jueves, 30 de octubre de 2014

Refranes

Sentada en las rodillas de mi abuelo, mientras me enseñaba a enrollar la cuerda alrededor de la peonza, estaba más pendiente de los refranes con los que me aconsejaba que de la forma en que tendría que lanzarla después, para hacerla girar tanto que sus colores se confundieran con tanta vuelta. Evidentemente, el lanzamiento era un fracaso, pero el refrán se había quedado en mi cabeza, bien instalado y cómodo: "quien mucho corre pronto para, así que paciencia". Y ahí lo tengo todavía.
   Siempre me han parecido tan redondos, tan precisos a la hora de expresar un sentimiento o una idea, un poco lejanos a veces, cuando la experiencia en la que se basan cambia y tienen que adaptarse o desaparecer.
   Con los nuevos aires de modernidad que nos caracterizan y lo gran cosmopolitas que somos ahora, los refranes nos suenas a algo antiguo, con olor a polvo y un poco rancios, propios de provincias y pueblos pequeños donde se mantiene el polvo de la dehesa. Por tanto, los olvidamos, y los sustituimos por excelentes expresiones tomadas de frases célebres o de citas famosísimas y, así, mostramos nuestro gran nivel cultural. Como no quiero ser una mala pécora confieso que, en otras ocasiones, simplemente, nuestro entorno nunca los ha utilizado y, por tanto, apenas los conocemos.
   Sea como fuere, la ocasión la pintan calva y acaba de salir al mercado librero Dichosos dichos, de Editorial Ariel, en donde tres profesores universitarios han recogido, no solo refranes, sino todo tipo de dichos y expresiones populares que llevan siglos utilizándose en una auténtica tradición oral, que es aquella que sale del alma directamente por la boca, sin traje editorial ni moda literaria, tan solo procedente de lo aprendido en las rodillas de nuestros abuelos.
   Estos profesores, bajo el seudónimo de Victor Amiano, han querido mostrarnos cuanta sabiduría de siglos está contenida en estas expresiones, cuál es su significado y por qué las usamos. Con este libro aprenderemos cómo muchas de nuestras expresiones son los rescoldos de antiguas fábulas romanas, por ejemplo, o restos de antiguos textos de Homero o de Virgilio que se quedaron en la memoria colectiva. Porque no solo heredamos los ojos negros de nuestro padre o la nariz respingona de nuestra madre, también heredamos la cultura de nuestros antepasados, esa que conservamos o perdemos dependiendo de cuánto conozcamos nuestra propia historia. Esta puede ser una buena ocasión para averiguar un poco más de nuestro bagaje cultural, tan válido y rico como el que más. ¿Por qué no valernos de él? Quizás, después de este libro, nos veamos algún día con nuestros nietos en las rodillas diciéndoles: "quien mucho abarca, poco aprieta, así que aprende primero a enrollar la cuerda y después aprenderás a lanzar la peonza". ¿Habrá peonzas entonces? No lo sé, pero estoy segura de que habrá refranes.

