domingo, 29 de diciembre de 2013

Becquer también en Navidad

Pero ¡Cómo me he podido olvidar yo de esta historia! Si no hubiera sido por Carmen Forján, en su página de facebook Carmen y amigos, me habría olvidado completamente de una de las historias más hermosas que recuerdo haber leído sobre los milagros de la Navidad: Maese Pérez el organista, de Gustavo Adolfo Becquer. Estos días, solo me había acordado de Mujercitas, Cuento de Navidad o de los cuentos de Andersen, pero en ningún momento me había venido a la mente esta pequeña historia, este relato que, como la mayoría de los que surgieron de la mente de este escritor, está lleno de misterio y de magia, y además en este caso, de emoción.
   La pequeña iglesia de Santa Inés en Sevilla contaba con el mejor organista de la ciudad. Era una iglesia pequeña y humilde que en Navidad se convertía en el centro de reunión, ya que su misa del Gallo era el acontecimiento que nadie quería perderse. Y todo gracias a la música que salía de las manos de don maese Pérez, un hombre discreto y sencillo, que llenaba el alma de los feligreses que acudían a escuchar su música. El amor de este músico por el pequeño órgano de esta iglesia era tal que ni las más tentadoras ofertas de otras iglesias y catedrales de prestigio le habían hecho abandonar su puesto. Desgraciadamente, una Nochebuena, maese Pérez muere mientras toca el órgano de la iglesia y este permanece mudo hasta la siguiente misa del Gallo.
   Todos se preguntan cómo el obispo consiente en que el mayor adversario de maese Pérez vaya a tocar en su lugar. La pequeña iglesia de Santa Inés está a rebosar, nadie quiere perderse esta "provocación" como la consideran algunos, y están dispuestos a boicotear el acto. Pero de repente, aquel órgano suena como si lo tocara el mismísimo viejo organista. Quien lo iba a decir. Pasa un año más y, en esta ocasión, es la hija de maese Pérez quien se ve forzada a sustituir a su padre, ya que el organista del año anterior toca ahora en la catedral. En el momento cumbre de la misa, el órgano vuelve a sonar como si las manos de su antiguo dueño estuvieran recorriéndolo y, de hecho, cuando algunos vuelven la cabeza hacia el órgano para ver quien reproducía tan fielmente la música del maestro organista, solo pueden ver unas teclas vacías que suenan gracias a unas manos invisibles, ¿las de maese Pérez? Él había vuelto una vez más para tocar aquel órgano. Y así ocurrió, año tras año, hasta que el instrumento se desmoronó por viejo.
   No sé si muchos de vosotros conocíais esta historia, es posible que sí. Si ya la conocíais, os propongo que la releáis tranquilamente en el silencio de la noche. Si no la conocíais, os animo a que la disfrutéis, como se disfrutan las cosas por primera vez, también en el silencio de la noche. ¿Oís a maese Pérez?

34 comentarios:

  1. Pues mira, tengo que entonar el mea culpa porque no conocía esta leyenda de Bécquer. Hablaba el otro día con Seri de que es uno de los pocos poetas que me gustan; es más, es mi poeta favorito. Habré leído sus poemas cientos de veces, pero tengo una cuenta pendiente con sus leyendas. Tengo un libro de leyendas de Bécquer en casa; así que peor aún.
    Gracias por recordarme que tengo que meterme de lleno con las prosa del autor, que según me han contado, es maravillosa.
    Besotes.

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    1. Sí, jejeje, yo también comparto ese amor por Becquer. El típico poeta que se asocia con la adolescencia y se olvida después como si fuera algo de segundo nivel. Y es todo lo contrario. Es después cuando realmente se aprecia su ingenio, por lo menos en mi caso. Anímate a leerlo, creo que no te vas a arrepentir. Abrazos.

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  2. Aquí una de las que leyó a Bécquer en la juventud y lo tiene abandonado, aunque no por considerarlo menor. Como poeta me gustó mucho, aunque los decadentistas franceses lo desbancaron, y sus "Leyendas" están colocadas en un lugar destacado.

