domingo, 3 de abril de 2016

Uf... ¡Por fin!

Las ausencias son muy difíciles de llevar, mucho. La ausencia de internet me obligaba a una semana de distancia de mis colegas blogueros; podría verles, leerles, pero no decirles lo que me había gustado su entrada, o la entrevista a ese autor, o lo diferente que había sentido yo ese libro que comentaba. Me había quedado sin voz.
   En principio, pensé que una semana de descanso absoluto tampoco me vendría mal; dedicarme a leer, exclusivamente, sin pensar en enfoques o en tiempos, sería volver a otros momentos. Pero me mentía. Mis dedos tecleaban sobre cualquier mesa que se les pusiera por delante, la lectura me pedía notas y comentarios futuros a cada punto y a parte y mi móvil, cruelmente, me mostraba todo lo que se movía en la blogosfera sin dejarme formar parte, dando error a cada intento de comentario, dando fallos a cada pulso de la tecla "enviar".
   Después, llegó la conexión, pero también mi inconsciencia, y no se me ocurrió otra cosa que meterme a "cocinillas" y preparar una serie de cambios de imagen que celebraran mi tercer año en las redes. Y mi inhabilidad con las herramientas de las nuevas tecnologías y mi falta de paciencia decidieron que la Semana de Pasión se alargara a otra Semana de Adaptación: a la rutina, a las prisas y a dejar las cosas como estaban.
   En este peregrinaje, me acompañó una novela, pegada a mí de forma inexplicable. Estuvo conmigo en la travesía de Pasión sin que yo encontrara pasión en ella, como si me agarrara a la única tabla que había, encendiendo y apagando el libro más de una vez, sin conseguir entrar en la historia y sin que los personajes se hicieran mis amigos. Después, siguió a mi lado, más como un hábito que como un deseo. Yo leía y leía, pero no sentía. Avanzaba en la historia sin llegar a entrar en ella.

   La mujer del reloj, de Álvaro Arbina, daba vueltas en mi boca, y no sabía por qué. Estaba bien escrita, sin ninguna duda. Tenía un lenguaje correcto y preciso, a veces un poco rimbombante, pero quizás fuera para adaptarse a los años de 1800, durante la invasión francesa. Sin embargo, se me hacía distante, frío. La historia no podía ser más completa: intrigas, misterio, aventuras, luchas de espadas, batallas, traiciones. Pero había escenas tan tópicas, momentos tan previsibles, hechos que adivinaba antes de que ocurrieran, que todo se desinflaba por momentos.
   La historia del joven Julián, que pierde a su padre, la única familia que le quedaba; que ve como las tropas francesas arrasan la tierra que tanto amaba; que se ve envuelto en los misterios de una logia secreta; que pierde al amor de su vida; que se encuentra con su tío desconocido con el que descubre la labor de las Cortes de Cádiz, la gestación de La Pepa; que conoce el infierno de las cárceles y del destierro; que lucha en una guerrilla; que ve el triunfo y el final de la guerra; ese Julián, que tiene una vida verdaderamente de novela, no consiguió en ningún momento hacerme cosquillas en el estómago, o encogerme la garganta con la tensión, o emocionarme con sus impulsos y sus decisiones. No podía evitar encontrar trucos y recursos mil veces vistos a lo largo de la literatura y del cine: el aprendizaje del manejo de la espada, el sacrificio del amor para salvar a la familia, los personajes que resultan ser otros distintos, momentos emotivos, de los de lágrima fácil y mano en el pecho.
   Sin embargo, esto lo podría haber sobrellevado perfectamente si la historia me hubiera hecho vibrar. Pero todo me resultaba tan lejano. Tanto las descripciones de lugares y de personas como las explicaciones sobre sociedades, logias o hechos históricos me parecían más propios de un manual que de una novela. Eran precisos, rigurosos, exactos y... "fríos".
   
Y a pesar de todo esto, no quería soltar la historia. Estaba decidida a terminarla, a conocer el destino de Julián, porque le había cogido simpatía. Era demasiado justo y equilibrado en sus actos, incluso cuando se alteraba, pero me gustaba. Y, además, quería saber cómo acababa todo aquello, quería descubrir si mis suposiciones eran ciertas, si eso que me parecía tan previsible, en realidad lo era.
   Y lo fue. Y el final resultó el que imaginaba. Y a pesar de que todo se alargaba inútilmente, dando vueltas sobre la misma idea como para intensificar lo que se suponía que era una sorpresa, yo me quedé ahí hasta el epílogo, apagando el ebook con una mueca de desilusión y sorpresa por ese final que suponía, pero que intuía más sonoro, menos incomprensible.
   En fin. Todo pasa. Los obstáculos se suelen superar, los errores se deben intentar arreglar y las lecturas que no nos calan deben dejar paso a la esperanza de la siguiente.

27 comentarios:

  1. Bueno, una reseña menos entusiasta no viene mal para bajar espectativas. Lo leeré porque me han hablado muy bien de él, pero tendré en cuenta lo que comentas
    Besos

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    1. Fenomenal Carax, así podremos comparar. Ya sabes que esto es todo subjetividad. Abrazos.

