domingo, 1 de mayo de 2016

Lo que soy capaz de hacer por desesperación

Los que adoramos leer, somos capaces de "tragar" cualquier cosa en situaciones de "mono". Y justo eso es lo que estoy viviendo yo en estos momentos de desesperación. 
 Últimamente, sufro de fenómenos paranormales en casa: mis cosas se esconden en sitios diferentes sin avisarme y deciden aparecer después de meses en los que las había dado por perdidas. O eso, o estoy como una chota, y puestos a elegir, prefiero la primera opción.
   Hace una semana decidí hincar el diente al libro de Toti Martínez de Lezea que, yo pensaba, estaba esperando turno en la estantería. Mi dedo lo buscaba tan tranquilo, repasando los lomos de los libros, de izquierda a derecha, primero, de arriba abajo, después. Al no encontrarlo, este dedo empezó a tamborilear un pelín nervioso, esta vez de abajo arriba y de derecha a izquierda, pero Toti no aparecía. Los nervios ya me empujaban por el resto de las estanterías de la casa, me llevaban a buscarlo en las bolsas en las que los guardo cuando me los llevo de paseo, en los cajones de las mesillas, debajo de la cama... ¡Ya volvíamos a las andadas!
   Aún lo sigo buscando, no creáis, pero mientras "el señorito" se decidía a aparecer, yo necesitaba algo que llevarme a los ojos y, ¡horror!, no tenía nada nuevo que leer. Confiada en las últimas adquisiciones de la biblioteca materna, nunca compruebo las reservas de "víveres" para los casos de emergencia como este. Y ¡Claro!, llega ese momento tan angustioso de la búsqueda desesperada de un sustituto, del escalofrío en la espalda mientras recorro todos los rincones con libros que hay en la casa, buscando una posible lectura.
   Por desgracia, no sé vosotros, pero yo soy incapaz de quitarme de la cabeza las ganas de un libro cuando ya he decido que quiero leerlo. Su imagen me persigue machacona y no consigo saborear nada de lo que pruebo. Reviso todo por enésima vez, nerviosa; me cabreo conmigo misma, por no tener las cosas en su sitio cuando las necesito; y termino regañando hasta con el Lucero del Alba. Y entonces, llega la Desesperación. Y me enseña esas compras "un tanto estúpidas" que hice hace siglos por internet. Y me "restriega" por los ojos ese librito que está el último en la fila de títulos de la tablet. Y caigo irremediablemente en él ante la idea de irme al trabajo sin lectura que me acompañe en los viajes. Bastante dura ha sido la noche al acostarme sin acompañantes.
   Y así es como me encuentro leyendo Iniciación, de Gemma Herrero Virto, al parecer, el primero de una saga llamada Viajes a Eilean, sobre magia, magos, mundos paralelos y adolescentes luchadores.
   ¿Por qué? Eso quisiera saber yo. Lo más curioso es que, a pesar de ser bastante infumable, sigo con él, tirándome de los pelos con sus múltiples topicazos y sus recursos manidos, pero sorprendida al verme analizarlo, a querer saber el final de la historia de Luna y su hechicera tía Emma; a tomar notas; y a haber renunciado a la búsqueda del libro de Toti que, dicho sea de paso, sigue sin aparecer.
   
Y feliz día de la madre, en especial a aquellas que, como la mía, han hecho que amemos la lectura hasta el punto de necesitar leer a toda costa.

20 comentarios:

  1. Eso es como el duende que te despareja los calcetines. Pero Toti volverá, ¿se lo prestarías a alguien? Respecto a la obsesión por el libro escurridizo sí, nos pasa a todos. Pero lo de aguantar el rollo ese que te estás tragando es para nota. No sé, por tu bien espero que le encuentres sustituto pronto.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Norah... a veces pienso que tengo algo de masoquista. Abrazos.

