lunes, 12 de mayo de 2014

Capítulo XVIII: Y don Quijote perdió los dientes, por culpa de unas ovejas

Parece que las calamidades no abandonan a nuestros amigos. El pobre Sancho está ya un pelín harto de tanta paliza; ni encantamientos ni porras que...
"los oí nombrar cuando me volteaban, (...), que el uno se llamaba Pedro Martínez, y el otro Tenorio Hernández, y el ventero oí que se llamaba Juan Palomeque el Zurdo". 
   Que eran de carne y hueso ¡Vaya! Y que ya está bien de tanta gloria caballeresca y tanta ínsula prometida, que el pobre lo único que saca en limpio es paliza tras paliza.
   En esto consistía el "parlamento" que se traían los dos, don Quijote ensalzando la caballería, el poder de la magia y lo envidioso que era el mago que le acechaba, y Sancho hasta la coronilla de tanta paliza, duelos y bálsamos curativos: la eterna lucha entre la fantasía de uno y el sentido común del otro, una de las grandes maravillas de esta novela.
   Y qué pensáis, ¿qué don Quijote da su brazo a torcer? Claro que no. En este capítulo transcurre la famosa batalla entre "Alifanfaron, señor de la grande isla Trapobana y el rey de los Garamantas, Pentapolin del Arremangado Brazo", ahí es nada. Y como mandan los cánones del honor de nuestro gran caballero, él debe "favorecer y ayudar a los menestorosos y desvalidos". En este caso, estos desvalidos no son otra cosa que ovejas y carneros que atravesaban la llanura sin saber lo que se les venía encima. ¿Y qué era? Don Quijote, lanza en ristre, dispuesto a luchar contra el malvado moro Pentapolín. 
   Esta quiero, esta no quiero, se cargó casi siete ovejas con la lanza, mientras los pastores, con los ojos fueras de las órbitas, no tuvieron otra ocurrencia que molerle a cantazos con las ondas que llevaban. Tanto fue así que le dejaron sin dientes y con dos costillas magulladas. ¿Creéis que nuestro hidalgo se da por vencido? Ni hablar: 
"(...) todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo, y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca".
   ¿No es para comérselo? Después de estas reflexiones, un par de "vomitonas" provocadas por el dichosos bálsamo de Fierabrás y la pérdida de las alforjas de Sancho, ambos deciden buscar cobijo "quiera Dios que sea en parte donde no haya mantas, ni manteadores, ni fantasmas, ni moros encantados, que si los hay, daré al diablo el hato y el garabato", aclara Sancho.

   Y para terminar, os dejo algunas frases célebres del capítulo de hoy que hablan por sí solas:
Don Quijote: "Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro".
Sancho: "Más bueno era vuestra merced --dijo Sancho-- para predicador que para caballero andante".
Don Quijote "(...) porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como el molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante".

16 comentarios:

  1. En vez de el Santo Job, debería ser el santo Sancho. Con su locura, Don Quijote va a acabar con él.
    Besos.

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  2. Pobre Sancho!! El capítulo de esta semana también ha estado bien, a ver con qué nos sorprenden esta!
    Besos

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    1. Podemos imaginarlo, conociendo a estos dos. ;D. Abrazos.

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  3. Fantasía frente a sentido común ciertamente, ¿qué predomina en cada uno de nosotros? jeje. Me resulta muy graciosa la última frase que has puesto de Sancho.
    Besitos!

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    1. Jeje, gracias. Creo que es bueno tener un poco de cada, pero en equilibrio, claro. Abrazos.

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  4. Empiezo a notar a Sancho un poco hartito...
    Besos.

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  5. Me da una pena Sancho... Pero el capítulo me ha gustado mucho. 1beso!

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    1. Y a mí don Quijote; me despierta una ternura... Abrazos.

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  6. Sancho tiene una paciencia que ya la quisiera yo para mí, aunque claro, es pensar en la ínsula y aguanta lo que le echen; da igual lo harto que esté.
    Besos.

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  7. El ejército de las ovejas y Sancho que gana posiciones frente al lector.
    Va viento en popa
    Bess

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    1. ...A toda vela, ;D. Lo estoy disfrutando un montón. Abrazos.

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