miércoles, 1 de agosto de 2018

Así empieza todo


   Abro la cubierta y empiezo a leer. Primero son solo datos: el título, el nombre del autor, a veces una dedicatoria, casi siempre una frase emblemática de un escritor o de una obra. Después empieza el viaje. 
   Las primeras líneas me abren la puerta. Si al asomarme, me gusta lo que veo y consigo traspasar el umbral, casi siempre me quedo. Si después de un rato sigo allí, es difícil que consiga dar un paseo por sus escenarios. Como mucho, me quedaré sentada en el porche a ver pasar la historia, pero sin participar.
   Sin embargo, cuando puedo entrar, cuando planto los pies en esa nueva tierra y siento su aire y su lluvia y su frío y su calor, me quedo para siempre. Me voy del brazo de sus personajes a conocer las calles de una ciudad o de varias ciudades, a recorrer carreteras, a subir y bajar montañas, a viajar en barco, lo que sea; ya es imposible que vuelva hasta que no llegue el final.
   Los personajes y yo nos hacemos amigos, a veces, hasta participo de sus conversaciones. Puede que hasta me enfade con sus reacciones o que suelte un profundo suspiro cuando por fin les veo felices. He llegado incluso a enamorarme de alguno de ellos, imaginando ser yo quien le coge de la mano, quien le mira a los ojos, quien le besa profundamente.
   Me gusta sentirme otra persona, reaccionar como nunca lo haría a este lado del libro, experimentar sensaciones que aún no conozco y puede que nunca conozca. Me gusta conocer realidades imposibles, vivir en lugares extravagantes, viajar en el tiempo.
   Si consigo todo esto, no habrá nada más difícil que la despedida. El momento de volver se hace duro. Siempre doy la vuelta a esa página en blanco que sigue a la última línea, como si esperase encontrar todavía un poco más, como si pudiera mantener lo vivido mientras siga sintiendo el papel, tocándolo con los dedos, oliéndolo. Un olor que ha ido cambiando a lo largo del camino y que nada tiene que ver con ese olor de libro nuevo recién abierto.
   Todo esto es lo que puede darte un buen libro. Y que nadie me diga que también pasa con el cine o con los videojuegos, porque ninguno de ellos me da la posibilidad de crear una imagen única: la mía. Los personajes tendrán la misma cara para todos; los paisajes, los mismos colores; las ciudades, la misma luz. 
   Así que, cuando llega el momento de abrir de nuevo esa puerta, de preparar un nuevo viaje, me pongo tan nerviosa como un niño desenvolviendo un regalo. Y empiezo a revisar los libros que tengo delante todavía sin leer, y los miro como la ratita presumida miraba su moneda en el cuento de Perrault, y empieza así el primero de los rituales que se desencadenan siempre que leo un libro.
   Con vuestro permiso, voy a dar el primer paso en este ritual; está llegando el momento de decir adiós a quienes están ahora conmigo y quiero dejarlo todo listo para que la transición sea lo más corta posible. Siempre se corren riesgos, por supuesto, pero afortunadamente hay miles de historias que los curan. Allá voy.

8 comentarios:

  1. Preciosa la entrada y la descripción que haces de cómo vives la lectura. Creo que es común a todos los que amamos este arte, los diferentes niveles y lo mágico que es cuando entras.
    Te vemos a la vuelta.
    Abrazos

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    1. Sé que puedo compartirlo con mucha gente, ;D. A la vuelta os cuento qué tal me ha ido. Abrazos.

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  2. Qué bonito, Marisa. La lectura produce tan diversas sensaciones y provoca mundos diferentes en cada par de ojos. ¡Hasta la vuelta! Besotes.

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    1. Gracias :D. Seguro que os hablo de un gran viaje. Abrazos.

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  3. Me he visto reflejada en todo lo que cuentas. Lo has descrito con un sentimiento, una belleza, una emoción, una poesía... Enhorabuena y gracias por alegrarme la mañana.

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    1. Gracias a ti por tus piropos; eso sí que alegra las mañanas, jajaja. Abrazos.

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  4. Magnífica entrada, Marisa. Totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre lo que comentas en todo lo que nos puede dar un libro. No sucede así con otras disciplinas artísticas: ni mucho menos. Abrazos.

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    1. Gracias Francisco... ES que es algo tan tan especial. Abrazos.

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