lunes, 14 de abril de 2014

Capítulo XIV. Y se defiende Marcela

En este capítulo, Cervantes se  marca una de poesía, la canción de Grisóstomo, en dónde el pastor deja escritas sus desdichas y la razón de su suicidio, y lo mala, malísima que era la tal Marcela, y los celos que le consumían. Cervantes escribió todo tipo de géneros literarios y, en el Quijote, aprovechó a incluir alguno de ellos, como en este caso:
"Mata un desdén, atierra la paciencia
o verdadera o falsa una sospecha;
mata los celos con rigor tan fuerte;
Desconcierta la vida larga ausencia;
contra un temor de olvido no aprovecha
firme esperanza de dichosa suerte.
En todo hay cierta, inevitable muerte;
mas yo, ¡milagro nunca visto! vivo
celoso, ausente, desdeñado y cierto
de las sospechas que me tienen muerto:
(...)"


   Y por fin, aparece la tal Marcela. La pobre viene a defenderse, que ya está bien de echarle la culpa de todo. ¿Qué es guapa? Pues sí, pero: "(...) Cuanto más que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es, el cielo me la dio de gracia sin yo pedirla ni escogella". ¿Qué va a hacer la pobre? Además, "(...) el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario y no forzoso". Qué ya está bien de hacerla responsable de las decisiones de Grisóstomo, que ella no se dedica más que a cuidar de sus cabras:
"A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo, ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que no es obra mía que antes le mató su porfía que mi crueldad". 

   Pues a pesar de esta arenga, hay algún que otro botarate que se lanza en su persecución. Menos mal que estaba allí nuestro caballero andante dispuesto a defender a las damas menesterosas:
"Ninguna persona, de cualquier estado y condición que sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía. Ella ha mostrado con claras razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo, y cuán ajena vive de condescender con los deseos de ninguno de sus amantes, a cuya causa es justo que en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada y estimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en él ella es sola la que con tan honesta intención vive".

   Ahí queda eso. Y ahora a dedicarse a limpiar esas sierras de "ladrones malandrines".  

12 comentarios:

  1. Estos capítulos ya no me llaman tanto la atención. Soy más de gigantes y molinos. jajaj
    Besos.

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    1. Paciencia, esto es para tomar aliento antes de nuevas aventuras, ;D: Abrazos.

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  2. ¡Qué grande esta Marcela! Más razón que un santo tiene.
    Besos

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  3. Marcela es un buen ejemplo, sí señor!!!!

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  4. Aquí ya me pierdo, creo que mucho más no avancé con El Quijote. Imperdonable, lo sé.
    Besos

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    1. Tranqui. Aquí estoy yo para ponerte al fía, ;D. Abrazos.

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  5. Muy bien por Marcela, las verdades bien dichas. Y don Quijote tan caballeroso como se podía esperar de él.
    Ésta no es la historia intercalada que más me gusta, prefiero la de Dorotea, pero me ha gustado volver a recordarla.
    Besos.

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    1. Para ir abriendo boca no está mal. Es una manera de entretener al personal. Abrazos.

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  6. ¡Qué bonita defensa! Y me gusta Marcela.
    Besitos!

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