domingo, 29 de septiembre de 2013

Los clubes y los clásicos

Si hay algo que me llama la atención de los británicos es la facilidad que tienen para montar un club o una "real sociedad-asociación-fundación" sobre el tema que sea. Lo mismo les da que se trate de la "Sociedad sobre la floración del rosal enano de Madagascar", o la "Muy real asociación de las propiedades del ruibarbo", como de las dedicadas a sus grandes celebridades: pintores, políticos, escritores. 
   
   ¿A qué viene esto? Pues viene a que hace unos días recibí la sugerencia de una amiga y seguidora (de las más fieles) que me propuso una nueva sección sobre la vida de escritores que superan incluso a sus novelas (algo que estoy "cocinando" en mi cabeza, a ver si un día sale adelante) y, mientras lo pensaba, me acordé de uno de los programas de Página2 que vi hace unas semanas, en el que se hablaba de Jane Austen y de la sociedad fundada en Gran Bretaña para conservar y difundir todo lo relacionado con esta escritora y su obra. Entrevistaron a una de las responsables, salieron imágenes de la casa donde vivió la familia, algunos de sus manuscritos, etc. Si le echáis un ojo a su página, podréis ver lo cuidadísima que está, la cantidad de aspectos que se tocan, el cariño con que se trata todo lo relacionado con la autora, su mundo, su obra.
   Mi pregunta entonces fue: ¿Nosotros podríamos hacer algo así con nuestros autores? ¿Cuantas de estas sociedades, agrupaciones, clubes o como queramos llamarlo, existen en nuestro país? ¿No creéis que lo primero que diríamos de algo así es que es friki? Quizás sean los genes culturales diferentes, el clima plomizo que invita a crear clubes o los efectos de la cerveza caliente, vaya usted a saber, pero lo cierto es que no veo yo esa pasión por cuidar de nuestros clásicos.
   Reconozco mi ignorancia sobre el tema, pero en una búsqueda rápida por Internet lo más que he encontrado han sido fundaciones de escritores, una fundación dedicada a Camilo José Cela y la Asociación de casas-museo, no mucho más. Si me equivoco en esto, que alguien me lo diga; no sabéis lo contenta que me iba a poner.
   
   Tampoco se trata de imitar por imitar, pero si celebramos Hallowen como si hubiéramos nacido con una calabaza entre las manos, contando historias de terror y pintándonos la cara de moribundos, pues podríamos poner el mismo entusiasmo en imitar este amor por los clásicos que tienen nuestros vecinos anglosajones.
   Un país con seis premios Nobel de Literatura en la mochila tiene material donde elegir. Si quieres terror, puedes leer las Leyendas de Becquer; si quieres amor, ahí está Fortunata y Jacinta, de Galdós, me río yo de los culebrones; si quieres fantasía, leete Alfanhuí, de Sánchez-Ferlosio; si lo que te gusta es el dramón, con La casa de Bernarda Alba vas bien servido; y así "hasta el infinito y más allá". No quiero ponerme sentenciosa, solo abrir un pequeño debate sobre el por qué de nuestra dejadez hacia nuestros clásicos. ¿Es nuestro programa educativo? Puede, pero no exclusivamente. Hemos visto hasta la saciedad versiones diferentes sobre obras de Shakespeare, Dickens o la propia Austen. ¿Cuantas hemos visto sobre obras de Galdós, Lope de Vega, Cervantes, Delibes,  Zorrilla,  Cela, o García Lorca? ¿No hay directores o actores capaces de llevarlas al cine o al teatro? No me lo creo. Pilar Miró lo hizo con El perro del Hortelano, y fue un éxito. Pero de eso hace tanto tiempo que nos parece la Prehistoria.
   ¿Qué pensáis vosotros del tema? ¿Quizás me he puesto demasiado dramática? Bueno, a veces, soy un poco dramática.

6 comentarios:

  1. Yo no creo que seas dramática, sino que la situación lo es. Coincido contigo en todo lo que has expresado. La verdad es que hay cosas de este país que yo no entiendo; nos gusta echar tierra sobre nuestro propio tejado y no sé por qué. Claro que hay cosas malas en España, pero también las hay muy buenas, como nuestros clásicos. Parece que les tenemos miedo, pero luego nos encantan los clásicos de otros países. Yo soy la primera que lee clásicos extranjeros, pero ¿por qué olvidarnos de los nuestros si son igual de buenos?
    En mi ciudad, Sevilla, la casa de Bécquer se derribó, y aunque él está enterrado en pleno centro de la ciudad, apostaría a que muy pocos sevillanos lo saben; la casa de Cernuda es una cristalería en muy malas condiciones, y así hay mil casos más. En fin, es muy triste, pero es lo que hay, y como parece que actualmente no tenemos una conciencia social, sino más bien individualista, no creo que la situación vaya a cambiar.
    Besos.

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    1. Esperemos que cambie o, por lo menos, mejore. Creo que es algo que llevamos en nuestros genes; habrá que luchar contra eso. ¡Arriba ese ánimo! ;)

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  2. Estoy totalmente de acuerdo. A veces nosotros somos nuestro propio enemigo y parece que de lo único que sabemos presumir es de la paella y de la tortilla de patatas (… y mira qué nos ponemos cazurros, ¿eh?… ) ¿nos da vergüenza?

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    1. Gracias por comentar "anónima", me hace mucha ilusión. Y sí, tienes razón: publicitamos la paella como la octava maravilla.¿Es vergüenza o ignorancia? Solo tenemos cultura televisiva y, ¡claro!, ahí no caben los clásicos. ¡Ay!

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  3. Puestos a reivindicar a los clásicos... y teniendo en cuenta las fechas que se aproximan. ¿Qué tal sustituir las calabazas por una representación de El Tenorio, como dios manda...? Zorrilla no se quedó corto al enfrentar maldad/inocencia ni en colocar, sobre un fondo religioso, asesinatos, espectros, cementerios, etc. ... A ver si la tonteria del truco/trato lo supera??

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