martes, 28 de octubre de 2014

Capítulos XLI y XLII: Y se resuelve la historia del cautivo, y se resuelve bien

Pensabais que volvería a fallar otro martes más, ¿a qué sí? Pues no, aquí estoy, a pesar de los pesares. 
   Como nuestro caballero andante, yo también he tenido que luchar contra molinos de viento, aunque me he llevado menos palos y he salido mejor parada. Así que "sin más dilación", me pongo manos a la obra.
   Dado el retraso de mis lecturas quijotescas y, como seguro ya os habréis puesto al día con las estupendas entradas de otros blogs, yo solo os diré que me he quedado a cuadros con la maestría de nuestro amigo don Miguel para enlazar unas historias con otras y concluirlas en el mejor final posible.
   Además de contarnos todas las aventuras por las que pasa nuestro protagonista, el capitán Ruy Pérez de Viedma, más conocido como "el cautivo", su enamorada, la mora Zoraida, y el resto de los cautivos liberados, también nos da algunas pinceladas de costumbres de aquellas tierras en las que él mismo estuvo cautivo:
"(...) la primera persona con quién encontré fue con su padre, el cual me dijo, en lengua que en toda la Berbería, y aun en Costantinopla, se halla entre cautivos y moros, que ni es morisca, ni castellana, ni de otra nación alguna, sino una mezcla de todas las lenguas con la cual todos nos entendemos;".
"(...) salió de la casa del jardín la bella Zoraida, la cual ya había mucho que me había visto; y, como las moras en ninguna manera hacen melindre de mostrarse a los cristianos, ni tampoco se esquivan, como ya he dicho, no se le dio nada de venir adonde su padre conmigo estaba".
   Además de todas las aventuras a las que se enfrentan hasta llegar a España, también se nos cuentan los felices encuentros que, como propios de la época, tienen lugar en una buena historia de enredos y aventuras. 
   Y así, el cautivo termina su historia ante los allí reunidos y se inicia otra con un oidor que llega a la venta acompañado de sus hija (una venta que cada vez se parece más al camarote de los Marx). ¿Quién es este oidor? ¡Ah, milagro! En un nuevo giro de tuerca, don Miguel reune al cautivo con su hermano, el hombre de letras, presentado aquí como el oidor: ahí queda eso. Quien diga que nuestro autor no tiene mecanismos para tener encandilado al público durante tantas páginas, miente "cual bellaco".
   Pero no contento con esto, hace su aparición don Quijote, en medio de abrazos y suspiros de alegría, quien, más confundido que todos los presentes, está seguro de ser víctima de algún encantamiento de ese increíble castillo, y siempre atento a las normas de caballería:
"(...) se ofreció a hacer la guardia del castillo, porque de algún gigante o otro mal andante follón no fuesen acometidos, codiciosos del gran tesoro de hermosura que en aquel castillo se encerraba. Agradeciéronselo los que le conocían, y dieron al oidor cuenta del humor estraño de don Quijote, de que no poco gusto recibió".
   Tanto como todos los que disfrutamos cada semana de estas geniales historias.

jueves, 23 de octubre de 2014

Peticiones: Pasó la noche, amor

La última editorial en dirigirse a mí para presentarme uno de sus libros ha sido la Editorial Carena, con la obra Pasó la noche, amor, de José Miguel Núñez Moreno.
   Esta novela, que transcurre en los tiempos anteriores a la guerra civil, fue finalista en el Premio Hispania de Novela Histórica, en 2013, y en ella el autor nos cuenta la historia de un amor "más fuerte que la muerte". 
   Esta declaración tan firme ya me hizo pararme unos segundos a leer el argumento. Después, cuando leí que se basaba en hechos y personajes reales, me pareció que merecía, al menos, una entrada en mi sección Lo que me llega para que presentarla a todos los que os pasáis por aquí.
   Este es el argumento:
"Bartolomé es un personaje de trazos poderosos, sindicalista y activista, comprometido en primera línea en la transformación social de su tiempo y católico, este último rasgo condicionará su vida y su muerte; y Carmen es una mujer en plena crisis personal en la España de los años ochenta, que se verá involucrada en un descubrimiento inesperado y revelador que le hará emprender un viaje interior y que cambiará su propia vida. Esta es la historia de un amor-más-fuerte-que-la-muerte, de sueños y traiciones, de compromiso social y conquista de libertades. En un mundo convulso y políticamente inestable, la pasión de una joven pareja se abre al alba de un nuevo día tras una noche que parecía sin final".
 
