía se haya arrgelado un poco la cosa :-) Un beso!
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