lunes, 24 de marzo de 2014

Capítulo XI. Y Sancho Panza le canta las cuarenta

Mucho "mi señor esto", "mi señor lo otro", "vuesa merced por aquí", "vuesa merced por allí", pero "al pan, pan y al vino, vino". Y es que nuestro buen Sancho es el terruño personificado, la naturaleza y el instinto de supervivencia en estado puro.
   Tras su anterior aventura de heridas y de huidas, don Quijote y Sancho se encuentran con unos cabreros que les invitan a compartir su cena y pasar la noche con ellos. Cuando a Sancho le llega el aroma del guiso de cabra, se desata su sinceridad y no está dispuesto a que nadie le amargue el "rechupeteo" de los dedos, por muy amo suyo que sea don Quijote y por muy su criado que sea él. Y, ni corto ni perezoso, se lo planta tal cual en esta excelente conversación:
"(...) porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería (...), quiero que aquí a mi lado, y en compañía de esta buena gente, te sientes, y que seas una misma cosa conmigo que soy tu amo y natural señor, que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere; (...). ¡Gran merced! --dijo Sancho--; pero sé decir a vuestra merced, que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas, como sentado a par de un emperador. Y aún si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres sin respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas, donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo. Así que, señor mío, estas honras que vuestra merced quiere darme (...), conviértalas en otras cosas que me sean de más cómodo y provecho; que estas, aunque las doy por bien recibidas, las renuncio para desde aquí al fin del mundo".

   ¡Ahí queda eso! Que, como decía mi abuela, más vale una vez colorado que ciento descolorido. ¡Ay! Cuantas veces hubiera yo querido ser Sancho...
   Claro, a nuestro hidalgo le sale la vena señorial, se pica con su escudero y le responde:
"Con todo eso, te has de sentar, porque a quien se humilla Dios le ensalza--. Y asiéndole por el brazo, le forzó a que junto a él se sentase".

   Ya después, todo fueron buenas caras, hasta hubo un cabrero espontáneo que se cantó unas coplillas y todo, pero Sancho estaba cansado y quería dormir, y don Quijote estaba "pirado" y quería quedarse en vela. Cada uno a lo suyo.

11 comentarios:

  1. Desde luego, qué pareja tan extraordinaria forman estos dos. Creo que el uno sin el otro estarían perdidos. Se complementan fenomenal.
    Besos.

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  2. Es que vaya par de dos, como se suele decir ;) la respuesta es de categoría, jeje.
    Besos

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  3. A mí lo que más me impactó fue ese alegato de "ya no hay pasados como los de antes", pues parece que nada cambia, a pesar de los siglos. 1beso!

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  4. Sancho es sencillamente genial. Las cosas bien dichas, como corresponde. Ahora, que don Quijote tampoco se queda corto con sus alegatos.
    Un abrazo.

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  5. A mí Sancho me tiene totalmente ganada, es el complemento perfecto para nuestro hidalgo caballero.
    Besos.

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  6. No se puede ser más genial que estos dos, cada uno en su papel. Cómo estoy disfrutando. Gracias a todas por vuestros comentarios. Abrazos.

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  7. Vaya par se han ido a juntar, si uno tiene carácter el otro aún más.
    Un besín.

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  8. No dejan de sorprender, ¿verdad? Gracias a las dos. Abrazos.

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  9. Me encanta Sancho... Aunque en el que he leído hoy casi no sale...
    Besos

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