domingo, 30 de noviembre de 2014

Mi tercer premio

Llevo varias semanas luchando contra el tiempo, pero siempre me vence él. Me enreda, me concede horas libres cuando no las puedo utilizar y me muestra todas las tareas pendientes para empujarme a la desesperación. Las pocas veces que soy yo quien lo controla, le veo una media sonrisa de... "espera que llegue el lunes, que te vas a enterar".
   Esto hace que esté tan alejada de mi blog últimamente, que lleve ese retraso tan enorme en visitaros y en publicar. Pero como sé que venceré, aquí está mi entrada dominguera, para no dar ninguna batalla por perdida.
   En este caso tiene que ver con el premio Best blog, concedido a aquellos blogs con menos de 200 seguidores, con la idea de darles a conocer. Pero más que el premio, lo emocionante fue ver como algunas amigas habían pensado en mí, a pesar de mis ausencias, y de mis faltas, y de mis errores... Allí estaban ellas, Lady Aliena, de Páginas y secretos Zazou Bibliomanías, de Bibliomanías y otros desvaríos y, según me ha chivado un pajarito, algún otro blog también se ha acordado de mí; pero no adelantemos acontecimientos. Ahora, contestaré a las preguntas de rigor que me hacen estas amigas. 
   Como es costumbre en estos premios, hay unas cuantas preguntas que contestar.
   Ahí van las respuestas a las preguntas de Lady Aliena:

1- ¿El mejor regalo que te pueden hacer es un libro?

Al menos, uno de los mejores, también me gustan las flores, los besos y los desayunos en la cama ;D. Por si alguien se da por aludido...Jejejeje.

2- Si te dieran un cheque regalo para gastar en libros, ¿en qué género lo gastarías?

En muchos, salvo casos excepcionales, me gusta cambiar de tercio, según el estado de ánimo.

3- ¿Conoces algún escritor de renombre?

¡Qué más quisiera yo! Snif.

4- Si escribieras un libro, ¿qué género elegirías?

Uf, ¡qué difícil! Supongo que me gustaría ser capaz de escribir una novela histórica, por aquello de mis orígenes como historiadora ;D.

5- ¿Libro antiguo o moderno?

Me da igual si es bueno. No hay edad para los libros.

6- ¿Te gustan las novelas autopublicadas?

Pues algunas sí y otras no. Como en todo, se cuela mucha falsedad, pero es buen sistema para conocer futuros grandes escritores.

7- ¿Prefieres libros autoconclusivos o sagas?

Las sagas me suelen dejar a medias. Prefiero principio y fin, pero sí me gustan las series, por ejemplo, esos protagonistas que vuelven a aparecer en libros posteriores.

8- ¿Autores españoles o extranjeros?

Siento más conexión con los patrios, pero si es bueno, me da exactamente igual.

9-¿Cuál es el peor libro que has leído?

Por desgracia, he leído más de uno, pero creo que el peor de todos es La lógica del vampiro, del cual no recuerdo ni al autor, pero sí sé que no entendí nada de lo que se contaba, y sigo sin entenderlo...

10- ¿Qué libro recomiendas para estas Navidades?

Cualquiera, mientras sea un buen libro. Es bueno que nos acostumbremos a regalar libros por Navidad. Ojalá se convirtieran en regalos tan comunes como los perfumes o las corbatas.
   Y aquí están las de Zazou:

1.- ¿Qué libro te hubiera gustado escribir?

Uf, un montón, pero... después de devanarme los sesos decidiendo, elijo Jane Eyre.

2.- ¿Qué libros guardas con especial cariño de tu infancia y adolescencia?

De mi infancia, los cuentos de los hermanos Grimm y de Perrault, y de mi adolescencia, Los cinco, Jane Eyre y los poemas de Becquer... ¡Qué pesada me ponía yo con los poemas!

3.- ¿Qué personaje de ficción te gustaría que fuera tu mejor amigo/a?

Creo que, Elizabeth Bennet, pero me dejo muchos más en el tintero, ¡qué conste!

4.- ¿Sigues otros blogs que no tengan nada que ver con la lectura? ¿Cuáles?

Pues sí, blogs que ayudan a manejarte en este mundo: Mamá quiero ser bloguer y Oye, Deb.

5.- ¿Qué personaje de ficción te gustaría ser?

