domingo, 17 de abril de 2016

Flores como bálsamo

Bálsamo, según la RAE, significa: consuelo, alivio, entre otras definiciones como: sustancia comúnmente aromática. Como consecuencia, Flores para la señora Harris, de Paul Gallico, ha sido para mí un bálsamo aromático en toda regla.
   Es cierto que casi cualquier libro puede ser un bálsamo, pero este en concreto llegó en el momento justo de curar anteriores lecturas, entre aburridas y decepcionantes, que me tenían tristona y desencantada. Como no esperaba nada, encontré casi todo, al menos, de lo que necesitaba en ese momento: entretenimiento, sonrisas, ternura por una historia cándida y alguna mueca de enfado; una buena mezcla para la recuperación.
   La señora Harris me cayó simpática nada más empezar la lectura. Su concepto sobre su propio trabajo como una tarea de importancia nacional era divertidísima; y su tesón y lucha por conseguir ese traje de ensueño comprado en la casa Dior de París, el típico argumento encantador de una antigua comedia de los años cincuenta. Su comportamiento maternal pero firme con todos a los que conoce, casi de antigua maestra de escuela, me despertaba ternura, la ternura de esas antiguas películas que veía de pequeña los sábados después de comer, sentada en el sofá del cuarto de estar, entre mi madre y mi abuela, mientras mi padre dormitaba en el sillón y mis hermanos jugaban o dormitaban también.
   La señora Harris, armada de escoba y plumero, lucha contra las adversidades como una auténtica enfermera diplomada lo haría contra una epidemia, y consigue reunir el dinero suficiente para ese gran sueño suyo de poseer el vestido de Dior más maravilloso del mundo. Sus pasos para lograrlo y su estancia en París mientras se hace realidad su sueño es lo que da cuerpo a esta novela, que se llena de personajes agradables, no demasiado profundos, pero lo suficientemente bien formados como para hacernos disfrutar de la historia.
   Como en esas comedias de las que antes hablaba, la ingenuidad del argumento no impide que se pueda disfrutar de magníficos momentos de humor, ese genial humor que no necesita de situaciones cómicas para hacernos reír, sino de una simple conversación de lo más cotidiana entre dos "señoras de la limpieza londinense" que, al parecer, y según el autor, era una especie tan particular y básica en los cimientos del Imperio Británico como las nanys o los mayordomos. La brillantez de muchos de sus diálogos, especialmente al principio del libro, han sido "la joya de la corona" de esta historia.
   No sé si la visión de este escritor norteamericano sobre el carácter británico era el "oficial" entre sus compatriotas, y tan solo buscaba resaltar esos tics que todos reconocerían y les harían reír, pero a mí me ha hecho disfrutar de lo lindo al elegir, de forma muy divertida, los típicos prejuicios ingleses hacia sus vecinos franceses, para desmontarlos más tarde y llegar a la conclusión de que no son tan distintos.
   Salvo algunos puntitos machistas propios, supongo, de la época en la que fue escrita (1958) y los momentos emotivos y de ensaltación de la bondad y la naturalidad que protagoniza nuestra increíble señora Harris, la novela me ha hecho disfrutar sin dobleces, sin excusas, sin análisis sesudos, de una historia simpática y sin pretensiones, simplemente centrada en proporcionar la sencilla necesidad humana de sonreír sin más, de pasarlo bien. Posiblemente también, de conseguir un buen guión para una película posterior, como así ocurrió.
   Aunque se pueden ver ciertos arquetipos comunes, ciertos guiños universales, la trama se centra en mostrarnos el poder de unas convicciones fuertes, la seguridad de una conciencia tranquila y el orgullo de saber que se hace lo correcto.
   Imagino que expertos analistas sacarían la moralina de esta historia y la puntuarían de acuerdo a su originalidad o a su valor literario. Pero yo solo quería hablaros de su valor terapéutico para una lectora que necesitaba pasarlo bien de nuevo con un libro. Espero haberlo conseguido.

17 comentarios:

  1. Pues espero que lo hayas conseguido y gracias por darmela a conocer.
    Besos!

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    1. De nada, Alicia. Es una buena tirita, para momentos de hartazgo y bajonazos lectores. Abrazos.

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  2. Está en la lista esperando turno. Es verdad que puede llegar a tener ese puntito machista, bueno, como muchos libros de hoy en día que también lo tienen y nadie dice nada. Pero esas pelis eran tan bonitas que está bien recuperarlas en forma de libro también. Me alegro de que te encuentres mejor con la lectura.
    Un abrazo

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    1. Exacto, querida Norah, ¡eran tan bonitas! Su ingenuidad, su buen humor... Ojalá la disfrutes mucho. Abrazos.

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  3. ¡Me encantó esta pequeña historia! Hay que leerla como un cuento, como una fábula, una anécdota simpática y muy feelgood con la que recuperar la fe en la humanidad (o al menos para no pensar que todos los humanos son malvados por naturaleza). Vamos, el bálsamo del que hablas. Me encantaron las descripciones de los personajes que hace Callico, tienen mucho sentido del humor. Bss

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    1. Qué sepas que fuiste tú quien me empujó a leerla; según terminaba tu reseña, daba al clic de comprar, jijiji. Así que, gracias querida Mónica. Abrazos.

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  4. Va a ser, espero, de mis próximas lecturas, así que paso de puntillas
    Besos

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    1. Pues nada, a ver qué te parece. Ya me pasaré a cotillear tu opinión, ;D. Abrazos.

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  5. No sé... ésta no me convence mucho. Un beso.

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    1. Pues sin convencimiento no hay disfrute, así que déjala pasar. ;D. Abrazos.

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  6. Yo lo tenía anotado por la reseña de algún blog, no recuerdo cuál, lo único que me falta es encontrarle un hueco
    Besos

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  7. Tengo que decir que conmigo lo has conseguido. Además la colección Rara Avis me gusta mucho, la verdad, así que es cuestión de tiempo
    Besos

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  8. No la conocía. Pinta bien. Me la apunto.
    Feliz semana!
    Un beso ;)

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  9. Me encantó esta novela. SEncilla y profunda.

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  10. Claro que lo has conseguido. Este libro me lo apunté tras la reseña de Mónica (Serendipia), y ahora, tras leerte a ti, veo que hice bien.

    bsos!

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  11. No conocía el libro, aunque esos puntitos machistas no creo que sea capaz de digerirlos ahora mismo. 1beso!

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  12. Pues sí que lo has conseguido, porque transmites lo agradable que ha sido para ti esa lectura, y, como mínimo, consigues que el lector (tu lector) sienta curiosidad y quiera disfrutar también de un libro así, una historia sencilla, sin pretensiones, que hace sonreir y relaja. ¡Pues casi nada! :)

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