domingo, 3 de marzo de 2019

La música más solidaria

Eran muy muy jóvenes. Algunos casi niños. Seguro que todos habían madrugado para llegar puntuales al ensayo general que precedía al concierto. La sala del Auditorio Nacional se iba llenando poco a poco de los orgullosos familiares de eso jóvenes músicos que tocarían en unos momentos, y posiblemente de algún que otro curioso-amante de la música, que había decidido llenar con ella su mañana del sábado. 
   Yo era la orgullosa tía de uno de esos pequeños que formaban la Orquesta Infantil y juvenil EOS y, acompañada de los míos, entraba emocionada, como siempre, en la sala sinfónica del auditorio. ¡Y cómo impresiona esta sala! Ese órgano majestuoso respaldando a los músicos, esas maderas que hacen resonar la pasión y la vida que transmite la música, ese respeto que se siente al formar parte de lo que allí va a pasar.
   Mi pequeño ya-no-tan-pequeño percusionista participaba un año más en el concierto solidario que el Encuentro Orquestal Sinfónico (EOS) organiza con sus alumnos, en beneficio de AFANIC y de la Fundación Pablo Horstman, lo que hacía todo aquello más emocionante todavía, porque esos "grandes" músicos de entre 9 y 17 años estaban ayudando a niños y jóvenes menos afortunados, con una de sus mayores pasiones, y con meses de estudios y ensayos que por fin salían a la luz. 
   

   Ya sentados, estratégicamente, muy cerca de "la percu", esperábamos la salida de estos músicos. Los primeros en aparecer en el escenario recibían los tímidos aplausos del principio que, poco a poco, se iban haciendo más intensos a medida que aparecía el resto de la orquesta. Y allí estaba nuestro artista favorito, con sus 12 años bastante recientes, y dispuesto a darle a los timbales, platillos, bombo y cualquier otro instrumento de percusión de los que participaban en las obras de ese día.
   El programa que daba vida al concierto me entusiasmaba. Era de esos que sabía que me iban a arrancar más de una lágrima. España me suena era el nombre de un repertorio lleno de nuestros ritmos y matices, tanto de nuestros compositores como de los ojos de otros venidos de fuera. Desde el Preludio de la Revoltosa o El Sombrero de tres picos hasta la rapsodia España, de E. Chabrier o la Carmen, de Bizet, las diferentes obras iban llenando la sala de todo tipo de acordes y de compases conocidos, a los que les seguían los aplausos entusiasmados de todos los que estábamos disfrutando de lo lindo con la pasión y las ganas de los que estaban sobre el escenario. Si el rock o el pop hacen que me suba la adrenalina hasta salirme por las orejas, la música clásica me toca el alma de una forma que me resulta difícil explicar, hasta el punto de provocarme lagrimones como puños con determinadas piezas. Si se juntan más de una en un mismo concierto y, para colmo, mi ya-no-tan-pequeño músico participa en ellas, a los lagrimones se unen algunos hipidos de tía orgullosísima y emocionada.

  En ese recorrido, mi "gran" músico había pasado del bombo a los timbales y de ellos al triángulo, y había sostenido con dignidad los pesados platillos, arrancándoles las notas adecuadas con esfuerzo y equilibro. Hasta "blandió" uno de los sonoros abanicos rojos con que los músicos sustituyeron por un momento sus instrumentos, para hacer música y llenar de color el escenario.
   Llegaba el final y me picaban las palmas de las manos de tanto aplaudir. El turno de los bises se palpaba en el ambiente y tras la estupenda Leyenda del abanico, la sala se llenó de los impresionantes acordes de El baile de Luis Alonso, invadiéndolo todo de esa magia que crea la música, mientras yo trataba de camuflar mis hipidos y disimular mis lagrimones. Había llegado el momento de abandonar despacio el auditorio y de marcharnos a brindar por la música y nuestro músico.


Orquesta Infantil y Juvenil EOS. Directora Silvia Sanz Torre.
www.encuentroorquestal.es
www.fundaciónpablo.org
www.afanic.com


5 comentarios:

  1. Ains, Marisa: envidia sana. Está claro que lo pasaste en grande con tu pequeño ya-no-tan-pequeño-percusionista. Y el repertorio que tenían era de lo más atractivo ( o será que esta música a mi me gusta mucho). Abrazos.

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  2. Disfrutar con nuestros pequeños artistas, verles en un espectáculo, más o menos grandioso, no tiene precio. Enhorabuena.

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  3. Gracias Marisa por compartir la experiencia, imagino la emoción del concierto, el lugar, la música y con la participación de tu gran músico. Felicidades.
    Un abrazo

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  4. Qué experiencia tan bonita, no me extraña que te picaran las manos de tanto aplaudir 👏👏
    Besos!

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  5. Hola!!
    Me alegro de que lo hayas disfrutado.
    Besitos :)

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