Pues, no sabría decirte uno en concreto, pero sí sería una heroína fuerte, valiente y de ideas claras, justo lo que yo necesitaría ser ;)

6.- ¿Cuál es el mejor libro que has leído en tu vida?

Gracias a Dios, he leído muchos libros que han sido los mejores de mi vida. Pero hay uno al que me gusta volver, de vez en cuando, porque cada vez lo disfruto más: La Regenta.

7.- ¿Participas en algún club de lectura de tu pueblo o ciudad?

No, y me gustaría, pero me puede la vergüenza.

8.- ¿Qué novela escogerías para pasar una noche de miedo?

Las leyendas de Becquer, por supusto. Y algún relato de Poe, sin duda.

9.- ¿Te dejas guiar por las listas de los libros más vendidos a la hora de elegir tus lecturas?

No, casi nunca. Desde que sufrí El código da Vinci, me dejo guiar por consejos y por corazonadas.

10.- ¿Con qué escritor, vivo o muerto, te gustaría poder mantener una conversación que durase horas y horas?

Uf, con un montón, pero, en estos momentos, me encantaría compartir tertulia de café con Pemán, con Jardiel Poncela o con Edgar Neville. Posiblemente, dentro de unas semanas te diría otros, pero no ahora, no me preguntes porqué.
   Y aquí terminan estas "confesiones" como las ha llamado Zazou. Espero que perdonéis que no siga la cadena, pero el tiempo vuelve a tenerme contra las cuerdas. 
   Es curioso que, a través de algo tan intangible como Internet, sienta la amistad de estas blogueras, que parecen darme palmaditas de ánimo en la espalda para que siga batallando contra el tiempo. Terminaré venciendo, os lo aseguro.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Despertamos juntas, la señorita Prim y yo

Sé que este libro no es nuevo para muchos de vosotros; he leído bastantes reseñas sobre él. Desde la primera hasta la última, todas me crearon cierta sensación de nerviosismo, esa sensación que se tiene cuando sabes que hay algo que no debes perderte. Una y otra vez, me cruzaba con este historia tan parecida a uno de mis sueños preferidos: una antigua casa, un hombre misterioso y una biblioteca increíblemente maravillosa que me estaba esperando a mí, solo a mí, para que la pusiera de nuevo en marcha. Cuando, de repente, paseando entre las estanterías de una librería, vi los colores de la portada de El despertar de la señorita Prim, y supe que me lo llevaría a casa.
   Desde ese momento, devoré el libro hasta el final, disfrutando de cada página, de cada personaje, de cada descripción de los lugares y sitios en los que transcurría, de su estupendo lenguaje y forma de contar de su autora, y descubriendo, además, algunas cosas en común con esa bibliotecaria descreída, rigurosa y un poco marisavidilla. Esa susceptibilidad suya, pelín histérica, sobre comentarios del "señor del sillón", me resultaba tan familiar. 
   El ambiente de San Ireneo, un pueblo que parece sacado de un cuento de hadas, "pequeño reducto mágico donde cada uno puede realizar su sueño", parecía perdido en el tiempo, si no fuera por las referencias a los ficheros informáticos o a las multas de tráfico. El anuncio tan peculiar al que responde Prudencia (el único nombre posible que podía tener nuestra protagonista) despertaba ya todo un halo de misterio y curiosidad: encargarse de la biblioteca de un caballero que no deseaba ninguna experiencia ni títulos universitarios. "El hombre del sillón", nombre y apellido de nuestro cultivado y misterioso protagonista, irá conquistando poco a poco el espíritu de Prudencia, a pesar de ella misma, igual que el resto de habitantes de este pueblo, que han conseguido vivir de espaldas al resto del mundo, haciendo, cada uno, lo que más le apetecía y abandonando unas vidas que les hacían infelices. 
   Poco a poco, Prudencia va conociendo a todos ellos y nosotros la vamos conociendo a ella. La vemos pasar de una sensación de inseguridad ante lo que no conoce y no comprende: "enderezó la espalda y cuadró la mandíbula"; para ir acercándose cada vez más a la visión del mundo de San Ireneo. Y no me extraña, porque yo sentía unas ganas locas por salir pitando hacía allí: "una ingente cantidad de libros, se apiñaban sobre mesas y estanterías (...), entre enormes fajos de papeles, viejos mapas, fósiles, minerales y conchas marinas". Todo envuelto en un aire muy "brithis", incluso en el clima, donde la hora del té se convertía en toda una ceremonia y la liga feminista del pueblo, al más puro estilo Miss Marple, se encargaba de velar por la felicidad y necesidades de las mujeres del lugar: desde buscarles marido hasta liberarlas de un jefe tirano. 
   Prudencia y yo veíamos como se derribaban ciertos principios que teníamos establecidos como "verdades absolutas": la rutina acaba con el matrimonio, la fe muere con la intelectualidad, la igualdad en una pareja es lo que la une... Principios que empezaron a tambalearse también en mi cabeza, ¿la fuerza de San Ireneo traspasaba las páginas? Posiblemente, o tan solo descubrí que compartía con ellos más cosas de las que pensaba y que había ido olvidando al dejarme llevar de las ideas de la mayoría. 
   Sea como sea, me dejé envolver por la historia, el lugar, los personajes, y me fui enamorando poco a poco del señor del sillón, igual que lo hacía Prudencia, aunque yo lo hice desde el principio: él era mi "Darcy" particular.
   Y, de repente, según se acercaba el final, empecé a notar cierta pendiente en la historia; algo empezaba a decaer y no sabía bien porqué. El pueblo empezó a resultarme demasiado idílico: producción propia de calidad, negocios que siempre funcionan, abastecimiento siempre garantizado. Las reflexiones de algunos personajes empezaban a parecerme demasiado "encriptadas" y el sabio monje del monasterio más me parecía un lama que un cartujo. Algo empezaba a perder frescura. Pero allí estaban los diálogos entre los dos protagonistas, siempre ácidos, curiosos y con doble sentido, para reconciliarme de nuevo.
   Cuando llegó la hora de cerrar el libro, me sentí bastante sola, como cuando te sientas en el tren camino de vuelta de las vacaciones, dejando en el andén a los que han sido tu familia durante todo un mes. Allí se quedaban los habitantes de San Ireneo, en la búsqueda de la felicidad, mientras yo me quedaba pensando en un posible viaje a Italia.