 Y este es su autor:
José Miguel Núñez Moreno, es un teólogo nacido en Mérida (1963). Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Granada en 1995 y doctor en Filosofía por la Universidad Hispalense de Sevilla en 2010. Vinculado a los salesianos y al Colegio Mayor Universitario San Juan Bosco de Sevilla, es educador y profesor universitario, autor de numerosos ensayos en torno al mundo educativo y juvenil. Ha publicado recientemente Cien palabras al oído (2012) y A vueltas con Dios en tiempos complejos. 
   Y ahora... Mucha suerte a Miguel.

domingo, 19 de octubre de 2014

Y llegó la RAE con sus reformas

No daba crédito a lo que oía. Era incapaz de cerrar la boca, la pobre mía llevaba abierta de par en par un buen rato. Mis ojos, como dos platos soperos, no dejaban de mirar la pantalla del televisor, mientras los periodistas que daban la noticia, repetían una detrás de otra, las nuevas incorporaciones de la RAE a nuestro "increíble" idioma.
   Sí, increíble, porque no creo que haya otro idioma en el mundo que aguante los envites que recibe el nuestro. Al menos, creo que hay pocos tan flexibles y de manga tan ancha. Aquí todo cabe: lonchera (¿tartera?), limpiavidrios (¿limpiacristales?), coach (¿entrenador?), gourmet (¿gastrónomo?), conflictuar (confieso mi ignorancia en cuanto a esta). 
   Después de varios sorbos de agua, he conseguido recuperar el aliento; al parecer, su incorporación se debe a su uso, al menos, en tres países de habla hispana. Menos mal, tres países entre veinte o veintiuno que tienen el español como lengua oficial no es mala media.
   Al parecer, la Real Academia de la Lengua, esa que "limpia, fija y da esplendor" considera que había que "remozar" el vocabulario español que andaba algo anticuado. Por eso mismo, han incluido, por ejemplo, chupi, palabra moderna donde las haya; mi madre está loca de contenta al saberse tan al día. 
   Otras grandes aportaciones a nuestro idioma han sido las palabras "de moda" en los últimos años: amigobio, papichulo, mileurista, cajonear o famoseo. Les deseo a todas ellas (excepto a mileurista) una vida lo suficientemente larga como para estar en la próxima edición del diccionario, por aquello de no andar con tanto trajín de quita y pon.

   Como en esta insigne institución hay gente de mucha valía, se han dado cuenta de algunas acepciones antiguas y rematadamente incorrectas de algunas palabras como femenino (débil, endeble) o masculino (varonil, enérgico) y las han retirado. Además, han incluido otras que todo el mundo usa desde que reinó Carolo: birra, cagaprisas, positividad, gorrilla, espanglis...
   Es indudable que existen miles de palabras que usamos a diario en el habla coloquial (que no lengua) y que estas palabras son diferentes en los diferentes países. Es indudable también que todo lo referente a internet y a las redes sociales se van a quedar siempre con nosotros porque definen elementos que antes no existían. Pero también es indudable que la lengua cambia con una rapidez vertiginosa y que muchas palabras pasan de moda con la rapidez del rayo. ¿Qué la RAE va siempre por detrás de la realidad del momento? Personalmente creo que así debe ser, en parte, porque ella es la que estudia la evolución del idioma, lo que se incorpora y lo que se rechaza, y para eso hace falta tiempo. Y, si como dice la canción "veinte años no es nada", imaginaos trece, que fue su última renovación. Pero todo esto solo son elucubraciones personales de alguien que siente que su idioma está cada vez más vapuleado y más maltratado y no ve el remedio.
   Por suerte, hay una palabra nueva que me ha reconciliado en parte con nuestra academia: Serendipia. Nuestra amiga Mónica está de enhorabuena.

