Es difícil convencerme de leer novela negra. Siempre hay otro género que se adelanta, que me atrapa primero. Pero algo había en esta historia que me llamaba mucho la atención: la poesía, Edgar Allan Poe, ni más ni menos. A esto se unió el consejo de mi santísima madre que siempre, pacientemente, trata de convencerme sobre lo que acaba de leer, mientras yo la miro con el ceño fruncido como si me estuviera hablando de mezclar pepinillos en vinagre con nata montada.
Así que me puse manos a la obra. Mire la portada, lo giré, leí la pequeña sinopsis de la contraportada y me vi, de repente, leyendo la primera página, allí de pie, en medio del salón. Y lo que leí me empezó a gustar.
Me encontré con un lenguaje muy
gráfico, casi periodístico, muy directo. Supongo que es el mejor
estilo para una novela policíaca, pero en este caso, además, las
escenas se sucedían de forma rápida, muy cinematográfica. Lo cerré de golpe y lo metí en el bolso. Ya estaba decidido. Quería saber qué bullía en la mente de Jack McEvoy al enterarse del suicidio de su hermano. Qué significaba esa nota de despedida sacada de unos versos de Poe. Cuando volví a casa ya era algo tarde, pero me senté un momento en el sofá a leer algunas páginas más de la historia, a saber un poco más de lo que se "cocinaba" en la trama.
La novela estaba narrada en primera persona por el protagonista, Jack McVoy e, intercalada, aparecía la historia del asesino contada por él mismo. Así me encontré tanto al perseguidor dando pasos hacia el delincuente, como a este escapando in extremis de sus perseguidores. Esto me pareció una magnífica forma de crear tensión. Al mismo tiempo que los protagonistas, yo podía ir siguiendo las pistas, haciendo deducciones y descubriendo hechos que me tendrían en vilo durante toda la novela. Y esa noche me quedé sentada a la luz de la lámpara, consumiendo una buena parte de mis horas de sueño. A partir de ese momento, le robé minutos a varias tareas diarias para seguir con la historia.
El aparente suicidio de un experto policía de homicidios, hermano del periodista Jack MacVoy, pone a este sobre la pista de un posible asesino en serie que utiliza poemas de Edgard Allan Poe como supuestas notas de suicidio. Hasta aquí, era todo bastante normal, pero me inquietaba que fueran hermanos gemelos, tan solo diferenciados por una barba. Me enganchó la manera en que consigue colaborar con el FBI y descubrir que antiguos suicidios de policías, resultaron ser asesinatos cometidos por "el poeta", como le llamarán a partir de ahora todos los que le persiguen y estudian. Y me gustó leer pequeños poemas de Poe que parecían describir algún aspecto psíquico del policía asesinado.
En esa búsqueda, Jack se moverá entre sus intereses como periodista, su colaboración con la policía, las sospechas hacía los que le rodean y, cómo no, en medio de un romance, que siempre anima mucho. Esto le daba ese toque humano a la historia a la que se unía una gran descripción de los ambientes (la redacción del periódico, los
despachos del FBI, un motel cutre de carretera) con esa atmósfera, casi empeñada, tan típica
del cine negro, a lo que se une el clásico diálogo entre policía y
periodista tan efectivo para crear tensión.
Poco apoco fueron colándose lo que me parecieron reflexiones del propio autor sobre los personajes: la forma de ser de los agentes del FBI, que no salen muy bien
parados, al igual que los periodistas. Los principios éticos de estos últimos dejan mucho que
desear en algunas ocasiones: "No se trata de un servicio público
ni del derecho de la gente a estar informada, es una lucha a codazos
por tener la noticia", presentándonos, además, la eterna lucha
entre el periodista que informa y el policía que investiga, cada
uno a costa de entorpecer la labor del otro. Y esto lo escribe uno
del gremio, porque el autor de esta novela, Michael Connelly, fue
periodista de sucesos durante diez años en Los Ángeles Times.
Michael Connelly |
Y llegamos al final. Y aquí es donde
he notado que bajaba el nivel de la novela, en el supuesto final de
la historia. Al llegar aquí, noté algo raro que no me cuadraba.