P.D.: Por cierto, yo tampoco creo que Darcy sea perfecto, pero eso es lo que le hace único.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Con los pies en la tierra a través de los libros

Cuando la mitad de tu vida la pasas unas veces entre sueños, mientras duermes, otras entre trenes y metros, mientras viajas, tu otra mitad necesita echar un lazo a la realidad, sentir cierta unión con lo que de verdad pasa a tu alrededor. Yo lo he conseguido con los libros.
   Abro los ojos, sobresaltada por el despertador, y se me llenan de luces y sombras que tardan mucho en marcharse. Con la taza de café caliente entre las manos y un par de galletas dispuestas para mojar, solo consigo despertarme cuando algún párrafo del libro de turno hace que mi cerebro se active. Después, los pasos de la rutina (la ducha, la ropa, el abrigo) solo sirven para trasladarme de mi casa al tren. Ya sentada, vuelvo a tomar conciencia del espacio en el que estoy, de la vida que gira a mi alrededor, cuando siento las hojas de papel en los dedos o, un frenazo en seco hace que pierda la línea de lectura y mire a través de la ventana. La luz del sol está luchando por salir y todo parece un poco fantasmagórico. Así que vuelvo la vista a la lectura y me encuentro de nuevo con esa conversación que había dejado a medias, y regreso de nuevo a donde me encontraba tan a gusto, tan completa.
   Los distintos mundos que encuentro en mis lecturas son los que me dan la continuidad que necesito para saber dónde estoy. No quiero cortes en seco en la marcha del día, necesito saber que, en todo momento, estoy dentro del mundo que he ido formando paso a paso, y eso lo consigo mediante un libro al que poder acudir para mantener esa continuidad. Mi día pasa entre un sitio y otro; un momento estoy trabajando en el ordenador, otro instante viajo en metro o en tren, a la hora siguiente estoy en clase de idiomas... ¿Cómo no voy a encontrar mi auténtica casa dentro de un libro? Ese hogar me lo puedo llevar a cualquier parte, y es el  único espacio que va siempre conmigo, esté donde esté.