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  2. Yo también he estado varios días desaparecida. Pero me llamaba la atención no echar de menos demasiado el blog. Necesitaba un descanso. El libro que reseñas hoy no creo que me lo lleve, al menos de momento. Un beso.

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    1. Sí, Lady, te he echado en falta. Me alegro de que te tomaras ese descanso y aún más que estés de vuelta. Abrazos.

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  3. Oh... una opinión distinta a las otras pero que viene muy bien también para conocer otro punto de vista. Gracias!

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    1. Yo también leí muy buenas cosas sobre él, por eso me decidí a leerlo. Lo que pasa que cada uno somos un mundo y un mundo librero muy subjetivo. Si lo lees, ya me contarás qué te ha parecido. Abrazos.

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  4. Bienvenida, Marisa. A mí sí que me gustó mucho La mujer del reloj y el final la verdad es que ni se me pasó por la cabeza, no estuve nada fina ahí. A ver si el próximo lo disfrutas más.
    Besos.

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    1. Es evidente que no he visto lo mismo que el resto en esta novela. Bueno, esto suele pasar. Voy a ver si tengo suerte con la próxima; le tengo muchas ganas y espero disfrutar, simplemente. Abrazos.

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  5. A mí esta novela me gustó muchísimo y no me imaginaba ese final pero bueno, tiene que haber diversidad de opiniones y no a todos nos gusta lo mismo
    Besos

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    1. Evidentemente, me salgo de la media. Pero, sinceramente, ha sido mi impresión. Me gustaría poder explicar exactamente en qué fragmentos me ha pasado lo que os cuento, pero eso sería destripar la novela. Abrazos.

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  6. Bienvenida! A veces las tecnologías dan mucho la lata...
    El libro por lo que cuentas no termina de convencerme y dado que tengo tantos pendientes este no me lo llevo.
    Besos!

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    1. Tú decides, Alicia. Y gracias por recibirme de nuevo, ;D. Abrazos.

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  7. Pues hala, una lectura para olvidar junto con el montón de desapaños que has padecido. Y de paso nos la ahorras, había leído críticas más positivas pero lo que has contado me ha disparado las alarmas.
    Una vez que empiezas a hacer reseñas ya no lees igual, incluso aunque luego no hagas reseña.
    Un abrazo

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    1. Pues sí, hala, a olvidar los patinazos. La novela, no del todo, porque no todo ha sido desilusionante. Y qué gran verdad: ya no vuelves a leer igual. Abrazos.

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  8. A veces, las tecnologías dan mucha guerra... Más de una vez he tenido que aparcar el blog porque mi pc decidía ponerse en huelga.
    En cuanto a la novela, he leído opiniones muy distintas, así que no tengo muy claro si leerla o dejarla pasar.
    Besos:)

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    1. Ay, las tecnologías son mi calvario personal. Opiniones distintas significan más puntos de vista que ayuden a elegir, ¿no? ;D. Abrazos.

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  9. Vaya... me ha dado pena del escritor. ¡Con lo que parece habérselo currado! Me alegro de que haya acabado tu semana de pasión. Un abrazo.

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    1. Ay, Zarzamora, mujer, que me has hecho tener cargo de conciencia; pero, qué quieres, tenía que ser honesta, y sobre todo, no puedo evitar ser subjetiva, qué le voy a hacer... Abrazos.

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  10. Yo lo tengo en casa, pero lo quiero dejar enfriar por el exceso de entusiasmo vertido en las redes. Me ha gustado tu entrada es una lectura que aporta rasgos diferentes al libro
    Besos

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    1. Gracias ^^. Sí, eso parece, que no coincido con la mayoría de las reseñas. En fin, esperaré a ver qué te parece, cuando la leas. Abrazos.

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  11. Lo estoy leyendo actualmente y de momento lo califico de entretenido.
    Abrazos y bienvenida.

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    1. Totalmente de acuerdo, entretenido sí es. Pues ya compararemos impresiones, entonces. Abrazos.

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  12. Ya he comentado varias veces sobre este libro, y siempre lo mismo, vaya, que no me llama la atención y así sigo.

    Y bueno, al menos ya andas de nuevo por estos lares, ¡bienvenida!

    bsos!

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    1. Gracias Rossy, sí, aquí sigo, aunque sin haber conseguido los cambios que quería. En fin, no se puede tener todo, jijiji. Abrazos.

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  13. Hola. A mi me gustó muchisimo esta novela y la disfruté a lo grande. El final me pilló por sorpresa. Un beso ;)

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  14. Yo también estoy un poco desaparecida... Y es muy frustrante no poder comentar como antes otros blogs! Sobre el libro que traes hoy, pues nada, que no me llama nada y que lo veo un poco "sin sal"; ahora mismo necesito un poco más de emoción en mis lecturas. 1beso!

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  15. Uy, Marisa, eso de la desconexión sienta fatal. Cuando no puedo estar "navegando" me encuentro casi como en una isla desierta. Me digo que la lectura me va a ayudar a pasar ese bache, pero no ayuda del todo: una cosa va unida a la otra, por lo que se ve. Faltan las relaciones online, falta esa ventana al mundo virtual. Disfruté con la lectura de La mujer del reloj. Me gustó la trama, aunque diría que no es un thriller al uso, pero está claro que este joven autor tiene mucho potencial. Besos.

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