El chocolate lo puede todo, y en este caso, una chocolatera de porcelana. Blanca, elegante y sencilla, nos lleva de la mano a través de las vidas de los que fueron sus dueños, desde que se hizo añicos una mala noche hasta el día en que la crearon en una ilustre fábrica de porcelana de Versalles, como un pequeño cangrejo, marcha atrás en el tiempo.
Care Santos no está dispuesta a que nos alejemos de Barcelona. Puede que viajemos por distintos siglos, que cambiemos de protagonistas, de ambientes, pero no de ciudad. Esta chocolatera tan especial, que ha perdido su molinillo y está descascarillada en el pico, nos va a mostrar la vida de los protagonistas al mismo tiempo que la de su ciudad.
Con su forma habitual de escribir, elegante y natural, directa, clara, pero nunca vulgar, la autora nos presenta las diferentes historias que transcurren en esta novela jugando con los narradores. Tan pronto el narrador nos habla a nosotros de los personajes, como decide contarle a la propia protagonista lo que está pasando, como si quisiera ayudarla a entender mejor su propia vida. Tan pronto se trata de una narración al uso, como se sirve de unas cartas para que conozcamos la historia. Una historia que se organiza en grandes bloques de sabores (caco, azúcar y canela; pimienta, clavo y achicoria...), y, dentro de ellos, a veces, en maravillosas óperas (Il trovatore, Rigoleto, La Traviata...).
Porque todos los sentidos están metidos dentro de esta novela, incluso el tacto lo ponemos nosotros al pasar los dedos por las hojas. Por eso, ¡ay! del que lo lea en digital. Porque todo en este libro esta pensado para sentir: hay pasiones, hay música, hay aromas y, por supuesto, hay sabor, mucho sabor, porque el chocolate lo envuelve todo.
Y, ¿qué pasa con quién no adora el chocolate? No importa, cuando llegue al final del libro y al principio de la historia, al origen de esta chocolatera tan especial, no resistirá la tentación de coger un trocito, una onza pequeña, y meterla en la boca. Puede que después siga convencido de que no le gusta el chocolate, pero habrá tenido un momento de duda. Los protagonistas, como yo misma, no se plantean la vida sin chocolate, su ciudad sin chocolateros, sus reuniones sin una taza humeante.
Porque el chocolate lo envuelve todo y junto a él esa mágica chocolatera de porcelana. En el presente, sirve para unir y enfrentar a la vez a Sara con los dos hombres de su vida mientras conocen los secretos del chocolate. Un par de siglos antes, se acompaña de la música y las veladas en el Liceo, para que Aurora nos cuente su paso de doncella a señora, y la de buena parte de la burguesía barcelonesa del momento. Yendo aún más atrás, conocemos el origen de su cicatriz, esa desportilladura del pico, mientras paseamos por una ciudad consumida por el cólera.
Y todavía más lejos en el tiempo, la inteligente y luchadora Mariana debe enfrentarse a todos para proteger su negocio de fabricación de chocolate y evitar que le roben la increíble máquina que había creado su marido. Madame Adélaïde protagoniza el inicio de las andanzas de nuestra ilustre porcelana y nos lleva, finalmente, al principio de todo. Ese principio es el que deberíais averiguar vosotros solitos, porque, realmente, merece la pena.
Lo malo de este libro por lo que veo es que no puedas comer chocolate, jeje, porque tal y como lo pintas...De Care he leído uno que me gustó pero dejé a medias El aire que respiras, así que debe ser hora de volver.
ResponderEliminarNo te puedes hacer idea de la fuerza de voluntad que he desarrollado con este libro; tuve que resistirme con toda mi alma para no levantarme del sofá y salir corriendo a por una taza de chocolate, ;D. Y sí, vuelve con Care porque tiene algo diferente. Abrazos.
EliminarLo leí hace un par de años y me gustó mucho, aunque no todas las historias por igual, pero en general fue una lectura interesante para acercarse un poco a la historia tanto de la ciudad de Barcelona como del chocolate
ResponderEliminarBesos
A mí tampoco me gustaron todas por igual. Te confieso que los primeros protagonistas me caían un poco antipáticos, y la historia, un poco lejana para ser la más cercana en el tiempo. En fin, ...de todo como en botica. Abrazos.
EliminarMe gusta la idea de que sea una chocolatera de porcelana la que nos cuente la historia, y también el conocer la historia de Barcelona a través de ella. No he leído nada de Care Santos y el chocolate siempre es una buena excusa ¿no? :)
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo creo. Ánimo y luego me cuentas. ;D. Abrazos.
EliminarTiene una pinta muy buena, tanto la historia como su ambientación y me encanta el chocolate! Asi que gracias por la recomendación.
ResponderEliminarBesos!
De nada. Un placer. Espero que te relamas tanto como yo. Abrazos.
EliminarMe vuelve loca el chocolate y, por extensión, siempre que veo un título chocolateado lo pongo entre mis pendientes... Creo que este libro me gustaría mucho, así que, si me lo encuentro, le daré una oportunidad. 1beso!
ResponderEliminarYo también creo que te gustaría. Si te decides, ya hablaremos ;D. Abrazos.
EliminarMe gustó leerlo. La verdad es que me sorprendió para bien.
ResponderEliminarA mí te me ha gustado leerlo. Lo he disfrutado muchísimo. Abrazos.
EliminarNo hay que resistirse al chocolate, es bueno para el alma :-))) El secreto es comer poquito cada vez. Me gusta muchísimo Care Santos y he leído varias novelas suyas, así que tengo pendiente este chocolate. Bss
ResponderEliminarPues ánimo con él. Algún altibajo hay por ahí, pero eso siempre te hace disfrutar más las partes estupendas. Abrazos.
Eliminar¡Hola! He llegado hasta aquí diría que movida por el olor, digo, palabra "chocolate" ;-)
ResponderEliminary me encuentro con un blog precioso y digno de leer con detenimiento, ¡enhorabuena Marisa!
Un saludo
Muchas gracias Chelo, muy amable. Encantada de tenerte por aquí y pásate cuando quieras. Abrazos.
EliminarChocolate, mmm... pero en pequeñas dosis, no vaya a indigestar. Y, en mi caso, muy oscuro y amargo ;)
ResponderEliminarCreo que no he leído nada de Care Santos, aunque tengo por ahí algún libro suyo, entre el desmadre de mis estanterías. Echaré un vistazo a ver.
Besucos.
A mí también me gusta negro y amargo... Ya me contarás qué tal te ha ido ese vistazo. Abrazos querida Zazou.
EliminarVerlo, leer la reseña y quererlo todo en un instante.
ResponderEliminarJajajajaja, es lo que tiene el chocolate, que es difícil de resistir. Abrazos.
EliminarEsta autora no me atrae mucho, Marisa. Además, ahora que he dejado el vicio del chocolate (mi trabajo me ha costado) como para ponerme a leer sobre él, jeje.
ResponderEliminarBesines,
No, no, ni se te ocurra, que caerías otra vez con más fuerza, jejeje. Siento que no te guste la escritora, pero así comparamos impresiones ;D. Abrazos.
EliminarEs un hecho científicamente comprobado (según me acabo de inventar) que el chocolate, como el café, es de todos los alimentos, el más perfecto acompañante para la literatura. Tnto que algunas veces se convierte en protagonista de la historia, inevitable.
ResponderEliminarQue sigas disfrutando de tus lecturas y del chocolate :)
Abrazos!