martes, 18 de noviembre de 2014

Capítulo XLV: Y don Quijote volvió a tomar las riendas

Y es que llevábamos ya demasiados capítulos sin que nuestro hidalgo se explaye con sus locuras. Así que esta ocasión, con la venta a rebosar de espectadores, era tan buena como cualquier otra.
   Con el recién llegado barbero, porfiando y porfiando sobre su bacía y su albarda, y con el resto de los alojados en la venta, hartos ya de tantos momentos de tensión y emociones como habían vivido, el ambiente "pedía marcha":
"Nuestro barbero, que a todo estaba presente, como tenía tan bien conocido el humor de don Quijote, quiso esforzar su desatino y llevar adelante la burla para que todos riesen". 
   A él se sumaron todos los que conocían la locura de nuestro amigo, dando la razón a don Quijote sobre el yelmo de Mambrino, pero los había que no tenían ni pajolera idea de qué iba el asunto y ya empezaban a perder la paciencia:
"Oyendo esto uno de los cuadrilleros que habían entrado, que había oído la pendencia y quistión, lleno de cólera y de enfado, dijo: Tan albarda es como mi padre; y el que otra cosa ha dicho o dijere debe de estar hecho uva".
   Pero... ¡Alma cándida! A quién se le ocurre provocar así a nuestro amigo don Quijote, él que no necesita excusas para enfrentarse a los "follones" que se atrevan a ofender las leyes de la caballería. Pues, claro, pasó lo que tenía que pasar:
"El ventero, (...), entró al punto por su varilla y por su espada,(...); los criados de don Luis rodearon a don Luis, porque con el alboroto no se les fuese; el barbero, viendo la casa revuelta, tornó a asir de su albarda, y lo mismo hizo Sancho; don Quijote puso mano a su espada y arremetió a los cuadrilleros. (...). El cura daba voces, la ventera gritaba, su hija se afligía, Maritornes lloraba, Dorotea estaba confusa, Luscinda suspensa y doña Clara desmayada. El barbero aporreaba a Sancho, Sancho molía al barbero; don Luis, a quien un criado suyo se atrevió a asirle del brazo porque no se fuese, le dio una puñada que le bañó los dientes en sangre; el oidor le defendía, don Fernando tenía debajo de sus pies a un cuadrillero, midiéndole el cuerpo con ellos muy a su sabor. El ventero tornó a reforzar la voz, pidiendo favor a la Santa Hermandad: de modo que toda la venta era llantos, voces, gritos, confusiones, temores, sobresaltos, desgracias, cuchilladas, mojicones, palos, coces y efusión de sangre".
   ¿Se puede reflejar mejor el caos que se vivía en esa venta? Lo veo difícil, la verdad. ¡Qué maestría para trasladarnos el jaleo y la confusión en un solo párrafo!
   Entre locura y locura e imaginación e imaginación, nuestro amigo vuelve a tomar las riendas, después de "liarla parda", para poner un poco de cordura, ¡qué ironía!:
"¿No os dije yo, señores, que este castillo era encantado, y que alguna región de demonios debe de habitar en él? En confirmación de lo cual, quiero que veáis por vuestros ojos cómo se ha pasado aquí y trasladado entre nosotros la discordia del campo de Agramante (...) y todos peleamos, y todos no nos entendemos. Venga, pues, vuestra merced, señor oidor, y vuestra merced, señor cura, y el uno sirva de rey Agramante, y el otro de rey Sobrino, y pónganos en paz; porque por Dios Todopoderoso que es gran bellaquería que tanta gente principal como aquí estamos se mate por causas tan livianas".
Después de esto, la solución al jaleo y el riesgo en el que se coloca don Quijote, es algo que merece la pena leer por uno mismo. Así que, ¡venga! Ánimo. No os quedéis con la intriga.