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  3. Seguramente lo leí, por lo que veo en la primera imagen está dentro de Rimas y Leyendas. Leí ese libro cuando estaba en el instituto. Sé que me gustó mucho, aunque ya casi no me acuerdo, va siendo hora de releerlo...
    Lo que sí he vuelto a leer han sido algunas de sus poesías que también leí en el insti, un bonito recuerdo.
    Besitos!!

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    1. Me alegro de que te haya gustado. A Becquer siempre se vuelve con un poco de nostalgia. Abrazos.

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  4. Pues yo creo que no la conocía, hace años sí que leí las leyendas de Bécquer que me encantaron pero en concreto esta historia no la recuerdo así que imagino que no se cruzo en mi camino y debería ponerle remedio. Muchas gracias por el descubrimiento
    besos

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    1. De nada. Y espero que lo disfrutes, si finalmente le pones remedio ;-). Abrazos.

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  5. Hace muchísimos años que leí las leyendas, y reconozco que no me acordaba... Me ha dado penita. Quizá sea un buen momento para releerlas
    Besos

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  6. Pues yo no la conocía. Así que me la apunto para disfrutar de su lectura en cuanto pueda. Qué bien que salgan cosas nuevas.
    Besos

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    1. Me alegro de haberte enseñado algo nuevo, jejeje. Disfrútalo y luego me cuentas. Abrazos.

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  7. Sin duda una preciosa historia, Marisa, y un momento este ideal para su lectura o relectura. Muchas gracias por traer a Bécquer al blog y por la mención, guapa.
    Besines,

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  8. Claro que la conocía, me encanta Bécquer...
    Feliz Año Nuevo
    Besos

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  9. Me encanta Bécquer, Hace muy poquito, el día 2 de diciembre, estuve en la iglesia en la que supuestamente se basó el autor para escribir esta leyendo, la misma que tú mencionas, la iglesia del Convento de Doña Inés donde cada 2 de diciembre se puede contemplar el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel. Besotes y gracias por traer esta historia. .

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    1. De nada. Y enhorabuena por esa visita. ¡Qué suerte! :D Abrazos.

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  10. La conocía pero no la he leído y me parece una gran idea. Este va para la lista navideña de cabeza. Gracias por traer a Becquer!
    Besos

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  11. !Vaya!, yo también soy de las que leyó (y releyó) a Becquer en la adolescencia... pero no recordaba esta leyenda. No sé por qué pero la idea que me quedó del conjunto de las leyendas es la de un entorno romántico un poco decadente y misterioso... que, desde luego, no asociaría a la Navidad. Creo que va siendo hora de releer esta leyenda. Muchas gracias por traerla al blog, Marisa. ich

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    1. De nada guapa. Siempre terminamos recordando "El miserere" o "El beso", pero otras se nos quedan por el camino. Un besazo.

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  12. Pues yo también había olvidado que esta leyenda tenía su toque navideño: con lo que me gustó cuando la leí! Gracias por recordármela, y para otro año la tendré en cuenta en estas fechas. 1beso!

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    1. De nada. Yo también la había olvidado; si no llega a ser por Carmen... Abrazos.

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  13. Leí a Bécquer en el instituto y desde entonces… nada. Creo que está el libro de leyendas por casa, a ver si lo encuentro y miro si está la historia de Maese Pérez. Si no, tampoco estará mal volver a releerlo después de tanto años.
    Un saludo.

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  14. Yo de Becquer, creo que me quedé con sus Rimas y Leyendas, y en mi época de instituto (años ha, jajajja)
    Besos!!

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  15. Puedo ser la unica que jamas lo leyo? jajajaja
    un besito

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  16. Esta y El monte de las ánimas (creo que este es el título) las leía una y otra vez. Cómo me gustaban!

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    1. Por supuesto, El monte de las ánimas, claro. Y será que no me parecía terrorífico... ;-). Gracias por pasarte por aquí. Abrazos.

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