viernes, 1 de noviembre de 2013

Noche de difuntos

Hoy es el día de Todos los santos y esta noche, la noche de difuntos, donde las almas que deben expiar sus pecados esperan para abandonar este mundo y pasar definitivamente al otro.
Yo, que cuento ya con unos cuanto años a mis espaldas, de niña no conocía Halloween nada más que por alguna película de Hollywood o por algún que otro dibujo de Disney. Desde mi infancia, la noche de difuntos venía acompañada, en la tele, por Don Juan Tenorio y, en las manos de mi madre, por las Leyendas de Bécquer.
   Con el paso de los años, esta tradición se fijó en mí, igual que comer buñuelos o llevar flores a mis abuelos. De tal manera se quedó conmigo que, desde mi adolescencia, no faltaba ni un solo año a esta cita, con Zorrilla, y con Bécquer, leyendo y releyendo las partes que más me gustaban o me asustaban. Después, durante un tiempo, mi madre, mi hermana y yo buscábamos el teatro en el que se representaba el Don Juan y allá que nos íbamos derechitas, a disfrutarlo. Y fueron muchos los Tenorios que vimos, los actores que conocimos y las veces que lo recitamos (en  playback, por supuesto) arrellenadas en las butacas del teatro, acompañadas por un silencio sepulcral que lo envolvía todo, en el preciso momento de pronunciar: "No es verdad ángel de amor (...)". Las lecturas dedicadas a Bécquer, tanto El Monte de las ánimas como El miserere, tenían su representación bajo la manta de mi cama, con la luz de la mesilla encendida muy cerquita de mi cara y la sábana enrollada de forma magistral alrededor de mi cabeza y de mi cuello, dejando al descubierto tan solo la cara y las manos. Ahora mismo sería incapaz de repetir esa hazaña y aquella increíble habilidad.

   Pero, de repente, todo aquello cambió. No sabría decir cuándo, ni cómo. De repente, el cine se estaba apoderando de nuestras costumbres, los pub irlandeses y los burguer se llenaban de telerañas con un día de anticipación. De repente, don Juan Tenorio dejó de aparecer en mi televisor y, de la misma manera, mi libro blanco y manoseado de Rimas y leyendas se traspapelaba en una de mis estanterías. De repente, un año, no pudimos encontrar ningún teatro en el que encontrarnos con don Juan y doña Inés declarándose amor eterno más allá de la muerte, ni al fantasma del Comendador traspasando los muros para acudir a la invitación de don Juan. De repente, Halloween aparecía por todas partes: en los colegios, en los bares, en las tiendas, en las calles. Don Juan se había convertido en una sombra que se aparecía en Alcalá de Henares y en otras nostálgicas ciudades y las cadenas y los huesos de los monjes aparecidos entre ruinas de monasterios, a la luz de la luna, quedaron reservados para algunos nostálgicos.
   Este año, quiero contribuir a su resurrección. Este año quiero poner mi grano de arena en su reaparición. Es muy probable que las telarañas y las calabazas vuelvan a ganar, pero yo, esta noche, volveré a envolverme hasta las cejas con la sábana, que me protegerá de los monjes fantasmagóricos, y mi corazón volverá a latir como el de doña Inés cuando, al salvar a don Juan del infierno, consigue unirse a él para toda la eternidad.
   Esta entrada ha surgido después de leer las escritas por Meg, del blog Cazando estrellas y por Seri, del blog El borde de la realidad. Gracias chicas.

14 comentarios:

  1. Es cierto que la cultura americana va ganando cada vez más terreno, aunque personalmente no he notado la decadencia de las tradiciones propias de una manera radical: donde vivo creo que hay una convivencia entre lo local (en Canarias tenemos nuestras propias tradiciones el Día de Difuntos), lo nacional (siguen representando a Don Juan Tenorio este día tan indicado) y lo foráneo, pues hay fiestas de Halloween en los lugares de marcha (creo que tiene algo que ver con lo que nos gusta aquí disfrazarnos, jejeje). Creo que es importante que desde nosotros mismos parta la iniciativa de mantener nuestras tradiciones, que si esperamos que otros lo hagan, vamos listos! 1beso!