domingo, 16 de noviembre de 2014

I Encuentro de Novela Romántica Ciudad de Alicante

Con este título, recibía, hace ya algunos días, un correo en el que Leo Mazzola me informaba sobre la posibilidad de participar en este encuentro de autores y blogueros, el próximo mes de diciembre. Podía hacerlo de dos formas, o asistiendo personalmente al encuentro (qué más quisiera yo que poder pasar unos días en Alicante), para conocer a los autores que participan, oírles hablar de sus obras, quizás participar en alguna charla con ellos, etc. O, podría hacerlo a través de mi blog, que es la opción que me permiten la distancia y el tiempo. 
Y digo autores y blogueros porque, según me cuenta Leo en su correo, este encuentro tienen la intención de ser: "un evento en el que los blogs literarios por fin van a tener su representación y voz propia en reconocimiento a su imprescindible labor en la difusión de los autores y sus obras".
   Así que, aquí estoy, presentándoos este encuentro que dirige el propio Leo y que tiene como madrina a la escritora Arlette Geneve, finalista del premio Planeta 2008. Un programa que, a través de una fotografía de lo más sugerente, hace que la ciudad nos invite a disfrutar, no solo de toda la literatura que se concentrará entre las paredes del Auditorio del Centro Imaginalia, donde tendrán lugar todos los actos, sino también a disfrutar de una actuación de danza contemporánea, gracias al grupo La Florida, además de a la presentación de la obra de la madrina de este encuentro.
   La verdad es que todo tiene una pinta estupenda y si no fuera por los kilómetros que nos separan, posiblemente yo también estaría allí, aprendiendo de las experiencias de los escritores que acudirán, conociendo sus obras y, porqué no, disfrutando de algún que otro paseo por la orilla del mar.

I Encuentro de Novela Romántica Ciudad de Alicante
Sábado 20 de diciembre de 2014
Madrina del evento, Arlette Geneve
Director del certamen, Leo Mazzola

Toda la información que necesitéis la podréis encontrar en esta dirección: http://eralicante.blogspot.com.es/p/blog-page_51.html.

martes, 11 de noviembre de 2014

Capítulos XLIII y XLIV: ¡Madre mía! ¡Cómo está la venta!

¡Madre mía! ¡Cómo está la venta en estos dos capítulos! No cabe un alfiler. Lo que se suele decir: "lleno hasta la bandera".
   Allí teníamos a los Cardenios, Doroteas y compañía; a don Quijote, Sancho y el resto de la pandilla manchega; a los venteros y criados; al cautivo, su hermano, la mora, etc; al oidor y a su hija; y por si esto fuera poco, está también el mozo de mulas que resulta ser un joven enamorado de la señorita Clara y que la viene siguiendo desde... ¡Vaya usted a saber! Para rematar la faena, aparecen unos caballeros que vienen buscando al jove mozo de mulas que, ¡oh cielos!, es el hijo de un señor muy principal. ¡Quién lo iba a decir! Como el lío era pequeño, don Quijote, bastante recuperado de sus últimas aventuras, decide dedicarse a velar las armas en los muros de ese "descomunal castillo", a la luz de la luna y a sabiendas de los encantamientos que guarda. 
   Esta es una de las cosas me más me gustan del Quijote, la facilidad con que don Miguel nos monta un circo de tres pistas como si fuera la cosa más natural del mundo, como si, todos los días, se reunieran en una venta manchega, gentes de todo tipo y procedencia; allí, juntitos, para contarse los unos a los otros, sus aventuras y desventuras.
   Pues esto, amigos, es lo que me he encontrado estas dos últimas semanas, la virtud de rizar el rizo del señor Cervantes, además de una "travesura" más de Maritornes y su señora contra don Quijote, ¡el pobre!, convencido siempre de estar bajo el hechizo del peor de los encantamientos. Eso sí, sin perder nunca de vista las nobles reglas de la ley de caballerías.
   ¡Ah! Me olvidaba. Hubo otro invitado de última hora en este "camarote de los hermanos Marx! Aquel pobre barbero, al que don Quijote quitó su bacía y Sancho su albarda. En fin, don Miguel iba cerrando las distintas novelas intercaladas como un gran entremés cómico. ¿Alguien da más?
   ¿Los habéis disfrutado tanto como yo?


domingo, 9 de noviembre de 2014

El ladrón de tumbas

He estado un buen rato mirando fijamente la página en blanco, sin saber muy bien qué podía escribir sobre este libro. He borrado, más de una vez, la línea que acababa de escribir. ¿Es un libro tan difícil? Para nada, al contrario; es un libro fácil de leer, aunque el lenguaje me haya resultado a veces un poco redicho, con todos esos "mas" sin acento, en lugar de un buen "pero"; y bastante raro al haberle quitado todos los "de que", hiciera falta o no. Entonces, ¿la historia ha sido aburrida? ¡Qué va! Un chico que crece acompañando a su padre y a su abuelo a robar las tumbas de los antiguos gobernantes de Egipto, en medio de la noche, en pleno desierto, y sabiendo que, si los pillan, serán condenados a las peores torturas por cometer el peor delito que se podía cometer. Y que luego crece y aprende y vive experiencias vetadas al pueblo llano. En absoluto. ¿Las expectativas eras mayores de lo que han sido al final? Pues... Es que no tenía unas expectativas fijas: hablaba del antiguo Egipto, y eso, para mí, era más que suficiente. No, no ha sido nada de eso. Pero no consigo saber exactamente que es lo que me ha faltado en este libro. 
   No puedo decir que el argumento sea aburrido, porque mentiría como una bellaca; tiene escenas de auténtica intriga. Pero, otras veces, se me iba el santo al cielo en alguna que otra conversación entre los protagonistas.

