jueves, 20 de noviembre de 2014

Con los pies en la tierra a través de los libros

Cuando la mitad de tu vida la pasas unas veces entre sueños, mientras duermes, otras entre trenes y metros, mientras viajas, tu otra mitad necesita echar un lazo a la realidad, sentir cierta unión con lo que de verdad pasa a tu alrededor. Yo lo he conseguido con los libros.
   Abro los ojos, sobresaltada por el despertador, y se me llenan de luces y sombras que tardan mucho en marcharse. Con la taza de café caliente entre las manos y un par de galletas dispuestas para mojar, solo consigo despertarme cuando algún párrafo del libro de turno hace que mi cerebro se active. Después, los pasos de la rutina (la ducha, la ropa, el abrigo) solo sirven para trasladarme de mi casa al tren. Ya sentada, vuelvo a tomar conciencia del espacio en el que estoy, de la vida que gira a mi alrededor, cuando siento las hojas de papel en los dedos o, un frenazo en seco hace que pierda la línea de lectura y mire a través de la ventana. La luz del sol está luchando por salir y todo parece un poco fantasmagórico. Así que vuelvo la vista a la lectura y me encuentro de nuevo con esa conversación que había dejado a medias, y regreso de nuevo a donde me encontraba tan a gusto, tan completa.
   Los distintos mundos que encuentro en mis lecturas son los que me dan la continuidad que necesito para saber dónde estoy. No quiero cortes en seco en la marcha del día, necesito saber que, en todo momento, estoy dentro del mundo que he ido formando paso a paso, y eso lo consigo mediante un libro al que poder acudir para mantener esa continuidad. Mi día pasa entre un sitio y otro; un momento estoy trabajando en el ordenador, otro instante viajo en metro o en tren, a la hora siguiente estoy en clase de idiomas... ¿Cómo no voy a encontrar mi auténtica casa dentro de un libro? Ese hogar me lo puedo llevar a cualquier parte, y es el  único espacio que va siempre conmigo, esté donde esté.

12 comentarios:

  1. Muy buena reflexión sobre lo que es para tí la lectura. Hay épocas en las que comparto tus sentimientos totalmente

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    1. Gracias Hache. A veces, es lo que única que me tranquiliza y me relaja. Abrazos.

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  2. ¡Anda que no he leído yo libros en el tren y en el autobús! Media biblioteca ha sucumbido entre viajes jajaj. Conozco la sensación que cuentas. Besos.

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    1. Sí, ¿verdad? Qué buenos compañeros, los transportes públicos, jejejeje. Abrazos.

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  3. Una reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo, los libros siempre son un refugio en el que cuando te adentras, todo lo demás queda a un lado y creo que por eso me gusta tanto leer
    Besos

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    1. Y a mí ^_^. A veces, hasta me molesta llegar a la estación final... Abrazos.

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  4. A veces me gustaría ir a trabajar en transporte público sólo para poder leer... luego vuelvo a la realidad y recuerdo que sin coche no soy nadie :)
    Leyéndote pensaba en esos días es que vuelvo tarde a casa, cansadísima, con ganas únicamente de darme una ducha, meterme en la cama y dormir, dormir y dormir... Y aún así, siempre leo unas páginas, no puedo dormir sin haber leído algo, tengo la sensación de haber perdido el día si no lo hago.
    Besos.

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    1. A mí me ocurre lo mismo, pero por las mañanas. Mientras desayuno rápidamente para irme al trabajo, necesito leer, aunque solo sean dos párrafos, si no, se me atraganta la magdalena, jejeje. No sé desayunar mirando al vacío. Abrazos.

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  5. Creo que todos los que amamos los libros compartimos buena parte de tus reflexiones. Es maravilloso que un libro te "salve" en ocasiones de la realidad. Besos.

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    1. Y que lo digas... En ocasiones, es la mejor compañía. Abrazos.

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  6. Que entrada más preciosa! Yo como no tengo que salir de casa para ir a mi "trabajo" no puedo dejarme llevar como tu... Aunque con lo que me mareo en el transporte no creo que cambiase mucho
    Besos

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    1. Jejeje, yo también me mareaba, me me dije que debía acostumbrar al cuerpo, sí o sí. Ahora, me siento rara si no voy leyendo. Gracias Carax. Abrazos.

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