      Eliminar
  2. En casa también tenemos ese problema con algún libro y no hay manera de localizarlo y respecto a tu lectura de sustitución no creo que me vaya a gustar porque no soy muy aficionada a ese tipo de historias
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Tatty, no me gusta ni a mí. Seguiré luchando con los duendes ladronzuelos de libros. Abrazos.

      Eliminar
  3. Conozco la sensación. Estar enganchada a un libro que sé que es malo pero no puedo dejarlo. Y es una cosa que me pasa de vez en cuando y me sirve para salir de un bache lector.
    Un beso ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo así debe de ser: una forma de pasar un bache, en este caso, obligada. Abrazos.

      Eliminar
  4. En mi caso si desapareciera un libro, sería un fenómeno paranormal. Lo digo porque en mi casa solo leo yo y los libros son míos. jejej Eso sí, conozco esa sensación de mono que cuentas. Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Y no se esfuman? Pues los míos sí, sean míos o del Lucero del Alba ;-) Abrazos.

      Eliminar
  5. Qué horror cuando un libro se despista!!!!
    Tu lectura actual... No has tratado de convencerme mucho eh? Jajajajaja
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada de nada, jajajaja, es que primero debería convencerme yo. Abrazos.

      Eliminar
  6. Ante la desaparición paranormal de tus lecturas favoritas echa manos de los clásicos. Esos nunca defraudan.
    Es un consejo hasta Toti aparezca por cualquier rincón junto al duende ladronzuelo de volúmenes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esos han sido mi salvación los primeros momentos, pero sus encuadernaciones no son para llevármelos de viaje :-( Abrazos.

      Eliminar
  7. Jajaja como me suena. Yo me tiré buscando dos días un libro que resultó estar debajo de un cojín de un asiento de la cocina de esos que sólos e usan cuando somos veinte a comer. Al final y de camino leí una basura de libro que tuve que terminar con el reaparecido mirándome y riéndose de mi (vale, no se reía porque es un libro... pero me lo parecía) desde la mesilla de mi cama por lo que me había obligado a hacer. Y lo peor es que cada vez que pasaba, lo miraba, no fuese a fugarse de nuevo!!!!
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué horrible sensación! Además de masoca, estoy burlada, jajajaja. Volveré a revolver los cojines, por si este libro ha aprendido del tuyo. ;D. Abrazos.

      Eliminar
  8. Jajajaja, ya verás cómo aparece, como dices, cuando menos te lo espere. Lo sé porque ese fenómeno tan extraño sucede en mi casa también, jajja, qué raro ... A mí también me pasa que si tengo un libro en mente no paro hasta leerlo, y eso puede hacer que si cogemos otro libro nosotros mismos no estemos al 100% con él. Otras veces es que el elegido es simplemente infumable, claro.

    Así que ánimo con tu lectura y ¡¡avísanos si aparece Toti!!

    bsos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo que los fantasmas, duendes o lo que sean viajan de casa en casa que es un gusto. Seguiré buscando, ;D. Abrazos.

      Eliminar
  9. Ya sabes que los libros tienen vida propia y toman sus propias decisiones. Así que no te preocupes, el que buscabas ya volverá cuando lo considere oportuno.
    Y en cuanto al "infumable", también tiene su lado positivo: ésos nos hacen apreciar más y mejor los buenos.
    Saudos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué gran verdad, querida Ángeles. si no fuera por ellos, no sabríamos cuánta belleza encierran otros. Abrazos.

      Eliminar
  10. Pues de esa autora yo he leído dos libros que me gustaron mucho. El que lees ahora no lo he leído pero no me importaría darle una oportunidad más adelante al menos para probar si me gusta como los otros.
    Besos!!

    ResponderEliminar
  11. Ja, ja, ja... me siento completamente identificada contigo, por lo de no encontrar lo que busco, más que nada. Y también tengo libros no muy amenos, de "urgencia" por si no tengo nada mejor para leer en el metro. Esos se los suelo coger a mi marido, que compra ensayos que luego, almacena y no lee. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...