   Tampoco puedo decir que esté mal documentado, porque seguiría mintiendo, en este caso, "con premeditación y alevosía", es decir, con mala uva. La descripción de las antiguas tumbas y de las necrópolis, la recreación de las calles de la ciudad o de la vida diaria de sus habitantes, los desfiles del faraón y sus tropas, la descripción de las batallas, la vida en el Nilo, que lo dominaba todo, son buenísimas. Sin embargo, yo y solo yo, he tenido la sensación de estar leyendo trocitos de otras historias anteriores, como una especie de max-mix con el estribillo de Sinué el egipcio, una estrofa de El conde de Montecristo y alguna que otra nota de Los diez mandamientos
   Si la parte histórica estaba bien hilvanada con la trama y no interrumpía en absoluto la marcha de lo que es el argumento de la novela, la cantidad de notas de referencia sí lo hacían y confieso que me han puesto un poquito de los nervios. Aunque necesarias, algunas podían haberse evitado.

   Es indudable que la vida del protagonista es de lo más interesante, yendo de la pobreza más absoluta a la amistad del hijo del faraón, por otro lado, demasiado "campechano" para ser el hijo de un dios, tal y como se consideraba al faraón. Sin embargo, me hubiera gustado algo más de asalto a las tumbas. Sí, lo sé, suena macabro, pero no os podéis imaginar la habilidad que debían tener aquellos ladrones para burlar todas las trampas que existían en una pirámide o tumba real. Los arquitectos inventaban de todo para que el difunto se llevara al más allá todo lo que había "amasado" en el más acá. ¡Pobres! No sabían que había que buscarse las mañas para "reciclar" tanta riqueza.
   
   En fin, no quiero extenderme más. ¿He disfrutado del libro? Sí. ¿Cómo para tirar cohetes? No. Pero ya sabéis lo que dice el refrán: "Cada uno cuenta la feria según le va en ella". Ahora os toca a vosotros contadme la vuestra.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Buñuelos y Tenorio

Ayer fue noche de difuntos. La tradición (nuestra tradición) dice que las ánimas de los muertos abandonan los cementerios para dirigirse a su destino final. En esta noche, muchos pueblos de España se reúnen para rezar por esas almas, aunque, finalmente, todo acabe en fiesta y reuniones, más que en rezos y rosarios. 
   Hay lugares en los que se recorren las calles acompañados de velas y cánticos; hay otros en los que se asan castañas y se cuentan historias; en otros, los vecinos se juntan en la plaza para recordar a sus difuntos y para recorrer, después, las casas de sus vecinos intercambiando dulces o frutos secos; y hay lugares en donde don Juan resucita, año tras año, enamorando a doña Inés e invitando al difunto padre de esta a una lúgubre cena, para ver después cómo su propio cadáver recorre las calles de Sevilla hasta llegar al cementerio.
   Anoche, fue una de esas noches misteriosas que Becquer narró en alguna de sus leyendas. Fue también, la noche que Walt Disney inmortalizó en su primera Fantasía, con las ánimas arrastradas al Averno y la música de Modest Músorgski (Una noche en el Monte Pelado) acompañándolas. Anoche, muchos creyentes rezábamos por todos aquellos que habían estado en nuestras vidas y a los que deseábamos una vida eterna en paz. Anoche, y también durante el día, fue uno de esos momentos en los que nos ponemos ciegos de buñuelos de viento y huesitos de santo, arrepintiéndonos luego de haber sido unos zampabollos de cuidado, sabedores de que se nos quedarán en las caderas para siempre.
   Ayer fue un día especial para quienes recuerdan con cariño a sus seres queridos y les visitan con flores en su "última morada", un día especial en nuestra cultura y nuestra tradición, y me parecía que se merecía una mención.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...