Pánico a no ser capaz de contar, a no poder escribir, a haber perdido sensibilidad ante la lectura, a no poder transmitir, a no identificar los matices y guiños de los escritores... Pánico a miles de cosas. Cada vez ha sido más difícil pasarme por aquí a contaros mis impresiones sobre un libro. Quejarme me resulta más fácil, lo cual me preocupa muchísimo porque puede convertir esto en un paño de lágrimas. De hecho, dando un repaso rápido por algunas de mis últimas entradas, me he visto dentro de un bucle, un círculo vicioso que me alejaba una y otra vez del blog.
Como quiero derrotar ese terror y volver a mis buenas costumbres "blogueriles", empezaré paso a paso, despacito y con buena letra. Por eso, creo que es mejor que os haga un resumen de lo leído este verano, una visión de conjunto, antes que meterme de lleno en una "sesuda" entrada.
Vamos a ver. Si no recuerdo mal, mi verano empezó abandonando un libro, algo no muy alentador, y que me hacía muy difícil volver aquí a explicar los motivos. Además, tanto la novela como su autor contaban con muy buenos comentarios y críticas en la blogosfera, especialmente entre blogueros a los que tengo muchísimo respeto y de los que me fío un rato largo. Así que aquí fue cuando empecé a dudar de mi criterio y a titubear a la hora de contar lo que pensaba. Resultado: no escribí la reseña.
El libro en cuestión era El mapa del tiempo, de Félix J. Palma. Y es que no conseguía creerme la historia, el argumento no terminaba de engancharme y ni lo que contaba ni los personajes me convencían. Dejé de leer. Hasta que después de un tiempo, lo terminé por "honrilla", tras haber "colado" en el intervalo una lectura bastante interesante.
Fueron Joaquín Leguina y su Domicilio familiar los responsables de ese intervalo. En este libro, me presentaba a su familia, y al mismo tiempo se presentaba él. Y me resultó de lo más interesante descubrir su bagaje personal, su "mochila". De una manera bastante austera, creo, sin florituras literarias ni mucha grandilocuencia, desgranaba su árbol genealógico mientras me explicaba cómo había sido la vida durante aquellos años, o cómo la recordaba al menos, que en eso me pareció bastante honesto. Pero a pesar de disfrutarla, seguía teniendo delante de mí esa maldita pendiente que, en mitad de una escapada veraniega, me hizo abandonar una posible reseña.
Decidí olvidarme por un tiempo de diseccionar la lectura y volver a leer como cuando era niña, sin analizar, sin escudriñar, sino recibiendo la historia como venía, empapándome de ella, sin más. Y me lancé a por la segunda parte de una trilogía, Guardianes de la Ciudadela, que había llegado a mis manos sin querer, ya que la había comprado para completar un lote con el que me había comprometido hacía tiempo. Como veis, una razón "de peso". Pero estaba ahí, tan sugerente; parecía tan fácil y sencilla. ¡Qué sorpresa! Disfruté de El secreto de Xein, de Laura Gallego, como en mi más tierna infancia y adolescencia, sin complejos, sin juicios. Me enganchó tanto que me hice con la tercera parte La misión de Rox (ir también a por la primera ya me pareció excesivo). Pero no solo me atraía el argumento, un mundo amenazado por todo tipo de monstruos donde una élite de guerreros vivía exclusivamente para vencerlos y donde el resto moría sin remedio cuando esa élite fallaba, que me parecía de lo más original, sino también los personajes. Me encariñe enseguida de ellos e incluso le hice ojitos a uno de los guardianes "matamonstruos". En fin, toda una aventura que me reconcilió con mis criterios, pero desgraciadamente no con el blog. No fui capaz de escribir más líneas que estas que os pongo aquí. El bloqueo seguía.
Pasaron por mis manos Rialto 11, de Belén Rubiano; magnífica, con la que me divertí muchísimo y aprendí más, con la que conecté, pero de la que seguía sin poder transmitir los guiños, las virtudes y los elementos que me habían hecho disfrutarla tanto. La página en blanco seguía intimidándome. También le hinqué el diente a Un misterio en París, de Gascon Leroux que, gracias a mi librería de barrio, encontré pegadita a Patricia Brent, solterona, de la que espero poder contaros el resultado final si sigo dando pasos hacia "la reseña completa".
Un misterio en París fue entretenida, no le vi mayores pretensiones que servir al público al que iba destinada. Una novela que me sirvió para darme cuenta de cómo ha cambiado la novela policíaca desde principios del siglo XX, y también lo que atraía a los lectores de antes y a los de ahora. ¡A veces resultaba tan ingenua! La falta de reseña de esta novela ya fue simple vaguitis. No puedo inventar ninguna escusa, desgraciadamente.
Y llegó el turno de Patricia Brent, solterona, de Herbert George Jenkins, sus problemas frente al mundo, frente a las normas y prejuicios sociales, frente a ella misma. Y me enamoró. Y me hizo romper un poco la maraña. Y me despertó las ganas de contar, aunque fuera tímidamente.
Y aunque estas vidas azarosas que llevamos, más la pereza y el cansancio, más algún que otro miedo al blanco me han tenido fuera de juego unas semanas, espero poder ofreceros muy pronto una reseña como Dios manda sobre esta genial novela. Patricia no se merece menos. Hasta pronto.
Hola!! A mí me parece que has dado un paso. No sé si volverás a hacer una reseña al uso pero a mí esta forma de contar tus lecturas me ha gustado mucho y da idea de lo que ha sido para ti.
ResponderEliminarDe Palma leí el segundo de esa trilogía pero ahí me quedé porque me gustó mucho pero soy un desastre para esto.
El de Rialto lo tengo apuntado. De Laura Gallego me falta acabar el último de Idhun (otra vez con las trilogías). Los de Dépoca están en la lista desde hace tiempo.
Un abrazo
Voy a buscar más libros de Laura Gallego. ¿Idhun, dices? Lo buscaré. El de Rialto es una pequeña joya. Gracias por visitarme siempre. Abrazos.
Eliminarhola! solo he leido uno de Palma porque no soy de seguir las sagas, los otros voy a tenerlo en cuenta y me encanto como contaste tus lecturas con el corazon! abrazasosbuhos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Aquí espero seguir contando. Abrazos.
EliminarAy Rialto 11 y Patricia Brent... Suspiro fuerte
ResponderEliminarEl de Palma está en mi lista desde... He perdido la cuenta
Besos
Pero suspiro fuerte fuerte,sí señora, Jajaja. Abrazos.
EliminarCada uno a su ritmo y has leído mucho y bueno... Besos tocaya
ResponderEliminarMuchas gracias. Sí, es verdad, ha sido bueno ;D. Abrazos.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarTambién he pasado por eso. Si es que la pereza, el cansancio y la página en blanco es una combinación explosiva, pero, bueno, lo importante es que las ganas de leer siguen ahí XD
Ah, de Laura Gallego siempre recomiendo Alas de fuego y su continuación Alas negras, que no sé si habrás leído ya, pero que son geniales.
¡Un saludoo!
Gracias Rachelín. Buscaré esas obras de Laura Gallego porque me gustaría seguir leyendo cosas suyas; he disfrutado mucho con estas. Abrazos.
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