lunes, 6 de mayo de 2013

La historia de China contada por un fantasma

Siempre me han gustado las historias que transcurrían en países lejanos. Me encanta viajar y hay sitios a los que no creo que pueda ir, así que los libros me ayudan a conocer y a imaginar esos lugares, sobre todo si son tan diferentes a nosotros como lo es China.

   
   Sin embargo, confieso que lo único que había leído hasta el momento sobre este país habían sido las novelas de Pearl S. Buck: Viento del Este, viento del Oeste; La buena tierra o La estirpe del dragón. Fue por eso por lo que elegí a esta escritora,  Lisa See. Me pareció una buena forma de leer algo diferente, por una autora más actual y de origen chino, y elegí El pabellón de las Peonías, que, además, transcurría en el siglo XVII, una época aún más desconocida para mí. Y la verdad es que nunca me he alegrado tanto de haber seguido mi olfato. Disfruté un montón con esta novela.

   No suelo guiarme por las modas o las ventas o por "lo que dice todo el mundo" de un libro o de un autor. Suelo seguir mi instinto y, por suerte, me falla muy poco (aunque alguna vez me haya tenido que tragar un buen  petardo). ¿No os ha pasado nunca? A mí bastante a menudo. Cuando tengo un libro entre manos, la cubierta o el resumen que suele incluir la solapa, me tiene que dar buenas vibraciones. Si no, ya puede ser la novela con mejor crítica del mundo que no me siento capaz de leerla. Sé que no es una postura muy razonable, pero como para mí leer es un placer, me dejo llevar.
   El caso es que este libro estaba en casa de  mis padres, en una de sus estanterías y su cubierta me llamó la atención. Leí un poco el resumen de la novela, la pequeña crítica que se incluye, un poco sobre la historia de la autora y me lancé. Sentí el pálpito. ¡Cómo disfruté! Nunca había leído nada tan original. Además de contarnos una parte muy importante de la historia y de la cultura china, la autora hace que todo sea narrado por un fantasma, con sus sensaciones, su particular noción del tiempo, su visión del más allá, de la religión, de la sociedad.

   La autora hace un recorrido histórico de China en la época en que los manchúes se apoderan del país, establecen sus propias costumbres y reglas y someten, de forma brutal, a la población. Es una época de convulsiones en donde, sin embargo, surge un movimiento de mujeres poetisas, en medio de una sociedad absolutamente machista, que tenía relegada a la mujer a los últimos rincones de la casa.
   Es muy curioso ver como conviven en la misma sociedad, mujeres escritoras, que crean clubes literarios, con  la horrible costumbre de vendar los pies a las niñas desde muy pequeñas, lo que les producía un enorme dolor. Vemos contradicciones tales como representar una ópera escrita por una mujer mientras el cabeza de familia podía adoptar un hijo, ya en edad adulta, si no había tenido descendencia masculina o no había podido casar a sus hijas, para que pudiera heredar sus bienes y, lo más importante, perpetuar su apellido y honrar a los antepasados.
   Toda la cultura de la muerte y todas las creencias en el más allá se presentan como hechos de la vida cotidiana de nuestro amigo el fantasma, de manera que no resulta aburrido en ningún momento, no hay una retahíla de descripciones o narraciones de costumbres o ritos. En absoluto, todo se presenta como el día a día normal de un espectro cualquiera: por dónde se mueve, con quién se encuentra, qué es lo que hace... algo así como "un diario de ultratumba".
   En fin, creo que hay  pocas veces en las que podamos contar con la visión del muerto, como en este caso. Por eso, si tenéis la oportunidad de conseguir el libro, leedlo, no os arrepentiréis, seguro. Está bien escrito, hay momentos de tensión, de ternura, de lucha entre fantasmas... ¿Qué más se puede pedir?





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