martes, 9 de septiembre de 2014

Capítulo XXXV: Y vuelve don Quijote en todo su esplendor

Nuestro querido caballero llevaba mucho tiempo quietecito y sin liarla y, ¡claro!, no podía seguir así mucho más tiempo. Mientras la "pandi" estaba a punto de terminar la historia del "memo Anselmo", vieron entrar a Sancho, medio desquiciado, pidiendo ayuda para su señor que andaba luchando con el gigante enemigo de la princesa Micomicona y a quien había cortado la cabeza, en medio de un enorme charco de sangre y de improperios tales como "malandrín y follón", palabras que me enternecen cada vez que leo El Quijote. En este punto, el ventero, avispado como nadie, ha comprendido claramente lo que pasaba:
"Que me maten-- dijo a esta sazón el ventero-- si Don Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre".
   La escena que se encontraron era de fábula: don Quijote, dormido, gritando como un poseso, espada en mano:
"Estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias"; 
lanzando cuchilladas a diestro y siniestro, el odre hecho jirones y el suelo lleno de vino por todas partes. ¿Qué podía hacer el pobre ventero? Liarse a golpes con don Quijote, a quien dio más palos que a una estera, hasta que Cardenio y el señor cura, consiguieron calmarle, mientras Sancho lloraba amargamente por haber perdido su condado:
"(...) sólo sé que vendré a ser tan desdichado, que por no hallar esta cabeza se me ha de deshacer mi condado, como la sal en el agua".

   Entre tiras y aflojas, las aguas volvieron a su cauce, reinó de nuevo la calma y todos decidieron terminar la historia del "memo Anselmo" que les estaba leyendo el señor cura.
   Anselmo seguía feliz como unas castañuelas, confiado en la fidelidad de su amigo y su esposa, cuando pilla al enamorado de su criada Leonela huyendo por la ventana. Ante la "pillada" de su señor, Leonela promete contarle un importante secreto si deja de amenazarla con la daga. Anselmo la encierra en su cuarto para hablar con ella a la mañana siguiente y le cuenta a su esposa los trajines nocturnos y el secreto que le va a revelar la criada. A Camila le entra un sudor frío, claro está, sabiendo cual sería ese secreto así que, ni corta ni perezosa, se fuga en medio de la noche con todas sus joyas, y se planta en casa de Lotario para ponerle al día del lío en el que están metidos. Lotario decide esconderla en un convento mientras él huye de la ciudad.
   A la mañana siguiente, cuando Anselmo descubre la huida de Leonela y la de su mujer y sus joyas:
"(...) triste y pensativo, fue a dar cuenta de su desdicha a su amigo Lotario. Mas cuando no le halló, y sus criados le dijeron que aquella noche había faltado de casa (...) pensó perder el juicio; y para acabar de concluir con todo, volviéndose a su casa no halló en ella ninguno de cuantos criados ni criadas tenía, sino la casa desierta y sola. No sabía qué pensar, qué decir, ni que hacer, y poco a poco se le iba volviendo el juicio".
   
   Ya era hora, "criatura". Triste y ojeroso, abandona su casa y se dirige a la de un amigo en donde se encierra a escribir sus penas:
"Un necio e impertinente deseo me quitó la vida. Si las nuevas de mi muerte llegaren a los oídos de Camila, sepa que yo la perdono porque no estaba ella obligada a hacer milagros, ni yo tenía necesidad de querer que ella los hiciese; y pues yo fui el fabricador de mi deshonra, no hay para qué..."

   Y hasta aquí llegó el desdichado de Anselmo, cuya pena fue tan grande que
"le faltó el aliento y dejó la vida en las manos del dolor que le causó su curiosidad impertinente".

   Para cerrar el capítulo os dejo las reflexiones del cura sobre este cuento:
"Bien-- dijo el cura-- me parece esta novela; pero no me puedo persuadir que esto sea verdad, y si es fingido, fingió mal el autor, porque no se puede imaginar que haya marido tan necio que quiera hacer tan costosa experiencia como Anselmo".

   Si queréis saber lo que les sucedió a Camila y a Lotario, os aconsejo que os deis un paseo por este capítulo; no os arrepentiréis.

11 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Muy buena entrada, yo leí una versión adaptada del quijote cuando estaba en el instituto.
    Un beso

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    1. Hola Patricia. Pues espero que te animes a leer la auténtica. Abrazos.

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  2. Jejeje, me hace gracia lo de "malandrín".
    Besitos

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  3. Yo por fin me he puesto al día. La verdad es que estoy disfrutando de esta lectura más de lo que esperaba.
    Besos

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    1. Me alegro. El Quijote tiene muco que ofrecer ;D. Abrazos.

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  4. gracias por una semana más, eres de las que más detalla los avances, me encanta. Un beso.

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    1. Jejeje, de nada. Aunque no lo creas, me cuesta resumir; me gustaría contarlo todo. Abrazos.

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  5. Por ahora aún tenga cerca la segunda lectura de los dos libros. En cuanto pasen un par de añitos, la tercera. Siempre se descubre algo nuevo en cada lectura...
    Besibes, Marisa!

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