jueves, 16 de octubre de 2014

El llanto de la isla de Pascua

Foto tomada de www,altiviajes.cl
José Vicente Alfaro tiene la habilidad de elegir esos temas que me traen por la calle de la amargura: países lejanos y culturas exóticas. 
   Hace tiempo volví del Tibet bastante contenta con la experiencia y hace apenas un par de días que he llegado de la Isla de Pascua con la cabeza llena todavía de su magia y su misterio.
   José Vicente tiene una forma de contar muy cercana, ligera y fácil que me ha hecho disfrutar mucho de la descripción de algunos paisajes verdaderamente increíbles: describe una puesta de sol que se ha convertido en un sueño que quisiera cumplir. Me ha hecho trepar por paredes escarpadísimas, arrastrarme por cuevas profundas, enfrentarme a una acusación de asesinato y, lo que más me ha gustado de todo, participar en una excavación arqueológica.
   Bueno, realmente todo esto lo ha hecho Germán Luzón de Estrada, un importante arqueólogo español que, mientras forma parte de un gran proyecto de excavación, no solo ve como cambia su vida profesional sino también la personal, además de sentir sobre sí mismo todo el peso de los misterios encerrados en la cultura rapanui. Pero lo he vivido como si hubiera sido yo misma.
   El autor nos mete de lleno en esta cultura intercalando sus aventuras con pequeños relatos contados por los habitantes originarios de la isla. Además ha elegido una de las posibles teorías sobre el origen de la cultura rapanui y de sus famosísimas esculturas y nos la cuenta a través de sus conversaciones con la pequeña Maeva, lo que lo hace más ameno y no interrumpe la marcha natural del argumento.
   He echado en falta, sin embargo, un poco más de pasión y sentimiento en algunas escenas realmente intensas, como un hecho crucial en la vida del protagonista o en el momento en que peligra su vida. Pero el ritmo ágil de la historia te hace seguir adelante para seguir descubriendo lo que pasa.
   La historia es de lo más interesante, os lo aseguro, de estas que te atrapan en cada capítulo, aunque me hubiera gustado un poco más de profundidad en los personajes que la protagonizan. Había aspectos de sus vidas que apenas aparecían y que les hubieran dado más carácter. 
   El detalle de Alfaro en la descripción de los paisajes, de los rituales rapanui, de las calles de la ciudad es absoluto y todavía tengo en mi mente las imágenes que me he creado sobre esta isla. Ha sido sin duda, el aspecto que más he disfrutado del libro.
   Y aunque el final me haya parecido un tanto atropellado y lo hubiera agradecido más elaborado, he disfrutado de esta novela sin ninguna duda. Posiblemente haya sido por esto por lo que me quedé con ganas de más, porque me ha sabido a poco.

martes, 14 de octubre de 2014

Capítulo XL: Y el cautivo continua...

Es que se trata de una larga historia, y con mucha miga. ¡Claro! Esto va a necesitar de varios capítulos porque, además de que don Miguel luzca dotes de poeta con dos preciosos sonetos, el cautivo tiene que conocer a la mora misteriosa, reunir dineros para su rescate, explicarnos como funcionaba esto de ser cautivo en Argel y organizar la fuga de él y sus compañeros cautivos, además de un renegado que se les ha unido.
En fin, como veréis, hay mucha tela que cortar. Os dejo algunas de las "perlas" que he encontrado en el capítulo. Disfrutadlo.
"Primero que el valor faltó la vida
en los cansados brazos, que, muriendo, 
con ser vencidos, llevan la vitoria".
"Sólo libró bien con él un soldado español, llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra; y, (...), temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez;".
"Yo soy muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo: mira tú si puedes hacer cómo nos vamos, y serás allá mi marido, si quisieres, y si no quisieres, no se me dará nada, que Lela Marién me dará con quien me case".
"El verdadero Alá te guarde, señora mía, y aquella bendita Marién, que es la verdadera madre de Dios y es la que te ha puesto en corazón que te vayas a tierra de cristianos, porque te quiere bien. (...). De mi parte y de la de todos estos cristianos que están conmigo, te ofrezco de hacer por ti todo lo que pudiéremos, hasta morir. (...). A lo que dices que si fueres a tierra de cristianos, que has de ser mi mujer, yo te lo prometo como buen cristiano; y sabe que los cristianos cumplen lo que prometen mejor que los moros".
"Dimos luego quinientos escudos al renegado para comprar la barca; con ochocientos me rescaté yo, dando el dinero a un mercader valenciano que a la sazón se hallaba en Argel, el cual me rescató del rey, tomándome sobre su palabra, (...)".