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    1. ¡Qué envidia me das Tizire! No sólo por el sitio tan bonito en el que vives (que solía visitar una vez al año) sino por combinar tan bien todas las tradiciones. Aquí en Madrid, solo veo Halloween por todas partes. No es que me moleste, cualquier excusa nos vale para montar la fiesta, pero me da pena perder lo nuestro. Es verdad que somos nosotros los primeros que debemos mantenerlas. Abrazos.

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  2. A mi Halloween me parece una americanada, no lo sigo, igual que papa noel pasa de largo de mi casa. Me quedo con tu juan Tenorio y Las rimas y leyendas, dónde va a parar!

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    1. Gracias Carax. Me parece genial que cada uno festeje lo que quiera, por eso yo recuerdo a mis clásicos. Abrazos.

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  3. Preciosa entrada, gracias por la mención, me alegra haberte inspirado, bueno, mejor dicho, me alegra haber tenido que ver en que Bécquer te inspire :-) Un besote!

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    1. No te quites mérito, Bécquer y tú me habéis hecho pensar. Abrazos.

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  4. ¡Qué bonito lo que dices! pero sí, Halloween cada vez está más presente (qué dan más dinero los disfraces y la decoración terrorífica que salir al campo a comer castañas...). Espero que nuestras costumbres no desaparezcan.
    Maravillosa entrada! Besitos

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    1. Muchas gracias, Alicia. En fin, es lo que nos toca. De momento, disfrutemos de don Juan y de las propias tradiciones que cada uno tenga cerca. Abrazos.

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  5. ¡Marisa, cómo me gusta leer tus entradas! Yo aún tengo que preparar la mía, pero estoy contentísima porque al final estamos acompañando a don Juan más personas de las que yo creía.
    Da un poco de miedo la imposición de Halloween en detrimento de nuestras costumbres, pero creo que siempre habrá personas que sigan siendo capaces de apreciar todo lo que es bueno y de no olvidarse de lo nuestro. Aunque todo esto da que pensar: hoy he visto en la calle a una niña de unos siete años llorando porque quería Halloween esta noche otra vez. Me pregunto cómo serán las futuras generaciones en cuanto a tradiciones y fiestas. De todas formas, don Juan siempre permanecerá ahí de una forma u otra, o al menos eso espero.
    ¡Besotes!

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    1. Gracias Seri, ¡Qué amable! Al final tu idea ha salido adelante, pero que muy bien. Don Juan tiene cuerda para rato. Abrazos.

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  6. Enhorabuena por la entrada, fue realmente interesante! Te sigo y me quedo y te animo a pasarte por mi blog!
    http://portadordehistorias.blogspot.co.uk/ Saludos!

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    1. Muchas gracias por quedarte. Será un placer pasarme por tu blog. Saludos.

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  7. Totalmente de acuerdo!!! Yo todavía me acuerdo de cuando leí porprimera vez lasleyendas de Bécquer y loespeluznantes e inquietantes que me resultaron. También soy partidaria de mantener lastradiciones porque de alguna manera nos recuerdan rasgos profundos de nosotros como sociedad y sirven para conectarnos incluso entre generaciones. El día de todos los santos loasocio al comienzo del invierno ( no será esteaño.. no) a lasnieblas mañanera de Aranjuez, a las castañas asadas, losbuñuelos de viento y loshuesos de santo ( siempre pensando en comer... ja...ja) y los puestos de flores parallevar al cementerio... Halloween me resulta tan ajeno ... tan vacío y tan forzado porla necesidad de consumir .... ich

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    1. Has descrito perfectamente la atmósfera de los Santos, cuando acompañaba a mis padres y abuelos al cementerio. A la vuelta, comprábamos los buñuelos y las castañas. Algunos años, no había ni niebla, ni castañas, porque duraba el otoño cálido, pero los puestos de flores no fallaban nunca. Abrazos.

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