domingo, 11 de diciembre de 2016

La mujer del siglo

Pero mira que me gustan las novelas ambientadas en otra época; esas que me llevan al pasado y me pasean por una ciudad y me mezclan con su gente. Esas que me meten en los ambientes de hace muchísimos años y me presentan a personajes muy creíbles. Si el argumento es medianamente lógico y verídico, ya me tienen convencida, y lo perdono casi todo. Por eso he disfrutado tanto con La mujer del siglo, porque me he creído la historia, porque me he visto en los lugares descritos y porque me han convencido sus protagonistas.
   Con un lenguaje claro, rico pero no rebuscado, a veces rudo y otras poético, Margarita Melgar ha conseguido meterme en los ambientes de la Barcelona de principios del XX y pasearme por sus rincones (algo que me gusta muchísimo porque así paseo por una ciudad que no conozco), ha logrado transmitirme los sentimientos y el carácter de sus protagonistas y me ha metido de lleno en una historia entretenida y emocionante.
   El Siglo no es solamente el que acaba de empezar, con sus revueltas sociales y sus avances industriales, es también el nombre de unos grandes almacenes al que acuden las damas pudientes a comprar sus vestidos.  En él se empiezan a notar los cambios del momento (una mujer al frente, una exposición de pintura en ellos, nuevas fotografías en sus catálogos), en él se entrecruzan las vidas de nuestros protagonistas (costureras, modelos, fotógrafos, aristócratas) y en él cambiarán sus vidas y decidirán su futuro.
Postal tomada de Google
   A veces, la historia roza peligrosamente el folletín, pero consigue esquivar la amenaza con la habilidad narrativa de la autora y, sobre todo, con la fuerza de los personajes. Unos personajes que se enfrentan a los prejuicios raciales y, por supuesto, sociales, a la pobreza, a las injusticias; que conocen también la amistad, el amor y la honestidad. Y aunque es una novela de mujeres, por suerte, los hombres no aparecen desdibujados como en otras historias, sino que están a la altura de sus compañeras.

   El argumento es totalmente "novelero": una huérfana, Consuelo, que deja el orfanato de las monjas para trabajar en una casa de la alta sociedad, decide escaparse de allí cuando comprueba que la señora de la casa quiere que haga algo más que plancharle las puntillas de los vestidos. Mientras decide qué hacer, se pasea por los almacenes El Siglo, donde siempre se había sentido a salvo y donde soñaba con una vida mejor. A partir de aquí, su vida dará un giro total y vivirá todo tipo de experiencias: conocerá gente bohemia y se reunirá con antiguas amigas; tendrá éxito y fracasará; se enamorará y descubrirá sus orígenes. Todo un tiovivo, ¡vaya!
   Pero un tiovivo muy bien decorado, con una música de carrusel elegante y bien interpretada, con un buen funcionamiento y puesta a punto, en el que me he subido muy a gusto porque, cuando algo se hace bien, disfrutas de lo lindo.
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