domingo, 12 de octubre de 2014

Palabras malditas

Hace mucho tiempo ya que siento "el corazón partío" cuando leo o escucho alguna patada al idioma, este hermisísimo idioma lleno de palabras precisas, ricas y cargadas de matices y sentimientos durante siglos, en los que han sido capaces de expresar los pensamientos de miles de hablantes, con bastante éxito, tengo entendido. Soy consciente de que sus virtudes no se libran de las modas y que todo evoluciona por las nuevas cosas que surgen y que deben ser nombradas para que existan. 
   Pero la imitación, como monos, de lo que vemos en otros, sin motivo, sin necesidad, no es una evolución natural del idioma y rechazar la estructura de tu lengua, que solo refleja la estructura de tu pensamiento, solo por ser diferente de la masa o por identificarte con un grupito "guay", tampoco lo es; eso es enobismo.
   Entre las últimas modas leguarias, me he encontrado con el rechazo hacia ciertas palabras de las que no consigo ver "su pecado" para que se las considera malditas. Una es la preposición durante, y las otras los artículos.
   Ya no vivimos en un sitio durante unos años, sino por años. Tampoco permanecemos en un sitio durante mucho o poco tiempo, sino por tanto o cuanto tiempo. No esperamos el autobús o el metro durante veinte o treinta minutos sino por tanto o cuanto. Y, si bien es cierto, que en ocasiones son intercambiables, también lo es la carga semántica que les diferencia y la precisión de uno sobre otro. ¿O es lo mismo trabajar durante horas que hacerlo por horas? ¿Por qué privarnos de esa riqueza?
   Y si hablamos de los artículos, ¡Ay! Pobres míos. Algo muy grave deben de haber hecho para que se los carguen de un plumazo.
   Los niños guays de hoy en día no juegan al fútbol, sino a fútbol. Los mayores tampoco jugamos a las cartas, sino a cartas. Echamos bronca por mal comportamiento, pero jamás se nos ocurriría echar una bronca por el mal comportamiento de fulanito. Nos cogemos gran cabreo por esto o lo otro, nunca hay que ser tan ordinario como para cogerte un cabreo del quince.
   En fin, quizás no sean unas reflexiones muy relajantes para una mañana de domingo, ni tampoco muy importantes para la marcha de la vida, tal y como está el patio, pero el día lluvioso y mi mal despertar han provocado todas estas elucubraciones, después de leer algún que otro texto lleno de estos cambios tan modernos. No me lo tengáis en cuenta.

jueves, 9 de octubre de 2014

El Play Boy. Una novela gamberra


De esta manera, la editorial Emepé me presentaba esta novela del escritor sevillano Lupiáñez. Cuando empecé a leer algo más sobre la novela me encontré con el siguiente análisis:
El Play Boy es una novela para descubrir todo lo que hay que hacer para acabar la noche en una churrería. 
   Y se despertó mi curiosidad. Por si acaso os ha pasado lo mismo, aquí os dejo toda la información que me llegó.
   Su autor, Lupiáñez, nació en Sevilla hace 37 años. Actualmente trabaja como funcionario en la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Lleva muchos años escribiendo, pero El Play Boy es la primera novela que publica.
   En ella, nos habla de los líos amatorios que pueden producirse en una aparentemente inofensiva fiesta de amigos. La historia, hilada con un humor fino e inteligente, narra cómo un joven estudiante de oposiciones intenta conquistar a una chica arropado por la ayuda de su hermano, autodenominado experto en estas lides. Lo que no sabemos es si de verdad será de gran ayuda en su conquista.

