martes, 26 de agosto de 2014

Capítulo XXXIII: El curioso impertinente

Aquí estamos, otra semana más. Hoy (aunque con un pelín de retraso) para escuchar la historia intercalada de "El curioso impertinente". Ahí vamos.
   Anselmo y Lotario eran don jóvenes florentinos tan amigos, que eran lo que vulgarmente se llama "uña y mugre". El primero, enamorado hasta las cachas de la bella Camila, consigue hacerla su esposa gracias, entre otras cosas, a la ayuda de su amigo Lotario quien, después del bodorrio, decide dar algo de cuartelillo a los recién casados por aquello de la intimidad y, sobre todo, porque ya se sabe la importancia de la honra en aquellos tiempos, no vayan a chismorrear de tanta visita a la casa de una dama, por mucho marido que esté por allí:
"Decía él, y decía bien, que el casado, a quien el cielo había concedido mujer hermosa, tanto cuidado había de tener en mirar qué amigos llevaba a casa, como en mirar con qué amigas su mujer conversaba, porque lo que no se hace ni concierta en las plazas (...), se concierta y facilita en casa de la amiga o la parienta de quien más satisfacción se tiene".
   Después de un tira y afloja entre Lotario y Anselmo, llegan al acuerdo de establecer un régimen de visitas: dos a la semana y fiestas de guardar. ¡Ah! Y avisar al compañero si la esposa se desmanda un poco. ¡Error fatal!
   Como el diablo siempre anda enredando y algunas seseras son muy fáciles de enredar, le dio al tal Anselmo por preguntarse si su Camila era tan buena como él pensaba y que no cabía en sí de intriga si no la ponía a prueba para saberlo de forma definitiva. Lotario no daba crédito a tamaña estupidez, que ya son ganas de meter el dedito donde no se debe:
"Mira que no hay joya en el mundo que tanto valga como la mujer casta y honrada, y que todo el honor de las mujeres consiste en la opinión buena que dellas se tiene; y pues la de tu esposa es tal, que llega al extremo de bondad que sabes, ¿para qué quieres poner esta verdad en duda?"

   Con lo bien que iba y lo estropea con el pensamiento posterior, que se lo podía haber guardado donde el sol no brilla:
"Mira, amigo, que la mujer es animal imperfecto, y que no se le han de poner embarazos donde tropiece y caiga, sino quitárselos y despejalle el camino de cualquier inconveniente, para que sin pesadumbre corra ligera a alcanzar la imperfección que le falta, que consiste en el ser virtuosa".

   Y en estos tiras y aflojas, en estos "que sí, que no" el bueno de Lotario (o el tonto) entra en el juego y, después de tres días de ausencia de su amigo en los que ha debido visitar de continuo a Camila, cae como un cordero enamorado de la dama:
"En efecto la hermosura y la bondad de Camila, juntamente con la ocasión que el ignorante marido le había puesto en las manos, dieron con la lealtad de Lotario en tierra; y sin mirar a otra cosa que aquella a que su gusto le inclinaba, al cabo de tres días de la ausencia de Anselmo, en los cuales estuvo en continua batalla por resistir a sus deseos".

   Y en medio la pobre Camila, sin olerlo ni catarlo, se queda de piedra ante los requiebros del tal Lotario. ¿Qué hará lo joven esposa? ¿Cómo acabará todo? Más y mejor el próximo lunes. 
  

10 comentarios:

  1. Gracias por una semana más !! :-)

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  2. Qué sería de estas semanas sin el Quijote? jejejje.
    Besos.

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  3. Yo a este capítulo aún no he llegado, tengo que ponerme al día.
    Besos.

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  4. Esta historia intercalada siempre me ronda por la cabeza, porque he encontrado a mucha gente que no debe de conocerla y le da por hacer algo parecido, poner a otros a prueba. Si es que hay que leer El Quijote para ahorrarse disgustos :-)
    Besos.

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    Respuestas
    1. Y que lo digas. Eso, si no se deciden a difundirla como obra suya. Abrazos.

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  5. La semana que viene ya me re engancho
    Besos

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