viernes, 19 de abril de 2013

Mesopotamia. ¡Cómo hemos cambiado! O no.


Hace unos días, estuve viendo una de las exposiciones más bonitas que he visto en los últimos años. Caixa Forum presenta, en Madrid, la exposición Antes del diluvio. Mesopotamia, 3500-2100 a. C, que va acompañada de una serie de conferencias y charlas sobre la misma. Fue fantástica. Era interesante, estaba bien montada, los paneles explicativos eran fáciles y didácticos y algunas de las piezas que se exponían eran únicas, como por ejemplo el que se considera primer catastro de la historia (2112-2095 a.C.).



   La exposición
 Normalmente, en esta clase de exposiciones, se muestran el mismo tipo de piezas: joyería, restos cerámicos, maquetas, estatuillas, etc. Algunas tienen piezas más impresionantes que otras, pero, en general, son piezas que muestran las distintas facetas de la vida: la política, la religión, la vida cotidiana, etc.
   En este caso, además, se había creado toda una atmósfera de lo que supusieron las primeras excavaciones en esta zona: fotos,  proyecciones, mapas, vídeos explicativos, etc.  Y algo que me pareció de lo más original: diarios de viaje de antiguos exploradores y estudiosos, como por ejemplo el perteneciente al judío Benjamín de Tudela (siglo XII), que estuvo por aquellos mundos incluso antes que el mismísimo Marco Polo. 
   Después de recorrerla tranquilamente (es verdad que aproveché la hora de la comida y apenas había gente), de pararme en los expositores el tiempo que necesitaba, de poder leer sin prisas las transcripciones de las tablillas cuneiformes, me dediqué a buscar todas aquellas cosas que han permanecido hasta nuestros días. ¿Durante cuánto tiempo el hombre continúa haciendo lo mismo?
   Siempre me ha impactado la cantidad de costumbres y de actos que el ser humano viene repitiendo a lo largo de los siglos. ¡Estamos hablando de hace más de 4.000 años! Pues bien, era "alucinante" ver las cosas que seguimos haciendo al igual que hacían los antiguos habitantes del Oriente Medio. Por ejemplo, se realizaba una ceremonia para colocar el primer ladrillo de la construcción de un edificio oficial, un ladrillo hecho por el rey de turno (quien añadía un poco de miel, leche o cerveza a la masa de adobe) y que él mismo colocaba en dicha ceremonia. ¿Os suena? También había montones de amuletos contra el mal de ojo, algo que todavía mucha gente sigo haciendo en todo el mundo. O, por ejemplo, los planos de una casa o de un templo perfectamente trazados (en una tablilla de arcilla, es verdad) sin plotter ni nada parecido, pero tan precisos en su trazo como ahora en papel.
   Y qué decir de algunas joyas. Podrían estar, perfectamente, en cualquier mercadillo de artesanía actual. 
   Evidentemente somos animales de costumbres, los rituales nos hacen sentir tranquilos, formar parte de algo que conocemos, que sigue unas normas que ayudan a que todo funcione.
   ¿Qué otras cosas curiosas me llamaron la atención? Por ejemplo, las maquetas de las embarcaciones con una forma casi exacta a las canoas de los indios americanos; también, la única representación que se conserva de un difunto, en una pequeña tablilla, ya que no se representaban los cadáveres en la antigua Mesopotamia; o la similitud que se resalta en un comentario, sobre una de las tablillas expuestas, entre la palabra acadia banû y la actual albañil procedente del árabe; y, por último, la figura del rey-constructor Gudea (2144-2124) quien, al parecer, se volvía loco con esto de construir e inaugurar... También entonces existía la "fiebre de la inauguración". ¿A qué también os resulta familiar?
   Las lecturas
Como siempre, trato de relacionar cualquier noticia o actividad cultural con los libros y no tengo más remedio que hablaros de los libros que me vinieron a la mente mientras visitaba la exposición: La historia empieza en Sumer (Samuel Noah Krammer, 1956) y Dioses, tumbas y sabios (C W Ceram, 1949). Son libros que llevan en mi casa desde que tengo uso de razón y sobre los que mi madre me contaba historias cuando yo era aún una mocosa que no tenía ni idea de que terminaría estudiando esta carrera. Historias sobre el primer pelotilla o el primer gamberro, sobre el primer ataque de nervios o el primer calendario agrícola. 

   Y sobre los descubrimientos y las investigaciones arqueológicas más significativas de los últimos tiempos. Los esfuerzos, los obstáculos, los éxitos y los fracasos de los hombres que tuvieron que enfrentarse a mucho más que a la orografía de la zona o a la burocracia política. Son libros que, después, leí personalmente y que no son, para nada, los típicos "ladrillos" que se puedan esperar en unos libros especializados. 
   Espero que todo esto os anime a visitar la exposición. Los que no podáis, hacedlo a través de Internet; hay una visita virtual. ¡Ah! Y atreveos a leer los libros, os lo aconsejo de corazón, éstos u otros que os apetezca y que estén relacionados con el tema. ¿Me contareis cómo os ha ido? Os espero.

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