   Lupiáñez nos ofrece esta propuesta editorial muy ingeniosa y diferente, de ágil lectura que se presenta como una obra idónea para todo tipo de públicos. Las comparaciones y metáforas que encontraremos a lo largo de esta locura de texto, unidas a los recursos humorísticos del autor, nos llevan inevitablemente a la carcajada.
   En opinión del autor, el motivo más importante por el que el público debería comprarla es “porque es el mejor modo de deshacerme del stock que tengo en casa. Además, si la compran y resulta que les hace reír y pasar un rato ameno, acabamos ganando todos. Sea como fuere, ¿por qué escuchar a otros cuando por un módico precio podemos formarnos una opinión propia? Ya sabe, nunca es bueno no tener una opinión propia y en breve todo el mundo hablará de esta novela… ¿en serio se arriesgará a no tener nada que decir?”.

Ficha Editorial El Play Boy

Autor: Lupiáñez
Género: Humor
Editorial: Émepe
Año: 2014
ISBN: 978-84-942039-4-7
Formato: Papel
Páginas: 113
Precio: 12€

Mucha suerte al autor.

martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo XXXIX: Y el recién llegado nos cuenta su historia

Y esta historia no es otra que la de la gran batalla de Lepanto, donde nuestro don Miguel perdió la movilidad de su mano izquierda "para mayor gloria de la diestra" como decían los antiguos libros de texto.
   Cervantes no podía perder la oportunidad de contar lo que pensaba y sentía de aquellos años de batallas que le llevaron, como al personaje, a estar cautivo durante cinco largos años en una cárcel de Argel:
"(...)  y solo fui el triste entre tantos alegres y el cautivo entre tantos libres;".
   En este relato, por boca del cautivo, Cervantes nos cuenta las hazañas de grandes hombres y no tan grandes, las experiencias vividas y lo que significó para ellos tomar parte en aquella batalla.
   De paso, con el inicio de esta nueva historia, donde el cautivo nos explica el reparto de la herencia de su padre y el destino de sus dos hermanos y el suyo propio, don Miguel nos presenta las tres empresas a las que podían dedicarse los "hombres de bien": Iglesia, comercio o ejército, incluyendo con la primera, las letras y con el último, el servicio al rey:
"Iglesia, o mar, o casa real", como si más claramente dijera: "Quien quisiere valer y ser rico, siga o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas".
   Y para rizar el rizo, como si de un buen culebrón televisivo se tratase, une a don Fernando con el cautivo a través de un conocido común. ¿Quién será? ¡Ah! Leedlo mejor vosotros. Por cierto, nos promete unos sonetos en el siguiente capítulo. Veremos qué tal la rima.

domingo, 5 de octubre de 2014

Relatos sin título


Relato 1
   Taciturno y silencioso, Antonio asistía a la reprimenda de su padre: había desbaratado toda su colección de sellos italianos guardados durante décadas en el lugar más recóndito de la biblioteca. 
   Él pretendía lograr una hazaña inusitada, un gran robo furtivo, un hecho que durara en el tiempo, no solo para rozar lo peligroso, sino también para llevar a su padre al umbral de la desesperación.
   Mientras oía sus gritos, mientras le veía agitar continuamente las manos delante de su cara, pensaba solo en la celebración de su sexto cumpleaños como gran jefe de la pandilla de bandidos que eran sus amigos.
   Con la cabeza gacha y los labios apretados, esperaba el castigo. Solo deseaba que su padre terminara lo antes posible: tenía mucho que hacer, muchas órdenes que dar, muchas nuevas diabluras que idear. Aunque era un chico callado e introvertido, Antonio era el rey del barrio.