Luego supe lo que era y vi cómo se resolvía y cómo se volvía a
repetir esa sensación, que no puedo contar por no destripar el
final, pero que hace que todo pierda algo de originalidad y se
convierta en un final previsible, visto cientos de veces en el cine.
Sin embargo, a pesar de este pequeño
"pero", he tenido en mis manos una buena novela negra, una
buena historia de intriga, unos personajes bien diseñados y una muy
buena descripción de ambientes. Para mí, que solo leo las novelas
policíacas de Anne Perry, este libro me ha enseñado otras
posibilidades, otro tipo de criminales y de policías, otras
historias paralelas. ¿Mi sensación? La de haber leído una gran
película de cine negro.
pues tiene una pinta estupenda, me lo apunto, sin duda... besos
ResponderEliminarEstá muy bien, muy entretenida. Si la lees, espero que la disfrutes. Abrazos.
EliminarPoe son palabras mayores. Conozco tanto su poesía como su narrativa, y las dos son estupendas. Pero como ya sabes, mi género no es la poesía, así que si tengo que recomendarte algo, sin duda es su narrativa. Buena elección.
ResponderEliminarBesotes, guapa.
En este caso, el pobre Poe solo es la tarjeta de presentación de un asesino, pero, llevas razón, su narrativa siempre es recomendable. Abrazos.
EliminarQue intriga sobre el final... Y Poe siempre hay que tenerlo en cuenta. Habrá que resolver la intriga.
ResponderEliminarBesos
Sin duda, ;D. La intriga está servida. Abrazos.
EliminarUy, uy, me temo lo peor con eso de tantas veces visto en el cine. Me lo voy a pensar mucho, que a mí la novela negra también me cuesta.
ResponderEliminarBesos
Pues, si te soy sincera, me ha merecido la pena, a pesar del final. Ha habido momentos de auténtica intriga, ^^. Abrazos.
EliminarMe ha traído a la mente dos novelas de Matthew Pearl: El Club Dante y La sombra de Poe (tengo que retomar ésta). Parece interesante, pero prefiero terminar primero la de Pearl, que la dejé ahí abandonada hace un tiempo. De todas formas, me llevo anotado también este título.
ResponderEliminarBesos.
Pues haces muy bien. Primero terminar lo que se tiene más a mano. Abrazos.
EliminarLa novela negra me gusta bastante y esta novela no la conocía pero tiene muy buena pinta a pesar de ese pero con respecto al final y su previsibilidad
ResponderEliminarBesos
El "pero" puede que sea impresión mía, aunque me ha resultado bastante familiar. Sin embargo, no le quita intriga a la novela. Te aseguro que me ha tenido impaciente durante mucho tiempo. Abrazos.
EliminarLa novela negra es de mis géneros favoritos así que, a pesar de la previsibilidad, me lo llevo!
ResponderEliminarBesos
Me parece estupendo. Ya me contarás qué te parece, si te decides a leerla. Abrazos.
Eliminar¡Me has convencido! La novela negra empezó a gustarme el año pasado (la había probado poco) y como te dije en twitter no he leído nada del autor así que me lo llevo de cabeza. Además, me suena haberlo vista por casa de mis padres, investigaré la próxima vez que vaya...
ResponderEliminarBesos.
Pues a ver si tienes suerte y la encuentras y la disfrutas y la comentamos, ;D. Abrazos.
EliminarNo he leído nada del autor pero con ganas me dejas, a mi sí me gusta la novela negra pero la frecuento solo de vez en cuando, justo hoy hablo de una de esas que me ha encantado, porque lo cierto es que el ritmo y la intriga de estas novelas me encanta. Lo apunto para posibles.
ResponderEliminarBesos
La verdad es que tienen algo que engancha; quizás esa curiosidad natural que tenemos todos. Abrazos.
EliminarWow!! Pues me lo llevo, buenísimo lo de la mezcla de nata montada con los pepinillos en vinagre :-P
ResponderEliminarJajaja. Todo es cuestión de probar, supongo, ;D. Abrazos.
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