Relato 2
   Un vino sinuoso, escarlata, rebosaba por el cuello de la botella en la que ella lo había escanciado minutos antes. Sin embargo, había conseguido que el mantel reluciera blanco. 
   Estaba llenando las copas de una en una, despacio y con destreza. Mientras lo hacía, el esmirriado mayordomo la miraba de forma lúgubre: ese debía ser su trabajo, ese era su papel a la hora de atender la mesa. En esa familia, las tradiciones debían mantenerse a toda costa, sin excusas.
   Para ella, sin embargo, era un placer. Aunque nadie le había dado permiso para ello, estaba dispuesta a manejar la situación. Sabía cómo tratar con esa horda de anticuados vejestorios. Achacosos y jadeantes, solo eran capaces de ver su mano blanca sujetando fuerte la botella y sus labios rojos sobre la copa.

Ahora os toca a vosotros. ¿Qué título les pondríais?
Propuestas:
- Carmen F.: A sangre fría.
- Mientras Leo: El pequeño rey.
- Zarzamora: Me reirán las gracias y Rojo pasión.
- Zazou: 1. Con sello de líder2. Tentación en escarlata.

- Meg: Antoñito, el mafioso y Días de vino

jueves, 2 de octubre de 2014

Rónin. Francisco Narla

Dámaso estaba dispuesto a todo por Constanza, incluso atravesar los mares hasta el fin del Imperio del entonces rey Felipe III. Constanza lo amaba tanto que estaba dispuesta a esperarlo hasta el fin de los días. Pero Hortuño de Andrade no estaba dispuesto a que esto ocurriera, de ninguna de las maneras, por ello le envió a él al Japón y a ella... Bueno, para eso es mejor leer la novela.
Todos los mimbres de esta historia son capaces de atrapar el interés del más pintado: espadachines, samuráis, barcos, corrupción, luchas de poder, amor.
La veracidad le viene dada por los datos históricos y por sus personajes reales; la magia, por las aventuras de sus personajes y por los avatares a los que se enfrentan.
   Sin embargo, no ha sido oro todo lo que he visto relucir en esta historia. También he encontrado sombras. El lenguaje me ha parecido, a veces, demasiado denso, girando en torno a una idea, como dice cierto lenguaje popular "mascón". Creo que, en su afán de adaptarse al siglo de los acontecimientos, ha incluido demasiadas palabras apenas usadas hoy en día, además los términos japoneses no siempre quedan explicados por el contexto. El uso de varios términos para un mismo personaje me ha confundido más de una vez. Sus giros y vueltas sobre una misma idea me causaban nerviosismo cuando lo que esperaba era avanzar en la historia.
   En ocasiones, el arrojo de algunos personajes me ha parecido poco creíble, al igual que algunos giros de la historia para justificar lo que ocurría. Ojalá pudiera dar ejemplos de lo que digo, pero tendría que desvelar parte de la trama y una de las cosas que más me han gustado del libro ha sido la sorpresa que se escondía página tras página, como ya digo, a veces poco creíble, pero siempre entretenida y emocionante.

   La comparación de dos culturas radicalmente opuestas, las reacciones de dos personas aparentemente diferentes no implica que los valores éticos de algunos hombres no sean iguales, vengan de donde vengan. Me ha gustado la relación entre el aspecto de los personajes y su carácter, y también la diferencia del lenguaje y del estilo de narrar los hechos de cada mundo, Japón: pausado, reflexivo, contemplativo; España: ruidoso, impulsivo, atropellado.
   Unas buenas descripciones del entorno me han llevado hasta Osaka, pasando por Manila, con su clima, sus paisajes, sus deficiencias. A través de olores y sonidos, he viajado en barco por mares encrespados y he visto combates contra buques piratas. He viajado de Madrid a Sevilla y aquí, he recorrido sus calles, sus barrios y, sobre todo, sus tabernas, además de sus cárceles.

   Puedo decir que, a pesar de ciertos pesares, he hecho un gran recorrido histórico y he vivido una interesante aventura.
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